CAPITULO 8

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Cada pincelada que daba representaba un respiro y apoyo a mi estado emocional, siempre había sido así, siempre había sido mi mejor terapia, había crecido pasando la mayoría de mi tiempo en la soledad de mi habitación colocando sobre el lienzo las ...

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Cada pincelada que daba representaba un respiro y apoyo a mi estado emocional, siempre había sido así, siempre había sido mi mejor terapia, había crecido pasando la mayoría de mi tiempo en la soledad de mi habitación colocando sobre el lienzo las diferentes imágenes que mi memoria guardaba, tal vez era esa la razón por la cual mis manos habían comenzado a retratar la imagen de un lobo sin importar que aquello estuviera levantando una oleada de murmullos por parte de las improntas detrás de mí, pero aunque el sonido de murmullos apaciguara el único otro sonido en la habitación que costaba del suave roce del pincel sobre el lienzo, yo no lograba averiguar qué era lo que susurraban entre ellas, aunque tampoco necesitaba escucharlas para saber que de seguro el grupo de mujeres estaba discutiendo el porque yo estaba pintando un lobo si se supone no recordaba nada o tal vez lograban reconocer algún parecido del lobo sobre el lienzo con alguno de los lobos de la manada Quileute.

-wow ¿todo mi club de fans decidió hacer reunión? – cuestiono Quil interrumpiendo los murmullos, no necesite verlo para saber que se trataba de él, aun así me gire para ver como el chico con una apariencia más descansada atravesaba el grupo de improntas que le lanzaban comentarios que desaprobaban su pregunta, pronto todas comenzaron a despedirse de mi con un movimiento de sus manos para luego percatarme de que me encontraba de nuevo a solas con Quil en aquella enorme habitación, deje de mirar el umbral de la puerta por la cual habían desaparecido para girarme a ver el cambia formas que examinaba con atención el lienzo frente a nosotros. – Leah llego a la sala comentando que estabas pintando un lobo, yo creí que me estaba mintiendo. – comento de forma distraída y deje de mirarlo para ver de nuevo el lobo sobre el lienzo.

-¿Por qué seria eso extraño? – cuestione, vi como el chico entrecerraba los ojos mientras meditaba como responder.

-me refiero a que pintas realmente hermoso pero... ¿Por qué un lobo? – cuestiono un par de segundos más tarde.

-últimamente sueño con lobos. – comenté de forma inocente y por el rabillo del ojo vi como Quil dejaba de mirar el lienzo para clavar sus ojos en mí.

-¿Cómo te sientes?

-¿Cómo me hace sentir ver un lobo en sueños? – pregunte girándome para mirarlo, Quil asintió de forma tímida ante mi pregunta. – los lobos son salvajes. – explique. – siempre creo que van a devorarme.

-no tienes nada que temer. – comento con una mirada sincera. – esos lobos nunca van a lastimarte. – medite sus palabras un par de segundos, tal vez Quil tenia razón, todos los cuentos de hadas y cada historia de la vida humana es diferente dependiendo de la perspectiva desde la que sea contada, el hecho de que caperucita roja sea la víctima en su historia se debía únicamente a que el lobo era más fuerte e imponente que ella pero... ¿implicaba eso que caperucita era una buena persona?, en la vida real la historia pudo haber sido deformada tantas veces como fuera posible para que la chica pareciera la víctima sin necesidad de haberlo sido realmente, claro que en cada versión que leí sentí pena por caperucita, pero aquella noche al abandonarme en el bosque la mujer me había llamado caperucita y yo era consciente de que frente a mi había un chico con la capacidad de transformarse en un enorme lobo; sin embargo, sentía que si entre nosotros dos había una víctima ese era el y la villana de la historia era yo.

The Vulturi's Girl |Quil Ateara| |Libro 7| de la serie: 'improntas'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora