6. Confesiones

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La madre de Alexi no podía quedarse hay, los sintéticos empezaron a caminar y disparar en dirección a la puerta, tomó a su hija en brazos y empezó a correr adentro del edificio, se topo con Rodrigo y Henry que le hicieron señas que entrará en un cuarto que estaba al lado del aula, ella al no tener más opción atravesó la puerta seguida de los dos amigos y vio que era la cancha de fútbol, los dos amigos se adelantaron y le dijeron que se metiera abajo de las gradas de madera, los 4 se metieron y guardaron silencio, entre los que aún estaban adentro se encontraba Sari y algunos estudiantes y padres, en total eran 14, los maestros, la directora y algunos más sí pudieron salir antes que la muralla se apareciera, todo era confuso, de pronto Henry entre el silencio hablo.

-¿¡Donde está Alexi!?

-No lo logro -dijo entre sollozos la madre de Alexi- ¿¡que diablos son esas cosas!?

-Shhh -susurro alguien desde el fondo.

Todos guardaron un silencio que duro 3 eternos minutos hasta que se vio interrumpido por un sintético que abrió las puertas de un golpe, todos lo veían por el espacio entre las gradas, la oscuridad era casi total y no se veía muy bien pero el sintético abrió un bolsillo que tenía en su pantalón anaranjado y sacó de él una linterna pequeña, estuvo alumbrando por un rato pero las personas estaban tan bien escondidas que no las vio, el sintético registro más los lugares como atrás de las cajas o de unas duchas que habían atravesando una puerta, reviso casi todos los lugares obvios para esconderse y después decidió buscar en lugares poco comunes, los buscaba dentro de las mismas cajas y miraba hacia arriba para verificar que no estuvieran colgados en la cuerda de entrenamiento, a pesar de que eran buenos en disparar a los objetivos no eran para nada buenos encontrando cosas, continuo con una inútil búsqueda porque en ningún momento se acerco a donde estaban los demás, al pensar que no había nadie en ese lugar empezó a caminar en dirección a la puerta de salida, todos se sintieron muy aliviados pero... Riiiin Riiiin Riiiin, empezó a sonar un teléfono, un padre que estaba hasta el fondo estaba recibiendo una notificación de su agenda y aunque la cancelo lo más rápido que pudo ya era tarde, el sintético lo escucho, este empezó a caminar muy lentamente hacia el lugar donde vino el ruido, sacando su linterna y una especie de metralleta pero con luz azul, todos sabían que no tenían escapatoria, solo había una salida y si se iban corriendo los matarían a todos, el sintético estaba ya a unos metros y cuando ya estaba enfrente de las gradas de un golpe con su mano creo un gran agujero, por el miedo de morir algunos empezaron a llorar.

-Por favor no nos lastime -lloraba una mujer anciana que estaba enfrente- no hemos hecho nada malo... -añadió mientras unas lágrimas dibujaban dos líneas en su rostro.

Pero los sintéticos no entienden de lástima, solo cumplen con su objetivo, matar, poniéndose la linterna en el hombro (tenía un soporte) empezó a levantar su metralleta apuntando a la cabeza de la anciana, un láser rojo estaba apuntando entre las cejas de la señora que empezó a cerrar los ojos, lista para morir, el sintético puso su dedo en el gatillo PAM!!! se escucho en toda la cancha pero no había sido el sintético... Algo o alguien le había disparado desde atrás, un chorro de sangre (sintética también) empezó a salir de la frente del sintético entre sus cejas y luego cayó al suelo, a unos metros una sombra que tenía una pistola era visible, los demás se asustaron al verla y está se acerco hacia ellos, uno de los padres tomó la linterna de el sintético caído y alumbró hacia la sombra que les salvo la vida, era un hombre alto con un traje no tan grueso de metal color negro con luces apagadas en sus hombros, con un casco con visor algo delgado de vidrio de color celeste, este encendió las luces que tenía en los hombros y vio a todos.

-¿Hay más supervivientes? -dijo este con una voz robótica, era algo obvio que no era naturalmente así pero si que la estaba modificando.

-N-no -respondió Henry- somos los únicos que no pudieron salir.

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