Capitulo 47. La Clave de la Tarjeta.

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Yo debo retirarme...– digo saliendo y corriendo; no me dirijo al baño, quiero regresar a casa.

Después de todo Adrien tiene buena compañía ahí. Una hermosísima mujer......... ........ .......... ..............................................................................................................................................................................

POV. ADRIEN.

-Creí haberte dicho que no te quería ver otra vez en mi oficina...– frunzo el ceño al verla en mi oficina y sentada en mí silla. Ya había venido muchas veces al parecer con intensión de recuperarme lo tome con calma creo que ni siquiera le di importancia pero se vuelve algo molesto.

Camino y la observo fríamente para que se levante, es que esta mujer no causa ya nada en mi ni siquiera atracción. Es un pasado que prácticamente olvide con Marinette.

-Pensé que podía quedarme a esperarte mientras salías de tu junta.. – dice mirándome con un puchero.

–Deja de mirarme así...–

–¿Por qué? Acaso estoy causando que tú amor por mí despierte otra vez...– dice sonriente, mostrando sus perfectos dientes blancos.

- Eso no sucederá, lo único que me causas es lastima... – y su sonrisa se borra pero sigue ahí sentada en mí estúpida silla. Que mujer tan molesta y empalagosa; acaso se quiere pegar a mí como un chicle. A la única que tal vez quisiera pegada como un chicle es a Marinette, pero ella solo prefiere mantenerse alejada de mí, aunque en este tiempo hemos estado más cercanos. Pero jamás se ha pegado a mí de esta manera sería extraño si hiciera eso pero tenerla cerca me distraería demasiado en vez de molestarme.

Desvío mi mirada y veo una bolsa parecida a la de Marinette donde me manda el almuerzo. Empiezo a mirar por todos lados –¿Quién trajo esto.. – digo observándola.

-Una asistente creo, no recuerdo...– dice para cruzar sus brazos sobre su pecho dispuesta a quedarse en mí silla. Pero eso no me importa ahora ¿Dónde está Mari? – Lyla...– digo empezando a tensar la mandíbula – quiero que te vayas...– digo molesto.

-¿Qué? Pero quiero quedarme contigo hacerte compañía y sobre todo hacerte cambiar de opinión para que regresemos... – camino en dirección de ella, la observo enojado y la tomó de su antebrazo –Adrien que sucede... – dice sorprendida –porque... tan de repente estas molesto...-

- Dije que te vayas...- la miro severamente, de repente mi humor de soportarla se ha marchado. La encamino hacia la puerta para abrirla y empujarla afuera.

Ella me mira sorprendida e intenta entrar nuevamente pero no la dejo - Mi bolsa sigue adentro.

Observo dentro de mi oficina y afectivamente su bolsa está ahí en la silla, camino en dirección de su bolsa ella se queda mirándome, tomo su bolso y voy donde ella para entregársela de mala manera y cerrar la puerta bruscamente.

Cuando me enojo realmente puedo ser peor de lo que aparento. Soy el peor enemigo cuando estoy molesto.

Suspiro enojado, ¿Qué rayos pasó..? Porque ella se fue sin decir nada; si esta mañana estaba entusiasmada de almorzar conmigo aquí. Empiezo a marcar a su número pero me manda al buzón y empiezo a caminar en la oficina de un lado a otro.

Presiono el botón que llama a mi secretaria- Venga a mi oficina- al poco rato tocan a mi oficina.

- ¿Señor?-

- ¿ Me puedes decir por qué no puedes hacer bien tu trabajo?- digo alzando la voz – Recuerdo claramente que te dije que le comentaras a mi esposa que me esperará mientras salía de la reunión.-

Miraculous. Forzados a Casarnos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora