Capítulo 15/14

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Cap. 15

La pantalla se oscurece frente a sí y se recuesta sobre el respaldar de su silla. Aún no puede creer lo que acaba de hacer y menos la respuesta que recibiría. Se pasa una mano sobre su frente y se da cuenta de la ligera capa de sudor que le recubre. Sonríe, ¿En serio casi se la sale el corazón con eso? Empieza a reír suavemente, ¡Es uno de los mejores capitanes de la flota! Y se encontraba actuando como una quinceañera a la que llevan a su primera cita. Mira el monitor y lo vuelve a encender. Está completamente solo y necesita distraerse, además, ¿Cuándo fue la última vez que escribió algo?...

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Toma un largo sorbo que deja vacío su vaso, ¿Cómo fue que se metió en aquel embrollo? Rememora bien y suspira. "Ah, si. Yo me ofrecí"

- Escucha, duende. Estoy aquí para ofrecerte mi conocimiento y experiencia en estas cosas - dice al vulcano para que guarde silencio - no para escuchar los posibles escenarios catastróficos de tu maravilloso plan.

- Si está para brindarme su conocimiento y experiencia en cuanto al tema, entonces estoy perdido- respondió Spock, sentándose por fin frente a McCoy y, para sorpresa de éste, sirviéndose una copa.

- ¡Oye! Capté la indirecta, ingrato de sangre verde - le señala con un dedo y frunce el ceño. - Que mi matrimonio haya fracasado no significa que les suceda a todos y lo sabes.

- En efecto. - el mestizo eleva una ceja mirando al doctor.

- Tienes un pésimo sentido del humor, Spock.

El vulcano ladeo la cabeza.

- Si tantas personas lo dicen, ha de ser cierto.

McCoy se rio del comentario; sí, era malísimo para ello.

- Spock, dime lo que planeas hacer.

El vulcano desvió la mirada ligeramente, pero Leonard se dio cuenta de su incomodidad. Spock se levantó y fue a buscar algo que llevaba en uno de los bolsillos de su chaqueta, la cual había dejado sobre un sillón; luego, se volvió a sentar frente al doctor, mostrándole aquel pequeño objeto.

Era una cajita que, al abrirla, revelaba una sortija dorada con una pequeña inscripción en vulcano y en estándar. "T'hy'la".

- Es hermoso, Spock, creí que los vulcanos tenían otros rituales, no anillos y eso.

- En efecto, Leonard - respondió con un asentimiento- pero Jim es humano y yo en parte también lo soy. Se lo propondré como lo hacen los humanos.

- Bien, Spock. - McCoy se cruzó de brazos con media sonrisa - muéstrame cómo se lo propondrás.

El vulcano le miró con incredulidad.

- No creo que sea necesario...

- Estoy aquí para asegurarme que no metas la pata, ¿No? Yo ya pasé por eso más de una vez, relájate.

Spock se detuvo con aquella expresión dedicada exclusivamente a McCoy que Jim clasificó como el equivalente vulcano para "Jódete".

Sin embargo, se levantó a regañadientes con la cajita en manos y se hincó frente al doctor, abriendo la caja y mostrando el anillo.

- No vas a llegar de la nada e hincarte - le regañó McCoy, luego se puso a pensar - tiene que suceder algo antes, una reunión, no sé, donde tú lo lleves a algún lugar apartado, le digas algunas cosas "románticas", tomas sus manos y ahí sí.

- Usted lee muchas novelas, ¿No es así?

- Shh.

En ese momento, la puerta de la oficina se abrió de repente, mostrando a un Scotty sonriente que se paralizó ante la escena. Spock arrodillado frente a McCoy con un anillo de compromiso.

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