Capítulo 14/13

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Cap. 14.

- Capitán - habló un joven- no recibo ninguna transmisión de la nave, ni siquiera la llamada de auxilio ¿Continúo en el intento de comunicación?

- Siga intentando, teniente. - respondió la mujer, enterrando inconscientemente sus uñas en los reposabrazos de su silla. No era nada bueno que su nave insignia pidiera auxilio y luego no respondiera.

- Tengo un mal presentimiento de esto. - murmura - Alerta roja, escudos al máximo. Avisen a las demás naves que estén alerta.

- ¿Es posible que estén...

- Están, teniente. Están bajo ataque.

Las luces rojas adornaron los pasillos de la nave, conjunto con el familiar sonido de alarma. Todos los tripulantes corrían cada uno a su respectivo puesto. Algo no andaba bien.

-0-

Aquella nave estaba diseñada para llevar una tripulación de trescientos klingon, aproximadamente, pero su tripulación era considerablemente más reducida que esta cifra y aquellos hombres de la Federación los habían diezmado aún más. Estaba furioso, extremadamente colérico.

Tan pronto llegó a la plataforma de teletransporte, vio rastros de sangre verde por el suelo y sangre roja también. Emitiendo un gruñido histérico, arrojó su Bat'leth en dirección a la plataforma, el arma atravesó rápidamente la sala y se clavó contra la pared opuesta, provocando chispas de corriente emerger del lugar.

Se le habían escapado.

Corrió entonces en dirección al puente, no, se negaba a que se les fueran tan fácilmente aquellas sanguijuelas.

Cuando llegó, vio con frustración la puerta a medio correr y de una fuerte patada, la enderezó.

- ¿Que está sucediendo aquí? -bramó en Klinglon, pero los tripulantes en el puente no le entendieron. Así que habló en estándar, enseñando los dientes y apretando fuertemente sus puños - ¡Insignificantes criaturas! ¡¿Cómo se les escaparon unos simples humanos?! Debería asesinarlos uno a uno aquí y ahora...

El romulano más cercano se levantó y se acercó a su capitán.

- Señor - habló decididamente.- Fue un motín.

El Klingon se sorprendió pero gruñó al instante, escupiendo a un lado.

- ¿Quién merece morir?

- Fueron T'praya y Lumm, señor... Ambos están muertos.

C'ronte había visto al humano de camisa azul cargar con el cuerpo del chico, el cual portaba un gran agujero en todo el centro de su pecho y logró observar cómo Kahar, antes de morir, le enterró el Tik'leth a T'praya.

- Eso me alegra, pero no me reconforta - respondió el capitán.

Llegó corriendo un Orión al puente.

- ¡Señor! - dijo apresuradamente - lograron tomar el mando de la nave desde ingeniería...

- ¡Ya lo sé!

- Pero ya lo recuperé, señor. - terminó de hablar. - Y allá conseguí esto.

El Orionita extiende su mano, mostrando un comunicador de la flota.

- Conéctenlo, ¡Ya! Así nos dirá dónde están. No debemos perder más tiempo.

- ¿Señor...?

- Hay que cazarlos - murmuró con malicia- Si se teletransportaron, su nave no ha de estar tan lejos...

Hicieron lo que el capitán les ordenó, a pesar de que esto se trataba más de una venganza que de sentido común. Lo único que les aliviaba, era el uso del aparato de hackeo, con él, podrían vencer a la nave más grande existente.

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