Capítulo 16/15... Y Último.

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Cap. 16.

-Bien - dijo encendiendo su Padd - ¿Qué tenemos?

El castaño hizo lo mismo y miró a la chica con una sonrisa ladeada.

- Un muchacho con delirios de grandeza y un mestizo duende de sangre verde a punto de cometer la más grande pendejada de sus vidas.

La morena le miró a los ojos con frustración y un poco de diversión... Un poco.

- McCoy. - le riñe suavemente.

- De acuerdo, de acuerdo - se rio entre dientes, revisando sus apuntes.

- Spock consiguió un anillo de aleación entre oro y plata, le grabó una palabra en vulcano de un lado y estándar del otro. "T'hai... T'hi... ¿La?"

Uhura abrió los ojos con desmesura. Sí sabía que el vínculo entre sus dos superiores era fuerte, eso se notaba a leguas, pero ¿Un vínculo T'hy'la?

- Bien, continúa.

- Irá con Jim acompañado, se vestirá con traje formal y aunque no lo admita, teme echarlo a perder.

- De acuerdo, ahora - ella revisó lo suyo - Tenemos a Jim Kirk, él no tiene anillo, pero con mi ayuda en cuanto a pronunciación, tiene una propuesta vocal, se lo pedirá tomándole de las manos.

- ¿Cuándo lo hará?

- No sabe, dice que debe encontrar el momento ideal en la cena.

- Maldita sea - McCoy se contrajo en su silla - Spock dice lo mismo.

- ¿Y si... - los engranes corrían rápido en la cabeza de Nyota - Les damos una señal?

Leonard elevo la vista y sonrió.

- ¿Una señal, Uhura? ¿Algo como "¿Cucú, cucú?"

- Madura, McCoy - se rio. - ¿Qué te parece?

- Me agrada, por cierto, esto de hacer cosas a escondidas parece de agentes secretos.

- Sigue soñando - le dice la chica, apagando su Padd - Un agente jamás se habría dejado descubrir de sus amigos, para comenzar.

- En eso Nyota tiene razón - Se ríe Scotty, quien había estado presenciando todo el intercambio con un vaso de Whiskey en mano...

-0-

Todavía cojeaba un poco, pero con ayuda fisioterapéutica, se había logrado recuperar en gran medida. Sam no tenía mucho que hacer, más que esperar que la Enterprise estuviera lista para zarpar nuevamente, así que dedicaba su tiempo libre en enseñarle San Francisco a Jaylah, quien no paraba de atiborrarlo con preguntas, que, por cierto, no le tenía respuesta a todas.

- Jay, tampoco sé qué pasó con los vendedores ambulantes de perros calientes - se ríe el muchacho - creo que a todos ellos los reubicaron, no estoy seguro.

- Vaya guía turístico. - responde la chica - ¿Y por qué se llama "Perros calientes"? No se parecen a un perro. No ladran.

- Creo que deberíamos cambiar el tema.

- ¿Por millonésima vez?

- Si, Jaylah. Por millonésima vez.

Ambos habían forjado una amistad durante su estancia en Terra y a la chica le agradaba estar acompañada por Roger.

- Sam - comenzó a hablar ella - Nyota Uhura nos invitó a una cena elegante, dijo que debo ir con alguien y aún no tengo suficientes conocidos. ¿Puedes acompañarme?

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