Capítulo 11/10

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Cap. 11 Fanfiction.

Aquella celda era diferente, a medida que pasaba el tiempo, las luces se iban apagando hasta que los dejó sumidos en la oscuridad. Según el vulcano, la hora terrestre era 11:45 de la mañana en San Francisco, pero claro, ninguno de los residentes de aquella nave era humano.

Los tres se encontraban nuevamente sentados uno al lado del otro contra la pared. McCoy se había quedado dormido e instintivamente, al buscar calor, se abrazó a Spock, el cual lo dejó tranquilo y continuó su plática mental con Jim.

"Necesitaríamos que vaya a la sección de ingeniería... Si es que hay una en esta nave. Allá ella debería poder conectar el comunicador y poder enviar mensajes en una frecuencia oculta"

"Tiene lógica, sin embargo, aún hay un tema que hay que tratar. El amigo de T'praya que también quiere rescatar"

" Ni siquiera sabemos quién es y si confía o no en nosotros"

" En efecto, necesitamos hablar con él también"

"¿Algo más?" - Jim mira a Spock, hay algo que no le quiere decir y él lo sabe. - "¿Nada que quieras comentar?"

Por supuesto, Spock se dio cuenta. Le dijo.

"Jim... No sabemos cuántos rehenes hay acá, pero si hay posibilidad, deberíamos intentar sacarlos a todos, no era broma."

El capitán ya se lo esperaba y le sonrió.

"Me encanta cuando eres altruista"

Estirándose un poco, dejó un pequeño beso en los labios del vulcano. Y continuó.

"De hecho, también lo estaba pensando"

"Es posible que, al salir de la celda, podamos desactivar la seguridad de las demás"

"Es posible" -estuvo de acuerdo Kirk- "Pero ahora, deberíamos tratar de descansar"

Dicho esto, ambos miraron hacia McCoy, quien tenía un brazo rodeando al vulcano y su cabeza descansaba sobre su hombro. Jim sonrió burlonamente.

"¿No te preocupa leer su mente accidentalmente mientras duermes, Spock?"

El vulcano elevó una ceja en dirección al rubio.

"Un poco..."

-0-

Tenía que abordarlo de alguna manera, no podía simplemente arrastrarlo en sus planes. No le haría eso. Lo más difícil justo en ese momento era sacarlo de sus aposentos. ¿Por qué? Porque él compartía recámara con los demás Oriones de la nave y vivían en un desenfreno sexual constante.

Ella no iba a ser arrastrada por las feromonas que éstos emitían, así que debía entrar lo más rápido posible.

Tomó una gran respiración y se adentró al cuarto.

Ya era de noche en la nave, lo que significaba fiesta en aquel lugar, tan pronto las puertas se abrieron, ella pudo sentir lo densa que era la atmósfera y lo primero que oyó fueron gemidos, risas y conversaciones.

Los tripulantes eran libres de pasarse al cuarto de los Oriones en su tiempo libre, pues además de los dos que eran fieles seguidores del capitán de aquella nave, el resto eran esclavos sexuales.

Buscó entre el gentío, aguantando el aire y apresurando el paso, hasta que vio al chico de piel amarilla recostado en una cama con un padd en la mano.

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