Aunque Yami no lo quisiera, tanto Mana como Yūgi insistieron en acompañarlo hacia el club de arte cuando acabaron los exámenes de aquel martes.
El aula todavía estaba vacía, pero algunas pinturas habían cambiado de lugar respecto a su ubicación del día anterior.
Mana flotó entre lienzo y lienzo observando con cariño cada obra que aparecía ante ella.
—Uh... Esta es buena —señaló la del cielo nublado que Yami había visto con anterioridad. Tenía una sonrisa en el rostro, pero pronto frunció sus labios en una línea recta e inclinó la cabeza —, pero...
—¿Pero...? —Yūgi también se acercó —. ¿Hay algo malo? Yo veo una réplica exacta del cielo en este momento —comentó intercambiando la mirada entre el lienzo y la ventana abierta.
Mana asintió.
—Sí, es exactamente eso —contestó volviendo a sonreír —. ¿Sabes? El arte se trata de interpretar, no de copiar. No es malo, pero no veo mucho de su «yo» en su pintura.
En algún punto de lo dicho por Mana, Yami sintió un déjà vu, lo que lo hizo sonreír.
No había ninguna duda acerca del gusto de Mana por las artes.
—Huh... Ahora que lo dices... —Yūgi se llevó una mano a la mandíbula y frunció los ojos cual crítico y asintió —. Creo que de alguna forma entiendo lo que dices.
Mientras los tres se inclinaban cerca de la pintura para apreciarla un poco mejor, ninguno se dio cuenta de la profesora ingresando al aula con un par de cuadernos en las manos.
—¡Oh! ¡Ahora hay dos Mutōs! —exclamó de pronto dando un salto al mismo tiempo que sorprendía al par de hermanos.
Mana solo pudo reír.
—¡Qué agradable!
—Qué chistosa —Yami rodó los ojos con una ligera sonrisa.
—Somos hermanos mellizos —comentó Yūgi también con una sonrisa antes de señalarse a sí mismo —. Yo soy Yūgi, por cierto.
La mujer asintió sonriendo y acomodándose los lentes sobre el puente de la nariz.
—¡Oh, ya veo! ¡Me sorprendieron! —rió —. Así que... Yami, vienes por tu respuesta, ¿no es así?
Yami asintió y la maestra se acercó a su escritorio para abrir de uno en uno cada cajón hasta dar con el tercero. De ahí, el sonido de algunas hojas moviéndose llenó el silencio del aula, segundos en los cuales Yami y Yūgi solo pudieron compartir una mirada, para después sacar un solo papel.
—Personalmente no conozco a ninguna Mana —dijo, entonces, haciendo que sus esperanzas disminuyeran —. No hay nadie inscrita en la escuela con ese nombre, y tampoco alguien en alguna academia de artes durante los últimos meses, pero sé de alguien que quizá sepa quién es esta chica.
—¿En serio? ¿Quién? —ambos mellizos preguntaron al mismo tiempo logrando que Mana y la profesora rieran.
—No desesperen, debería estar aquí en-... —al mismo tiempo que elevó su mirada al reloj ubicado en la parte superior del muro del salón, alguien golpeó la puerta haciendo notar su blanco cabello por la ventanilla del medio —. Oh, ese debe ser él.
Una vez más, Yami y Yūgi compartieron una mirada ignorando el hecho de que, a cada segundo, por alguna razón, Mana retrocedía un poco más.
Cuando el chico se asomó, quien lo reconoció más rápidamente fue Yūgi, pero la maestra no tardó en arribarlo al medio del aula y hacerles señas para que se acercaran.
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LA CHICA DEL ROMPECABEZAS [COMPLETO]
FanfictionYami solo terminó el Rompecabezas, luego algo extraño sucedió y ella apareció. Ella apenas puede recordar sobre sí misma. No sabe por qué está ahí y no tiene idea de si debería. Ella parece ser un alma perdida en el mundo terrenal, sin embargo ella...