Deal {Kim Taehyung}

17

Lia escupió el agua de su boca al lavabo y depositó su cepillo de dientes en el vaso junto al otro único cepillo que había. El de Taehyung. Miró su reflejo en el espejo. Su pelo lucía despeinado y alborotado después de la reciente sesión de karaoke, y sus labios aún enrojecidos a causa de la acción de los de Taehyung hacía tan solo minutos atrás.

Fue entonces cuando volvió a repetirse el mismo hecho en su cabeza: ella le gustaba a Taehyung. De tanta felicidad sentía hasta pequeñas punzadas en el corazón e incluso se encontraba algo mareada. Los besos de Taehyung parecían haberla extasiado como una droga. Y quería más.

Salió del baño caminando despacio hasta la habitación del chico. Al llegar se encontró con él sentado a los pies de la cama, luciendo algo pensativo, pero fue cuestión de segundos tras la aparición de Lia en aquella estancia para que el mayor se levantara con nerviosismo.

-Ah... puedes ir poniéndote cómoda. -le indicó.- Yo usaré el baño ahora.

Taehyung pasó por su lado para dirigirse al baño, dejando a Lia de nuevo sola. Se tumbó en aquella cama, la misma donde hacía unos días había dormido la siesta con él, y una sensación de placer la envolvió al percibir el particular perfume del chico impregnado en las sábanas y la almohada. Lia sentía que iba a estallar de felicidad.

Taehyung regresó a la habitación al cabo de unos minutos, y contempló a la chica en su cama mientras cerraba la puerta. Caminó hasta ella con algo de torpeza, pues parecía estar siendo carcomido por los nervios.

Lia y Taehyung quedaron ambos tumbados uno al lado del otro, mirando al techo, en silencio, con la luz de la lamparita encendida. Permanecieron así durante un tiempo, inmóviles, sin decir nada. Pero cuando Taehyung creyó que los latidos de su corazón estaban siendo tan fuertes que la chica iba a poder oírlos, se decidió a hablar.

-Es gracioso cómo nos conocimos, ¿no?

Lia tragó saliva.

-¿En casa de Jungkook?

-No me refiero a cuando nos presentaron. -explicó.- Sino a la fiesta de Hoseok. Cuando los dos vimos a Jimin y a Yu.

-Oh... -recordó Lia.- Sí. Es gracioso ahora, que ya no estoy colada por Jimin. Pero aquel día pensé que mi mundo se acababa.

Taehyung giró su cabeza para mirar a Lia.

-Yo también me quise morir. -admitió.- ¿Sabes? Te vi ahí, parada y escondiéndote, mirando a Jimin con esos ojitos apenados y... me pareciste adorable.

Lia miró los ojos marrones de Taehyung, que brillaban con la tenue luz de la habitación.

-¿En serio? -preguntó.

-En serio. Estaba enfrascado en Yu, pero aún así, me diste mucha penita. -Lia rió levemente, y devolvió su mirada al techo.- No quiero que vuelvas a estar así de triste nunca, Lia.

Ella, perdida entre su mirada, movió su mano lentamente sobre las sábanas hasta dar con la suya, para cogerla y entrelazar sus dedos cuidadosamente.

-Yo tampoco quiero que estés triste, Tae. -dijo.- Mereces muchas cosas bonitas.

El chico se quedó serio, mirándola; o más bien, contemplándola. ¿Cómo había tenido la suerte de conocer a alguien como Lia? Comparó inconscientemente entonces la actitud de Lia con la que por mucho tiempo creyó que era la chica de sus sueños. Yu nunca se había preocupado realmente por él. No era nadie para ella. Nunca se sintió especial con ella. Pero Lia... Lia le hacía sentirse el hombre más afortunado del mundo.

-Taehyung. -lo llamó la chica en voz baja.- ¿Puedo volver a besarte?

El peligris se mantuvo en silencio, inmóvil, pero solo por unos segundos. Se incorporó y se acercó a ella, apoyando sus dos manos a ambos lados de su cuerpo, y agachando su cabeza hasta rozar sus frentes.