II: La ingeniosa ladrona

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Von Bielefeld Wolfram, que se encontraba en la puerta de la habitación de aquel que gobierna Shin Makoku pensando en si debería dormir en su habitación o con Yuuri, temía que pudiera estar irrumpiendo en algo en cuanto entrara y viera a su prometido en un conflicto mental, no quería tener un momento incomodo. Pero ya era tarde y probablemente él estaría dormido.

Decidió que lo mejor sería echar un vistazo, en caso de encontrarlo dormido, no tendría problema en entrar y unirse, de lo contrario, si lo veía despierto, tomaría una decisión de acuerdo a las circunstancias.

Abrió aquella gran puerta con cautela lo suficiente como para poder ver el interior de esta. La abrió completamente en cuanto vió a su prometido recostado en la enorme cama.

- ¿Yuuri? ¿Estás dormido? - preguntó pero este le ignora

Se acerca a él para poder concluir que en verdad está dormido al ver aquellos ojos cerrados.

Wolfram suspira con alivio, al ver que Yuuri pudo conseguir dormir.

Con la decisión prevista, se une a él, para dormir a su lado.
El rostro de Yuuri se encuentra del otro lado, por lo que solo puede ver su espalda.

Se acerca un poco más a él, más de lo usual solo para decirle aquellas palabras que no se atrevió a decir.

- Mi hermano dijo eso, pero, los tiempos han cambiado y ahora tenemos todas esas alianzas con países humanos que antes no teníamos y todo es gracias a ti, estoy seguro que lograrás hacer algo. Apoyaremos cualquier desición que tome un debilucho como tú. Solo espero que no metas la pata, recuerda que siempre estaré ahí cuando cometas algún error... Y sobre todo... No me iré de tu lado

Moldeó una ligera sonrisa antes de acomodarse en la angosta cama y dormirse.

Un Yuuri aún despierto evitando que su prometido lo descubra, trata de controlar una ligera sonrisa que intenta escaparse.

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A la mañana siguiente, como era costumbre, Yuuri sale para realizar su entrenamiento matutino acompañado de aquel que le puso el nombre.

Ante la ligera preocupación que el Maou expresa y su nulo intento por ocultarlo, Conrad le sugiere que salga del castillo para que pueda dar un paseo en el pueblo, sin saber que detrás de esas palabras está un rubio caprichoso y egoísta quién le pidió a Conrad decirle eso a Yuuri.
Al ver el intento de su padrino por consolarlo, accedió a ir, después de todo, visitar a su pueblo no estaría nada mal.

Después de haber almorzado, el trío se dirijo al pueblo cabalgando. Al paso de unos minutos, se percatan de varios comerciantes instalados en tiendas que ellos mismos elaboraron con alguna que otra lona y otros materiales para detenerla, por lo que deciden dejar a los caballos e ir hacia ellos.

Varios artículos fueron los que presenciaron ahí, tales como cultivos, comida y algunos alimentos dulces de distintas formas, sabores y tamaños que captaron la atención del rubio a quien le brillaban los ojos con tan solo verlos y es porque, había un local lleno de toda clase de comida dulce.
A Yuuri le daba algo de gracia al ver a su prometido teniendo esa clase de expresiones, realmente puede ser tan lindo en ocasiones.

- Wolf ¿Quieres llevar algo de esto?

Al escuchar las palabras del pelinegro, sacude un par de veces su cabeza tratando de desviar su atención de aquellos dulces y se incorpora a su típica postura cruzando sus brazos.

- De ninguna forma adquiriría esta clase de comida de personas como estas

- Vamos Wolf, no tiene nada de malo probar algo diferente de vez en cuando - lo dice mientras trata de encontrar algo adecuado para él - Puede que te sorprendas - sonríe al terminar de decirlo

Mi Fortaleza *Yaoi* [Kyou kara Maou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora