Mi Fortaleza *Yaoi* [Kyou kara Maou]

XX. El Peso de la responsabilidad

No sabía si su percepción le había dado la correcta deducción ante el hecho, pero definitivamente no podía sacar otra conclusión que no fuera esa, ahora, ¿por qué? 

Observó a Isabel, sus pupilas viajando lentamente hacia ella, siendo difícil para él moverse demasiado ante la información que está recibiendo y aún está digiriendo, y vio también la confusión sobre ella, quizá mucho más que él; sus cejas casi haciéndose una, sus labios apretados entre sí formando una mueca visible, y sí, era bastante sorprendente la reacción de la chica que se mantiene impasible la mayoría del tiempo ante todo tipo de situaciones, eso solo hacía al rey confirmar sus suposiciones acerca de estar delante de un grupo de la misma tribu que Isabel. 

Los soldados alrededor de ellos, en defensa, con sus espadas empuñadas hacia ellos y un escudo como medida de protección, trataban de acercarse lo más que podían, pero apenas un centímetro de intervención y se veían atacados con flechas perfectamente lanzadas sobre sus piernas principalmente, pero aprovechaban cualquier otro punto de carne que el escudo no lograba cubrir, por más pequeño que sea, para atacar también. Pero sólo eso, ni siquiera intentaban dañar a los soldados gravemente. Todos estaban aterrados, tratando de mantenerse firmes y cumplir con su trabajo, aún si les causaba completa inquietud la capacidad de aquellas criaturas, notando la rareza de sus características, sobre todo, el cabello negro el cual espantaría a cualquiera apenas lo viera. 

Pero Yuuri no tenía miedo. 

Lo sentía, había algo en él que le decía que no había peligro delante de él, quizás instinto, no lo sabía, pero tenía la necesidad de ir con ellos y quizá ¿hablar? no estaba seguro. Lo único que notó con ímpetu dentro de él, es un sentimiento de empatía. Ese sentimiento emergiendo en él le hizo dar un paso adelante, pero movimiento que no fue inadvertido por Isabel, pues apenas sintió al rey moverse y ella colocó una mano delante de él para detener cualquier cosa que quisiera hacer. 

Yuuri la miró, pidiendo explicaciones con la simple mirada e Isabel lo miró de vuelta, haciendo al rey estremecer ante la frialdad en sus ojos. 

— Déjame estabilizar la situación primero. — más su tono destilaba algo de preocupación. 

Yuuri solo asintió. 

La vio dirigiendo con velocidad sus ojos sobre todo lo que su campo de visión pudiera arraigar, hasta que se detuvo en un punto en específico, el cual no dudó en ir hacia él, pasando de largo al grupo de starkes y yendo aún más lejos, por donde un montón de arbustos y árboles, perfectamente cuidados, se hallaban. Su mano y parte de su cuerpo se hundió en uno de los arbustos, tratando de alcanzar algo que los demás pudieron identificar cuando Isabel lo alzó, captando que ese algo se trataba de una persona, la cual se mostró aterrada una vez Isabel la sacó del arbusto; un chico con apariencia de doce años –pero que en este mundo sería mucho más– siendo sujetado del brazo por Isabel, la cual mostraba un expresión dura. 

— Haz que bajen sus flechas. — le ordenó sin rodeos. 

— N-no puedo hacer eso, yo no les doy órdenes. — eso consiguió una mirada de Isabel, donde se veía que claramente no le creía ni una palabra sobre eso. 

El chico se mantuvo firme a sus palabras, pero aún así encogiéndose por la presión de Isabel. 

— ¡Bien! — dijo de repente — Eso quiere decir que no se detendrán aún si pasas en medio de las flechas. — eso le aterró, más al ver como lo forzaba a través de su agarre a acercarse a los demás. Usó todas sus fuerzas para mantenerse en ese lugar, pero la fuerza de Isabel era claramente mayor, pues no podía hacer nada en su contra, moviéndose al peligro con sus pies arrastrándose y con Isabel cargando casi todo su peso sobre su mano. Los latidos de su corazón aumentaban conforme los metros de distancia se reducían y finalmente su respiración se cortó cuando estuvo a solo unos centímetros de donde sus compañeros se encontraban disparando flechas constantemente hacia aquellos soldados que trataban de contenerlos. Él sabía que ellos podían controlar las flechas que tiraban hacia sus oponentes perfectamente, pero qué pasaría si él irrumpiera en aquel lugar de improviso, ¿podría salir sin algún rasguño?