XIII. Las consecuencias de Nadja

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El viento metafórico de soledad recorría la habitación en la cual el Maou descansaba y se recuperaba de aquellos efectos que el alcohol le produjo.

Se revolvía en su cama y se esforzaba por abrir sus pesados párpados.

Observó a su alrededor y trató de comprender la situación. No estaba en el castillo ni en ningún otro lugar del cual tuviera conocimiento. Estaba totalmente solo, recostado en aquella cama grande, en una cómoda y bella habitación con tonos claros en las paredes y ciertas decoraciones de pinturas bastante extrañas.

Lo primero que se le vino a la mente al recobrar algo de conciencia, fue aquella alianza que acababa de firmar hace unas horas.

¡Es cierto! Se encontraba en Shimaron.

Firmaron la alianza, disfrutaron de un momento agradable con la reina y después... esa parte la recordaba vagamente, pero sabía que había ido detrás de Isabel cuando ésta se dirigía a beber.

Se giró boca arriba y recargó su mano en la frente.

Había tomado la decisión de beber algo de igual manera y no terminó nada bien. Ni él tenía idea de por qué lo había hecho.

Giró su cabeza a un costado y notó, efectivamente, la soledad en la que se encontraba; su prometido no estaba ahí. Después de años de compartir una cama para dormir, pocas eran las veces que eso no sucedía.

Se esforzó por reunir información sobre la última vez que lo vió, pero solamente pudo recordarlo compartiendo una mesa con Nadja.

Se mordió ligeramente su labio al recordar tal escena, no sabía exactamente porqué estaba molesto, pero tenía un deseo de buscarlo ya mismo, pues no tenía un buen presentimiento acerca de eso.

Se sentó al borde de la cama y enseguida recibió un dolor de cabeza, nada que no pudiera soportar y poco le importó.

Notó que alguien había puesto pijamas en él. Observó a todas direcciones hasta encontrar algo con lo que vestirse y toparse con una cambio de ropa a lado de él. La revisó y se sintió aliviado al ver que era su habitual ropa y no las extravagancias que la reina le otorgó. No tardó en vestirse y salir de la habitación.

Se sintió desorientado al momento de abrir la puerta y no saber exactamente dónde se encontraba. La noche anterior pudo observar solo un poco el hotel, y como no recuerda nada de cuando regresó, no tiene ni la menor idea de en cuál de todas las habitaciones fue a parar.

A lo lejos, logró ver a alguien e inmediatamente reconocerlo.

- ¡Oye, Yadir! - le gritó conforme iba a acercándose a él

- Es Nadir, su majestad. Aunque no tengo ningún inconveniente sobre como usted desee llamarme.

- Es cierto, lo siento. Solo quería preguntarte algo.

- Adelante

- ¿Sabes dónde está Wolfram?

- ¿Wolfram? - se mantuvo pensativo por un momento - ¿Su prometido Von Bielefeld Wolfram?

- Sí, sí

- Al parecer tomó de más y Nadja tuvo que encargarse de él. Lo dejó en una de las habitaciones ya que no quería molestar a su majestad el rey.

- ¿Wolfram bebiendo de más? - se sorprendió. Nunca había visto ni escuchado alguna historia del hermoso exprincipe en el cual estuviera borracho ya que se le conoce por tener gran resistencia. ¿Cuánto tuvo que beber para llegar a ese estado? - ¿Sabes dónde está?

- Al parecer está en una habitación al este del hotel. Te diré en cuál.

- ¡Gracias!

Agradeció sinceramente y aceptó las indicaciones para llegar a la habitación de Wolfram.

Mi Fortaleza *Yaoi* [Kyou kara Maou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora