XVIII: La más cruel decisión

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Las piernas que le conducían con usuales pero seguros pasos, la trasladaban al destino tras el paso de horas de entero análisis que le llevaron a tomar una decisión, el color oscuro bajo sus ojos era una prueba más, y que a pesar de la falta de descanso, Nadja no sentía otra cosa más que un efusivo impulso que le hizo levantarse e ir directo hacia aquella persona sin tener que tomar una desviación o incluso detenerse.

Sus ojos estaban llenos de furia y solo veían hacia una dirección, y más que sus ojos, era su cuerpo entero el que no pensaba pararse ni retractarse. Haría lo que ella sabe que es capaz y nadie la detendría.

Abrió con fuerza la enorme puerta de aquella habitación, cosa que hizo que la presencia en el interior de ésta saltara mínimamente, pero su cuerpo no llegó a reaccionar en defensa, pues rápidamente identificó de quién se trataba.

El rostro de Nadja se llenó aún más de enojo al notar lo que su hermano se encontraba haciendo. Nadir, con el rostro confundido y ligeramente molesto sostenía con ambas manos a una paloma la cual hacía una específica tarea y Nadja supo que había llegado a tiempo cuando vió a su hermano tan cerca de la ventana y a la paloma cargando un mensaje.

Los ojos de la chica comenzaron a brillar y tomaron aquella peculiar característica donde su pupila se tornaba puntiaguda, idénticos a los de un dragón. Nadir percibió una sensación amenazante que solamente le provocaba temor, el cual no demostraba al ser su orgullo aún mayor.

- No lo hagas - su voz salió tan gruesa que incluso podría distinguirse como un gruñido.

Nadir frunció su ceño pues nunca había salido esa palabra de parte de ella.

- ¿Por qué mierda debería hacerte caso?

- Porque te conviene hacerlo en este momento ahora que estoy siendo considerada contigo.

El mazoku resopló por la nariz mofándose de sus palabras.

- Te dí unas cuantas horas más para que puedas disfrutar de tu vida, así que yo debería decirte lo mismo a tí; lárgate o si no quieres que cometa un asesinato tan temprano por la mañana.

- Al parecer aún tenemos esa conexión... - habló haciendo ademanes con sus manos - aquella que solo los que estuvieron en el mismo vientre tienen - mostró una perversa sonrisa - porque pienso lo mismo.

Fue inevitable para Nadir evitar que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo. Él no le teme a su hermana, no, sabe que él es más fuerte, pero extrañamente su mente y sus sentidos estaban separados; la energía que emitía solo le sacaba escalofríos, pero en su mente estaba la idea de que su hermana no iría en su contra, y si lo hace, él saldría victorioso. Pero había algo en su interior que le hacía dudar.

Observó la ave que se mantenía quieta en sus manos y recordó su deber. Se giró hacia la ventana con la intención de liberar la paloma, pero sólo fue un fugaz pensamiento pues solamente llegó sentir como su sangre se iba a causa de la atemorizante presencia instalada a escasos centímetros de su espalda. Trató de observar a su hermana por el rabillo del ojo, pues al parecer el movimiento ocular era lo único que le hacía caso al terminar estático por el miedo, y estar en ese estado solo le aterraba más puesto que jamás se había sentido tan intimidado como en ese instante.

- Te daré una segunda oportunidad - decía cada palabra con lentitud y con una voz tan gruesa que hizo a Nadir temblar -, pero no habrá otra. No enviarás ese mensaje a Dai Shimaron e incluso dejarás de tener contacto con ellos - Nadir simplemente negaba con su cabeza al tener la boca sellada por el miedo -. Harás las cosas que te ordene a partir de ahora - observó el cielo con tonos amarillentos y anaranjados a causa del amanecer -. Está bien, libera la paloma y haz llegar aquel mensaje - dijo aquello que solo confundió a su hermano -, pero si lo intentas te arrepentirás y sabrás que tú segunda oportunidad se escapó y que nunca regresará - sonrió -. Tú decides.

Mi Fortaleza *Yaoi* [Kyou kara Maou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora