Alas Negras

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Me desperté, con cuidado me senté en la cama y me quedé mirando la habitación. Vi que Hugo estaba en el balcón.

- " Por fin estás despierta. " - dijo aliviado sin darse la vuelta.

Tragué saliva, me levanté de la cama y me dirigí hacia donde estaba él.

- " ¿Cómo te sientes? " - preguntó y levantó una de sus cejas.

- " Bien... un poco mareada. ¿No has dormido? " - pregunté.

- " Si he dormido tranquila. Es un efecto secundario del veneno... ¿Podrías enseñarme las alas? " - pidió y me miró a los ojos.

Me quedé dudando un momento, al final acepté con la cabeza. Saqué mis alas. Aun quedaban algunas plumas blancas, pero nada más sacarlas se cayeron y crecieron otras negras.

Las dos alas eran completamente negras. Intercambié la mirada con Hugo el que estaba asombrado de que funcionase su plan.

- " Ha funcionado. " - suspiró al final sin salir de su asombro.

Sonreí.

- " Eso parece. " - comenté lo que había dicho.

- " Cadmia, tienes que irte. " - dijo después de unos segundos de silencio.

- " ¿Cómo que irme? " - pregunté extrañada y un poco asustada.

- " No puedes quedarte aquí mucho más tiempo. " - explicó Hugo. 

- " Así que... llega el momento de huir... " - suspiré.

Por una parte era lo que deseaba desde que llegué,  pero desde que no sabía a donde ir... desde que sabía que mi destino se había perdido... La Ciudad del Segundo Eterno era mi único 'hogar'.

- " Es mejor que huyas ahora, antes de que descubran que tienes por completo las alas negras. " - dijo con algo de desesperación en su voz.

- " Entiendo. " - suspiré.

- " Bien, dejame buscarte una cosa. " - dijo y fue a buscar algo a su armario.

Cuando volvió en la mano tenía una capa que llegaba hasta el suelo.

- " Es mejor que te la pongas, para que no te reconozcan... " - dijo y me la paso.

Acepté con la cabeza y me puse la capa, me venía grande, pero por eso mismo era cómoda.

- " Bien, vamonos. " - dijo con una débil sonrisa. Me cogió de la mano y sin hacer mucho ruido salimos de su habitación.

Nos dirigimos hacia el jardín. Me sorprendió el por qué íbamos al jardín, pero luego me fije que en una parte de el había una salida secreta. Me hizo un gesto con la mano para que yo fuera primero. Él cerró la salida secreta y salimos del castillo.

Llegamos al puente... donde llegué sola la primera vez que intenté escaparme. Nada más llegar nos paramos los dos ahí.

- " Debes seguir sola... " - suspiró cansado.

Bajé la mirada... sinceramente no me gustaba mucho la idea de irme sola a un lugar que no conocía.

- " Gracias por la ayuda... " - murmuré casi con los ojos llorosos.

Él sin avisar se acercó a mi y me dio un beso en el pelo.

- " Ve con cuidado... por favor... " - me susurró al oído.

Le devolví el abrazo y luego me quedé paralizada. Habían guardias del Rey detrás de él.

- " Hugo... " - susurré con una voz temblorosa.

Él se giró y vio como se acercaban más guardias. Los había traído Andrew. Retrocedí unos pasos y Hugo se puso delante de mi para defenderme.

- " Hay que ver... tu ayudandola a escapar. Quien diría esto. " - suspiró de forma aburrida Andrew.

- " No se merece estar aquí y lo sabes. " - gruñó Hugo.

- " Sólo lo haces para conseguir el trono, no lo haces para ayudarla. " - bostezo.

- " Al menos ahora no soy falso con ella. Y sabe el por qué la ayudo y cuales son mis intenciones. " - respondió de forma simple Hugo.

Andrew dio un chasquido y con eso los guardias empezaron a disparar hacia Hugo. Me quedé paralizada al ver como las balas de plata se acercaban al cuerpo de Hugo.

Levanté las manos y cree una barrera protectora sobre Hugo. Las balas cambiaron de dirección y se dirigieron hacia ellos. Todos empezaron a esquivarlas. Andrew se quedó sorprendido y nos miró con rabia.

- " ¡Se lo diré al Rey! " - nos amenazó con rabia.

Hugo dio un suspiro.

- " Chivato. " - sonrió.

Del pantalón se sacó una daga y quiso lanzarla sobre mi... pero Hugo se puso en medio y le dio a él. Me quedé paralizada.

Con un gesto hice que se quedase paralizada.

Me puse de rodillas al lado de Hugo, estaba lleno de sangre. Le saqué la daga y con las últimas fuerzas le cure la herida. Él se puso de pie y ne ayudo a levantarme del suelo.

- " Gracias... " - suspiró y empezó a tocarse por el sitio donde hace un momento tenía clavada la daga.

- " De nada. " - sonreí.

- " ¿Cuánto tiempo durarán así? " - preguntó y señaló hacia los que estaban paralizados.

- " Unos veinte minutos. " - respondí y miré hacia empezó río.

- " Bien. Tenemos que llegar hacia el siguiente puente. Después de pasarlo estaremos a salvo... y pocos kilómetros de él se encuentra La Ciudad En Llamas. " - pensó en voz alta Hugo.

Parpadee unas cuantas veces seguidas.

- " ¿Tenemos? " - pregunté confundida.

Él sonrió y me acarició la mejilla.

- " Tenemos, si me quedó aquí también seré castigado. Aparte de que tú tienes mi corazón, y eso es más importante que un Reino. " - me guiñó el ojo.

Sentí como me empezaba a poner roja.

- " Bueno... " - dijimos los dos a la vez después de unos segundos de silencio.

Me ofreció la mano, la cogí después de dudarlo.

- " Vamonos antes de que se vuelvan a mover. " - sonrió.

- " Está bien. " - sonreí y los dos cogidos de la mano nos fuimos.

- " Cadmia... " - me susurró al oído. - " Te quiero. "

                               

                                  Fin

¿Continuará?

La Ciudad del Segundo Eterno ©  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora