No es que lo odiara-mentira- es solo que ese chico sacaba lo peor de él.
Thiago Wolfe encontraba a Paris Castle demasiado-muy- molesto.
Y a la vida eso parecía hacerle gracia. Es como si dijera Mm, estos dos se odian ¡Hare que no dejen de coincidir!
Y luego de eso comenzaba a reírse como una perra maniática.
Bueno, eso es lo que pensaba el, y debo confesar que su imaginación era muy activa y alocada.
Obviamente luego de aquella mañana tan decepcionante, no se quedaría de brazos cruzados. En los cinco años que llevaba conociendo a Paris- uno fuera de la escuela- arruinarle el día se había convertido en una de esas cosas que necesitas para respirar ¿Loco? Tal vez. ¿Exagerado? Para nada.
Le gustaba arruinarle la vida al chico, tan simple como eso.
Caminando por los pasillos desiertos se dirigió a la parte trasera de las gradas del campo de futbol. Ahí se encontraban sus amigos. No malentiendan, no es que fueran unos vagos totales...pero tampoco eran los más aplicados.
Su novia también estaba ahí.
Por favor ignoren las palabras de Paris.
Celeste Miller no era para nada una drogadicta. Solo una víctima del desprecio de Paris hacia Thiago.
Ninguno de ellos eran chicos malos. Lo más extremo que habían hecho era fumar un cigarrillo, para luego terminar tachándolo en sus lista de.
" Cosas que copiar de los chicos malos"
Claro que nadie – salvo ustedes queridos lectores – deberían saber eso.
Celeste sonrió al verlo y rápidamente unió sus labios en un suave beso.
Ella era dulce, sip, lo era. Todo a pesar de la apariencia de nerd como muchos solían llamarle.
Su cabello era castaño y cortó hasta los hombros, sus ojos negros como el ónix y su piel color caramelo claro. Vestía siempre de forma contraria a las otras chicas. Y eso le encantaba a Thiago.
La conocía hacía dos años, y hace uno que eran novios. Todo había ido perfecto desde entonces. La única cosa que lo hubiera hecho maravillosa...era que Paris Castle saliera volando de su vida. Literalmente.
-¿No se supone que estarías en clases?-. Preguntó Celeste con su suave voz-.
-Dos cosas-. Respondió Thiago cansado-. Profesora Charlotte, Paris.
Ella hizo una mueca. Era una chica sabia. Todo aquel que entendiera que Paris Castle era una molestia, era alguien muy sabio.
-¿Qué hizo ahora?
-Lo mismos de siempre...joderme la vida.
-Ohh cariño-. Ella lo abrazó-. Pobre de mí chico, tener que aguantar a alguien como él.
¿Aguantar? Aguantar era poco.
Había tenido que soportarlo durante cinco malditos años de su vida, uno fuera de la escuela y los otros cuatro dentro y fuera de esta. Solo por el hecho de que su hermana era una chica malditamente comprensiva y se había autoproclamado hermana mayor del chico. Lo que para ellos era un gran momento, para él había sido el inicio de una pesadilla.