Capítulo 7

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Estúpido millonario. Se cree que con su dinero, su forma de ser y su buen aspecto, puede conseguirlo todo, pero se equivoca. A mí nunca me va a tener, ni me asustan sus amenazas.

- Hola, ¿está libre?. - Me habla una joven bastante demacrada, piel muy blanca y ojos saltones y negros. Da algo de miedo, pero no se lo digo, tengo buena educación.

- Claro. - Respondo sin más. Callando lo que realmente pienso.

- Sé por lo que estas pasando, fuí otra amante de Christian Grey, me llamo Leila Wiliams. - Se presenta.

Diría que es un placer conocer a otra de las mujeres a las que ha utilizado Christian, pero mentiría. Además, ¿no es increíble que todos sepan que he tenido una aventura con ese capullo?. A la vista están las consecuencias.

- Vale. - Sigo con mi zumo de naranja. Aún se me tiene que asentar el estómago.

- ¿Sabes?, estoy buscando compañera de piso, y acabo de llegar a la ciudad, sé tu caso, y dado que hemos pasado por lo mismo, me ha parecido buena idea que seamos amigas. - Me extiende la mano. No sé si fiarme, parece una loca.

- ¿Sabes?, yo ya tengo piso, y no quiero compañera, menos si has tenido que ver con ese idiota, nos vemos. - Me levanto de la mesa. Paso de ser una falsa y quedarme a hablar con una de las amantes de Christian. Menos en una cutre cafetería.

- Ahora te da rabia, y piensas que estoy loca, sólo quiero que sepas que no estás sola. - La ignoro y me marcho.

Yo si siento que estoy sola. Esa chica no puede ayudarme, debería ir a un psicólogo y dejarme en paz.

Me marcho a casa. Estoy harta de estar en la calle, tengo la sensación de que todos me estan mirando, y no me gusta nada.

Además, he mentido a Leila, en verdad he puesto un anuncio, quiero una compañera de piso, pero la idea de que haya tenido algo con Christian, queda descartada. Quiero a una que no le conozca, claro que eso va a ser difícil, además, se ha enterado medio Seattle de que tuvimos algo, eso parece. Mierda, no va a ser fácil.

Ahora si que me siento sola, a pesar de los tantos seguidores que me siguen por internet. No paran de comentar que si es verdad que Christian es el padre de mi hijo, si le quiero, e incluso anda rulando una foto de nosotros dos. Elena debe de estar tirándose de los pelos, pero no más que yo, que no tengo fuerzas para contestar a esos mensajes.

Quizás la idea de mudarme fuera de Seattle, no es tan mala. Aún no se han enterado mis padres, y espero que no lo hagan, que no se entere nadie de mi familia. No puedo más joder.

Enciendo la televisión, pero acabo poniendo Netflix, porque por más que cambio de canal, siempre están poniendo lo mismo. Más siendo viernes por la noche, siempre ponen la misma peli ñoña que repiten hasta la saciedad en el canal de romanticismo, como es Divinity. Algunas series, como mujeres desesperadas o Yo soy Bea, están bien, pero se repiten y cansan

Me pongo cualquier serie.

Al final me quedo dormida, sin saber como acaba el último capítulo de la segunda temporada de esa serie. Estar embarazada, da sueño. Mucho sueño, parezco una marmota en invierno, sólo que yo tengo la gran suerte de estar tumbada en una cama, con la mantita hasta arriba, y con la calefacción puesta.

(...)

Dado el anuncio de que busco compañera de piso. Recibo visita. Una joven que parece digna de ser mi compañera, pero sólo parece.

- Hola, ¿tu nombre?. - Es lo primero que se suele preguntar. Aún que quisiera ir al grano, siendo sincera.

Cuando compartes piso, tienes que conocer bien a la persona con la que convives. Te puede sorprender, y puede ser que esa persona no sea lo que parecía, tanto para bien, como para mal. Se supone que en tu casa tienes que estar lo más cómoda posible, a mi en verdad no me hace falta el dinero, pero hago esto porque no quiero sentirme sola. Necesito a una persona que me aguante, que me quiera como soy, y me acepte con mis locuras, una amiga que me saque de casa, y en la que pueda confiar.

- Me llamo Keyla Barrie, tengo 25 años, y soy peluquera. - No me gusta esta mujer. La veo el chicle, ¿y qué lleva tatuado en el brazo?, parece hecho con pintura de niños.

- Vale Keyla puedes irte. - Lo siento pero no ha habido eso que busco yo en alguién para poder confiar.

- Vale chica, eres demasiado buena y estas preñada, eso tenías que haberlo puesto en el anuncio. - Se va con aires de superioridad.

Hago pasar a la siguiente. Espero encontrar a una buena chica, que no sea rara, y en la que poder confiar.

- Hola, soy Diana Harper, y tienes un piso super chulo. - ¿Qué lleva en la cabeza? - Oh, veo que te gusta mi gorro de los Lakers, soy muy deportista, quiero que corramos todas las mañanas, ¡estas que das pena cariño¡, ¿embarazada?, ¡uf que grima!, odio los niños. - Se va con el mismo entusiasmo con el que ha entrado.

No me lo puedo creer. No voy a encontrar compañera en la vida. Así voy por el mal camino.

Llaman a la puerta, deben de haberse confundido, ya he entrevistado a todas las que iban a venir. Debería rendirme y quedarme sola. Eso es lo que debería hacer.

Abro la puerta dispuesta a hechar a la persona que esté fuera.

- ¿Compañera de piso no?, pues me da que ni hablar, no vas a vivir con una desconocida, y más sabiendo como está el patio. - ¿Perdona?, ¿quién ha invitado a entrar a este idiota?.

Esto para nada es lo que busco. No es la perfecta compañera de piso, con la que compartir cosas de mujeres, quejarse de la regla, hablar de niños y de programas de televisión y reírnos de las ocurrencias de los hombres. Esto señores, es Christian Grey, lo contrario a lo que busco.

MomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora