Capítulo 19

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Después de hablar con Christian, no sé si voy a poder dormir. Le quiero, aún que me duela y no debería, pero él a mí, no. Le atraje físicamente en su día, follamos unas cuantas veces, y gracias a eso tengo a mi Teddy, a partir de ahora el único que debe tener hueco en mi corazón.

Me tumbo en la cama, muy mal anímicamente, y destruida por completo. En el fondo creía que al hablar con él, me iba a dar motivos para que me quede, algo como que va en serio y realmente la va a dejar. He sido estúpida al pedirle que la deje. Si me quisiera, la hubiese dejado en su momento, y no habríamos estado separados.

Me llevo la mano al vientre. Será el recuerdo de una bonita historia, yo diría que con final abierto.

Al no poder dormir, me pongo una película en Netflix, para ver si me entra el sueño. Mi vuelo es a las 6 a.m, y estoy nerviosa. Aún no sé como va a reaccionar Kate cuando la diga que voy a hacerla una visita bastante duradera. Voy a tener que buscarme un trabajo, porque la herencia de mi abuela, no va a durar eternamente.

Kate me ha contado por mensaje, además de suplicarme que la diga donde estoy, que están haciendo nuevas oficinas en Londres, y que aún no son de nadie, así que igual cuando terminen de construirlas, puedo encontrar trabajo ahí. Creo que valgo como recepcionista.

Suspiro. Aún no me he ido, pero me queda poco tiempo de estar aquí. En unas horas estaré montada en el avión, y diciendo adiós a Seattle. Normalmente los viajes hacen ilusión, pero tampoco es que me haga especial ilusión alejarme de todo esto, en fin, han sido 8 meses bastante buenos, pero ya finalizarón, ahora debo pasar página, y en Londres podré hacerlo.

No dejo de mirar mi móvil. No hay llamadas de Christian, ni mensajes ni nada, se acerca el final y no sé si estoy preparada. El destino ya está escrito y es este, está claro, Christian y yo es como si no tuviésemos nada en común.

Me aparto la mano del vientre. No estoy siendo buena madre, pero es lo que tengo que hacer. No puedo quedarme para ver como lo nuestro no avanza, y yo al tener esperanzas, no conseguiría rehacer mi vida. Mejor alejarse de lo imposible, y de lo que a la larga te hará daño.

La historia que he tenido con Christian, ha durado un suspiro. En teoría no debería dolerme tanto por eso mismo, pero me duele joder. Me jode mirar hacia delante y no encontrarle. Me molesta que haya pasado de mí por su mujer, no voy a negarlo.

Algunos pensarán que lo que voy a hacer es una locura, además de un acto muy egoísta, pero mi madre dice que si no ves futuro en algo, no puedes aferrarte, porque así no podrás avanzar nunca. No le veo futuro a lo mío con Christian, veo que va a seguir con su mujer además de conmigo, eso es lo que veo. Si las intenciones de dejarla fueran ciertas, no seguiría en su casa, y se lo hubiese dicho claro, no de esas formas que suenan a, pirate un rato que quiero vivir algo con mi amante, ya volveré después contigo.

La noche se me pasa despierta. Llega la hora de irse y no me ha hecho falta alarma para despertarme, lo de Christian no me ha dejado dormir. Voy a pasarlo fatal, pero peor lo voy a pasar si me quedo y me sigue tratando como a su amante, y fijo que en cuanto naciese nuestro hijo, para él hubiese dejado de existir. No me puedo aferrar a algo que no tiene futuro.

Me levanto de la cama, medio desmayada, cojo la maleta y salgo de casa. Londres me espera.

(...)

Ya tengo puesto el móvil en modo avión. Todos los pasajeros están sentados en sus respectivos asientos, y por supuesto me incluyo.

Hasta ahora he seguido sin tener mensajes y llamadas. Christian debe de estar durmiendo, y dudo que vuelva a llamarme, cuando llegue a Londres, cambiaré mi número de teléfono, o puede que no, ya veremos. aún que me vaya, aún puedo volver, pero lo dudo, ya he dejado mi casa y todas mis cosas están metidas en la maleta.

Abrazo a mi bebé con todas mis fuerzas, e intento no llorar. Mi tripa está ya muy abultada, me gusta tocarme y sentir que mi hijo está ahí conmigo, y aún que esté enfermo, haré todo lo posible para darle la mejor vida posible.

Una azafata pasa con el carrito y decido comprarla una bolsa de gominolas. Necesito azúcar, y mi hijo también. Buen comienzo para una nueva etapa de mi vida.

Me abrocho el cinturón tras el aviso. El avión va a despegar, y jamás he estado tan nerviosa, cuando despegue, ya si que no habrá vuelta atrás.

Cierro los ojos, reprimiendo mi ataque de histeria. Estoy a punto de arrepentirme, pero ya se me hace tarde para el arrepentimiento. El avión despega, y mi corazón me da un vuelco, lo he hecho, me voy de verdad, me estoy alejando de Seattle, y de Christian.

El despegue finaliza, y me desabrocho el cinturón de seguridad. Vale, estoy en el aire, es tarde para volver a pisar la tierra de Seattle.

- Lo siento bebé - Una lágrima resbala por mí mejilla. Siento estar ahora mismo aquí, y siento haber hecho las cosas mal

Necesito un abrazo ahora mismo, pero no de cualquier persona. Mierda

Vuelvo a cerrar los ojos con intenciones de dormir lo que no he podido dormir horas antes, cuando de pronto dan el aviso de que nadie se levante y nos abrochemos el cinturón de seguridad, va a haber complicaciones.

Vale. Tengo que mantener la calma, seguro que está todo controlado. Mierda, no contaba con esto. La gente está muy nerviosa, yo abrazo mi vientre y suplico mentalmente que todo vaya bien.

Me da un poco de miedo volar, me ha costado coger este avión, y ahora resulta que hay complicaciones. Vale, voy a tratar de guardar la calma, gritar como una histérica no solucionará nada.

MomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora