Christian no tiene buena cara, parece que no le agrada la presencia de mi nuevo guardaespaldas.
- Mira, cabrón de mierda, Anastasia y yo, no te necesitamos - Me agarra por detrás
La verdad. Me siento bien cuando lo hace, cuando sus manos se posan en mi vientre, como si de verdad quisiera ser padre realmente.
Me permito el lujo de pensarlo por un momento, pero después vuelvo a colocar los pies en el suelo, y me doy cuenta de la realidad.
- Christian, Saywer es mi guardaespaldas, te guste o no - Me separo de él
- Es cierto, Ana no te necesita, ya tiene a Saywer, que cuidará de los dos - Se atreve Leila a abrir la boca
- Ese es mi papel, yo soy el padre de ese niño - Christian intenta acercarse, y Saywer se pone en medio
Esto se está volviendo incómodo. No me gusta pensar en lo que está por pasar. Van a pegarse.
- Escucha, ella no quiere estar contigo, así que lo mejor será que te vayas - Más directo no ha podido ser
- No pienso irme, soy el padre de ese niño - Esto se está poniendo incómodo
- Eres el padre, pero no hace falta que te hagas responsable - Intento tranquilizar el ambiente
- No hagas esto más difícil Christian - Interviene Leila
- Muy bien, me iré si es eso lo que quieres, Anastasia
Me siento fatal por haberle dicho esto, pero no me voy a dejar engañar. Christian no me quiere en realidad, y no tiene que preocuparse, no voy a pedirle una pensión alimenticia o algo parecido. Él tiene que seguir con su vida.
- Adiós, Christian
Me llevo la mano al vientre. Mi niño ya casi está aquí, y su padre, no ha sido consciente de su existencia, hasta ahora.
Me mira, después a nuestro hijo, y se marcha. Al menos, no ha armado ningún escándalo. Creo que se ha callado por mí, en mi estado, no estoy para muchos disgustos
- Tranquila Ana, él se lo ha buscado por ser así - Leila coloca su mano en mi hombro
- Si, supongo - No dejo de mirarle, hasta que desaparece y ya no consigo verle
- Yo pienso apoyarte Ana, sé cómo es, y quiere a su mujer, no está tan mal como lo que pretende hacerte creer - Intenta convencerme
No sé. Sólo sé que me siento fatal por Christian. Igual si que estoy siendo injusta.
- Gracias Leila, tienes razón - Intento no echarme a llorar
Creo que he sido muy injusta con Christian. Algo me dice que debería haberse quedado.
- Pues claro que tengo razón, ese imbécil no te quiere, y sólo intenta liarte para que no hables mucho de él, en público, y no os relacionen
- Ha sido él, quien ha dicho que voy a tener a su hijo - Me llevo la mano al vientre, como muestra de protección a mi hijo
- No te dejes engañar, ese idiota no te quiere, lo hace por pura conveniencia
Leila tiene que tener razón, Christian no tiene buenas intenciones, y no nos quiere, él ya tiene una familia.
- Si, tiene que ser eso
La verdad es que tengo mis serias dudas. Me estoy planteando la posibilidad de darle una oportunidad, aún que sea para que se explique.
- Claro que es eso, los hombres así, son incapaces de querer, forrados y mujeriegos, no dejes que gane la guerra
- Por supuesto que no, no pienso darle ninguna oportunidad - Sigo acariciando a mi hijo
- Haces bien, está claro que sus intenciones contigo, son malas
Leila consigue que mis dudas, aumenten. Es especialista en esto.
Vuelvo a casa, y Leila se va a la suya. Se está comportando muy bien conmigo, y es porque ha pasado por lo mismo que yo. Leila lo habrá pasado mal, el único que lo ha pasado de lujo, es Christian, para él, todo esto es muy sencillo.
Christian tiene una familia ya montada, y ni yo, ni mi hijo, somos bienvenidos en ella, por mucho que diga que quiere hacerse responsable. Creo que todo es cuestión de dignidad, y quiere mantener su reputación en perfecto estado.
Me tumbo en la cama, y me suena el móvil. Se trata de números desconocidos, así que lo apago y cierro los ojos. Quizás, sólo necesito dormir, para ver la vida de otra manera.
(...)
Me siento muy cansada, y casi no me puedo levantar. Mi niño no para de dar patadas, y siento náuseas.
Me levanto como puedo, y acabo en el baño. Me siento muy débil, y además, también me siento muy sola.
Salgo del baño, y vuelvo a la cama. Me tumbo boca arriba, mientras acaricio a mi bebé, que antes de que me lo espere, voy a tenerle conmigo. Estoy deseando de tenerle entre mis brazos.
Mi niño, para mí, es hijo mío, porque su padre, ya tiene otra familia, y no estamos incluidos en ella.
Bostezo. Estando embarazada, me da más el sueño, y el hambre, pero esta mañana, no consigo desayunar.
Llaman al timbre. No me queda otra que bajar a abrir.
Me coloco una bata por encima, y me pregunto quien pueda ser a estas horas de la mañana. Me parece extraño, nunca recibo visita a estas horas.
Bajo a abrir, con sólo la bata puesta. Al abrir la puerta, observo a Leila parada frente a la puerta. La verdad, es que no la esperaba para nada.
- Te he traído un rico desayuno, las embarazadas tienen que alimentarse bien
Leila se mete en mi casa, sin si quiera ser invitada. Supongo que es normal, lo que pasa, que no estoy acostumbrada a tener muchas amigas.
Cierro la puerta tras de ella, y me siento en el sofá para desayunar.
- Bueno, voy a ir un momento al baño
Leila se levanta del sofá. La indico donde está el baño, y en menos de un minuto, desaparece.
Ciertamente, me parece extraño que esté aquí, no sé si es tan buena amiga como dice ser, al fin y al cabo, es como una especie de ex para Christian, y yo otra, así que no tiene que intentar ayudarme
Vuelven a llamar al timbre. Me levanto con dificultad, y abro la puerta.
Christian está parado frente a la puerta, y trae algo envuelto entre sus manos.
- Ana, esto es un regalo para nuestro hijo - Me entrega el paquete envuelto
- Gracias, no tenías que molestarte - Lo cojo con las manos temblorosas
Voy a abrir el paquete, pero me atrae hasta él, y junta nuestros labios.
- Christian, esto no está bien - Me aparto de él
- ¿Qué pasa?, ¿te está molestando? - Interviene Saywer
- Oye tío, deja de tocarme la moral - Empuja a Saywer contra la pared
- Saywer, Christian ya se iba - No quiero que se sigan asesinando con la mirada
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Mom
FanfictionAnastasia Steele, tiene un secreto. Un secreto que cuenta en la red social más famosa. No hace falta decir que de secreto ya no tiene nada.