XI

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Cuando despierta, Tony no reconoce en donde se encuentra, la habitación está oscura y sólo se cuela la luz que entra por la rendija de la puerta cerrada. Se siente un poco mareado y la cabeza le punza por un leve dolor que comienza a ser molesto. Inconscientemente, su mano viaja a su vientre acariciándolo y sintiendo la ya familiar curva haciéndose paso en su cuerpo.

Frunce el ceño cuando las imágenes de los últimos sucesos cruzan por su mente.

Steve.

Steve viéndolo con odio.

Steve haciéndolo perder el conocimiento.

El dolor de cabeza aumentó, sumado al desgarrador dolor de saberse una víctima de Steve. Y sí, es consciente de que puede que haya sido influenciado de alguna manera por Hydra, pero maldición, seguía siendo Steve, el Steve que lo ama y le hace el amor con ternura, el padre de sus hijos; el mismo que ha intentado matarlo con sus propias manos, aquellas manos que le hacen ver el cielo con sus caricias.

Sacude la cabeza y un sollozo escapa de sus labios. Necesita saber qué ha sucedido o al menos saber dónde está. Simplemente necesita respuestas.

Se deshace de la sábana, y, con cuidado, pone sus pies descalzos en el frío suelo, en ese momento, nota que viste un pantalón de algodón y una camiseta ajustada con la cual apenas era perceptible su estado, sin embargo, lo deja pasar, dirigiéndose hacia la luz que se cuela en la habitación, y una vez ahí, abre la puerta.

El pasillo está silencioso y frío, pero puede reconocer el ala hospitalaria del complejo de los Vengadores, de inmediato, frunce el ceño, no era normal que estando aquí, J.A.R.V.I.S aún no se hubiera anunciado.

"¿J.A.R.V.I.S?" preguntó con cautela.

Sin respuesta.

Logra dar unos cuantos pasos inseguros antes de que el sonido de alguien acercándose llame su atención. Su cuerpo se tensa y adopta una posición defensiva, instintivamente protegiendo su vientre.

"Tony" Bruce aparece al final del pasillo y se detiene cuando lo ve. Su amigo se nota bastante cansado y lo mira como si no supiera que hacer, por su parte, Tony frunce el ceño, algo realmente malo debió haber sucedido.

Finalmente, Bruce avanza hacia Tony y lo primero que hace es envolverlo en un abrazo, luego lo examina asegurándose de que esté bien y deja escapar un suspiro de alivio al notarlo en óptimas condiciones. Tony lo mira confundido, le está costando concentrarse debido al dolor de cabeza, pero las preguntas que quiere hacer aún no salen de su boca. Observa a Bruce detenidamente, tiene el pelo revuelto y grandes ojeras bajo sus ojos, es notable el cansancio escapando por cada poro de su cuerpo.

"Y- Yo..." dice débilmente Bruce, luchando contra las lágrimas que se formaron en sus ojos "Temí que hubiera consecuencias" toma una gran bocanada de aire y acaricia la mano de Tony "Pero al parecer estás bien" luego mira vientre de su amigo que aún no muestra su embarazo "Ambos están bien."

Tony esboza una pequeña sonrisa que no llega a sus ojos mientras se deja guiar por Bruce. Pensó que lo llevaría al laboratorio para examinarlo y esas cosas, pero en vez de eso, atravesaron el pasillo para dirigirse a la sala de estar. Una vez ahí, Bruce hace que Tony se siente en un cómodo sillón, le eleva las piernas con un banquito acolchado, lo rellena con mullidos cojines y luego desaparece de su vista.

No hay nadie alrededor, el complejo se siente vacío y el ambiente es tétrico, casi como si alguien hubiera muerto. Tony se estremece al pensar en eso y sólo logra distraer sus funestos pensamientos cuando Bruce regresa cargado con pantuflas, una cobija y un plato con fruta fresca y algunos frutos secos, además del vaso de yogurt que también viene en la bandeja.

RESILIENCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora