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El día de la cena había llegado, Calum no podía evitar sentirse nervioso, tendría que estar toda la noche con alguien que no conocía en absoluto, lo único bueno es que su amigo Michael iba a venir con Emily, al menos vería a rostros conocidos.

Su madre no había parado, literalmente ni siquiera se había sentado en todo el día, Calum creía que las piernas de su madre explotarían si no paraba en ese momento.

Rápidamente la noche fue asomándose, los invitados llegaban poco a poco, la casa olía a un delicioso lomo, lo que provocará que a Calum se le revolviera el estómago por los nervios.

Su amigo Michael llegó vestido en un elegante traje color azul que hacía juego con el vestido de su novia.

— ¿Ella vendrá? —le preguntó el rubio.

— No —contesto un Calum cabizbajo— ha dicho que tiene un compromiso familiar.

— Lo siento tanto Cal —se escuchó hablar a Emily, su voz era suave, Michael sonrió al instante, depositó un beso en la cien de ella y Calum sonrió a medias. 

La cena realmente se estaba tornando algo aburrida, la madre del moreno no quería servir la cena hasta que su jefe llegará, pero este ya iba notoriamente tarde.

El estomago de Michael gruñó, Calum empezó a reírse y se levanto para dirigirse a la cocina y buscar algo que Michael pudiera degustar. Se escucho el timbre de la casa y su madre fue a abrir.

— Siento la tardanza —se escuchó desde la puerta, era una voz algo grave, definitivamente había llamado la atención de Calum, pero no volteo, sólo siguió su camino.

Estuvo buscando algún snack, pero no encontraba nada, su madre no dejaba de buscarlo hasta que entro a la cocina.

— ¿Qué haces aquí? Mi jefe ya llegó y yo quiero presentarte a alguien. —Su madre ni siquiera dejo que Calum respondiera, ya lo estaba tomando del brazo para llevarlo a conocer a la chica.

— No.

— ¿No?

— No, no quiero que me presentes a nadie mamá —su madre frunció el ceño y paro en seco, espero a que su hijo continuará, pero Calum se había quedado sin palabras, hasta que pudo formular lo que realmente quería decir. — Me gusta alguien mamá, ella es fantástica, y en serio no quiero conocer a nadie.

— Ay, cielo —su madre sonrió con ternura— entiendo completamente, pero realmente me harías un favor al conocer a su hija, dale una oportunidad, al menos, convertirse en amigos.

Su madre lo había dicho con una voz demasiado suave, ella realmente quería que Calum conociera a la chica, este suspiro y asintió levemente, su madre sonrió agradecida y le dio un beso rápido en la mejilla.

Ambos salieron de la cocina, Calum trato de sonreír, pero las sonrisas falsas no son lo suyo.

— Disculpen la demora —dijo su madre, llamando la atención de los invitados que acaban de llegar— Les presento a mi hijo, Calum.

Ella al escuchar su nombre salió del refugió que habría creado con la espada de su padre. Calum vio a la chica rubia, ojos cafés, y labios carnosos, su sonrisa falsa se convirtió en una boba.

— Es un placer —dijo el moreno y saludo de mano al jefe de su madre.

— El placer es mío —dijo este con su voz gruesa— Ella son mis hijas, Stephanie y Rebbeka.

Calum y Rebbeka sonrieron al instante, su madre mencionó que la cena estaba lista, todos se dirigían al comedor cuando el chico tomo del brazo a su invitada.

— Estas aquí —dijo en un susurro, ella le beso la mejilla.

— Estoy aquí.

Calum quería gritar, llorar y reír, todo al mismo tiempo, lo único que pudo hacer fue enviarle un mensaje a su mejor amigo.

"Ella esta aquí Michael, Rebbeka está aquí."

La velada fue transcurriendo y fue mejor de lo que ambos habían esperado. Estuvo llena de risas y anécdotas graciosas. Sus padres trabajaban juntos y eran amigos de años.

Y ahí fue cuando Calum lo entendió, si su madre nunca hubiera conseguido trabajo, él nunca se hubiera subido a ese bus aquel día, si su madre nunca hubiera conseguido trabajo con su viejo amigo, no habría conocido a la bella chica que tenía al lado de él.

The Perfect Casuality -cth-Where stories live. Discover now