Todavía agitado, Chico Chico se quedó mirando el cuerpo de Jorge Zaca sin saber que hacer a continuacion. Había estado dándole patadas mientras el otro se movía, pero cuando dejó de ofrecer resistencia sintió cierta aprensión a continuar. Al fin resolvió registrarle los bolsillos y obtuvo una billetera con algo más de doscientos pesos y unos papeles que tiró a la zanja. Repartió el dinero con su amigo y, repentinamente eufórico, grito:
__¡Busquemos el auto del gordo!
Filoso subió a la camioneta y Chico Chico manejo el Falcon. A poco de andar, Chico Chico avistó un auto que tenía que ser el del gordo. Pero antes otra cosa hizo que se detuviera...
Freno precipitádamente, puso marcha atrás y espero a que el auto que manejaba Filoso se detuviera junto al suyo.
__Mira... __le dijo.
__¿Que? __pregunto Filoso.
__Es la casa que decía el gordo.
__¿Que?
__Que tenía razón. Ahí hay una casa.
__¿Y?
__¡Que esa casa no estaba antes, imbecil!
Filoso río a carcajadas y Chico Chico se bajó furioso.
__Esa casa no estaba. Vos no conoces la zona, pero yo vivo acá desde que nací, tarado __le dijo, metiendo su cabeza dentro de la camioneta__. Ayer mismo esa casa no estaba __insistio.
__Bajemos __dijo Filoso, restándole importancia al asunto__. A lo mejor hay algo para llevarnos.
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La noche de los muertos
HorrorUn hombre conduce despreocupadamente por una ruta desolada. En el asiento trasero va Azul, su hija de nueve años. De pronto el auto se queda sin combustible. Es de noche pero no tienen más remedio que caminar en busca de ayuda. Finalmente encuentran...