Parte 7

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   Todavía agitado, Chico Chico se quedó mirando el cuerpo de Jorge Zaca sin saber que hacer a continuacion. Había estado dándole patadas mientras el otro se movía, pero cuando dejó de ofrecer resistencia sintió cierta aprensión a continuar. Al fin resolvió registrarle los bolsillos y obtuvo una billetera con algo más de doscientos pesos y unos papeles que tiró a la zanja. Repartió el dinero con su amigo y, repentinamente eufórico, grito:
__¡Busquemos el auto del gordo!
   Filoso subió a la camioneta y Chico Chico manejo el Falcon. A poco de andar, Chico Chico avistó un auto que tenía que ser el del gordo. Pero antes otra cosa hizo que se detuviera...
   Freno precipitádamente, puso marcha atrás y espero a que el auto que manejaba Filoso se detuviera junto al suyo.
__Mira... __le dijo.
__¿Que? __pregunto Filoso.
__Es la casa que decía el gordo.
__¿Que?
__Que tenía razón. Ahí hay una casa.
__¿Y?
__¡Que esa casa no estaba antes, imbecil!
   Filoso río a carcajadas y Chico Chico se bajó furioso.
__Esa casa no estaba. Vos no conoces la zona, pero yo vivo acá desde que nací, tarado __le dijo, metiendo su cabeza dentro de la camioneta__. Ayer mismo esa casa no estaba __insistio.
__Bajemos __dijo Filoso, restándole importancia al asunto__. A lo mejor hay algo para llevarnos.

La noche de los muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora