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—'¿Cuántas flores necesito para tener que sufrir?'. —Penso Lotus mirando como más flores crecían en sus pómulos y unos cuantos en sus manos.

De nuevo había tenido otra pelea con Rurik, lo que acasiono que se lastimara demasiado tanto su cara como sus manos.

Ya ni sabía cuantas flores tenía, sólo sabía que si esto seguía continuando quizás lo lleve a la muerte, quién sabe, no puede adivinar el futuro.

Un suspiro pesado salió por su boca al ver que ya habían dejado de salir aquellas flores.

Hermosas pero a la vez peligrosas.

Sin tener nada que hacer salió de la casa para caminar un rato por aquellas solitarias y peligrosas calles de Snowdin.

Además Rurik se encontraba dormido por lo que no se daría cuenta de inexistencia de Lotus.

El clima era frío mientras pequeños copos de nieve caían con cuidado y lentitud.

A muchos les tranquilizaba esos copos de nieve, pues jamás se cansaría de verlos.

Pero hay que ver la cruel realidad, todos eran unos psicópatas asesinos que solo se centran en una regla de ese lugar.

A pesar de eso muchos se atrevían a salir a fuera a pesar de que se encuentra la posibilidad de ser asesinado por uno de los tantos monstruos que se encuentran en el subsuelo.

—Tsk. —Se quejó un poco al notar como otra flor crecía en su mano izquierda, ya en uno de sus tantos falanges fue consumida por aquellas flores cuyos pétalos son hermosos y únicos.

Sin más movió un poco aquel falange consumido por las flores, lastimosamente no obtuvo ningúna respuesta.

Un tanto confundido movio aquel falange pero no sentía nada, no se movía.

Ahí fue el momento que descubrió que si las flores consumía una parte de su cuerpo ya no podría moverlos nunca más.

_Que fin más cruel y doloroso. —Murmuro ignorando aquel hecho recargandose en uno de los árboles para mirar aquellos copos caer.

Aunque no lo demostrada tenía miedo de que esas flores fueran su muerte.

Una muerte dolorosa y lenta era lo que menos quería.

Pero su suerte nunca estuvo a favor por lo que tampoco la muerte tiene que estar a su favor.

Un poco harto de todo lo que estaba pasando decidió sacar un cuchillo, uno que le había regalado su Rurik.

Lo miraba fijamente notando como su reflejo se podía ver a través del reflejo que le daba ese cuchillo.

De un momento a otro con una de sus manos tocaba delicadamente su cuenca derecha, aquella cuenca en la que no podía ver.

Se le había ocurrido una idea, una idea un tanto loco.

Si no puede con su cuenca derecha ¿Entonces no hay ningún problema con que tenga flores en esa cuenca?.

Sin obtener respuesta suspiro, apretando un poco más el agarre del cuchillo.

Sabía que era mala idea pero tenía que hacerlo, así adelantaría un poco más su muerte.

—Al final a nadie le importará ¿Verdad? —Se cuestionó a sí mismo mirando ese cuchillo.

Ese día se pudo escuchar un grito de dolor.

Un grito que nadie pudo escuchar.

Aquellas flores lo están matando lentamente.

Y el solo les facilita el trabajo.

༻𝓕𝓵𝓸𝔀𝓮𝓻𝓼༺ [𝓕𝓮𝓵𝓵!𝓟𝓸𝓽𝓱]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora