Capítulo diez.

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Abro mis ojos lentamente seguido de un gran bostezo. Me estiro y algunos huesos de mi espalda crujen. Cojo el móvil y cierro rápidamente los ojos debido al brillo del móvil, ¿desde cuándo pongo el brillo al máximo? Lo bajo y miro la hora, las ocho de la tarde. He dormido trece horas, llegué a casa a las seis de la mañana y fui directa a la cama.

Miro en el móvil y no tengo ningún mensaje de los chicos por lo que supongo que aún están durmiendo. Observo que en las barras de notificaciones me avisan que me queda poca memoria, ¿en qué momento? Seguro que eso es por culpa de los memes y gifs que manda Zack. Pero frunzo el ceño al ver que tengo 120 videos, hace unos días tenía 115; no recuerdo haber grabado nada. La captura de los videos se ve negro, entro en el que dura menos: 11 segundos. Subo el volumen al máximo y el brillo también aunque sigue costando acostumbrarme a la luz. Se me ve a mí y a Marveth haciendo poses ridículas, me río al mismo tiempo que me río en el video por el mismo motivo: la mueca que ha puesto Marveth es buenísima. Paro el video y le saco captura justo en ese momento, ahora tendré más bullying. El siguiente vídeo grabo a los chicos mientras montan las casetas y están cantando la canción de los 7 enanitos, en el fondo se ve a Marveth y a Lauren con las botellas en las manos mientras ríen. En otro salgo yo besando a Lauren mientras nos pasamos el humo y decimos cual chorradas. En el siguiente sale Dylan sin camisa y está mojado, empiezo a burlarme de su pelo empapado y él acaba quitándome el móvil y enfocándome a mí: yo también estoy mojada y llevo su sudadera solamente. Le insulto y digo que pare de grabar y entonces él me dice lo hermosa que me veo y acto seguido me besa. Paro el video inmediatamente.
¡ME HA BESADO!
¿Por qué mierda no me acuerdo de que mi mejor amigo me ha besado?
Mierda. Maténme. ¿Cómo he podido olvidar eso? Y entonces me doy cuenta de lo gilipollas que soy y de lo que realmente pasó en la acampada.
¡ME ACOSTÉ CON DYLAN!
¡HE PERDIDO MI VIRGINIDAD!
He incumplido mi promesa.
Dylan lo sabía, sabía la importancia que tenía esto para mí. Sabía todo lo que significa. Y no me ha respetado. ¡Estaba borracha! ¡Estábamos borrachos! Joder.
Malditos instintos.
¿Por qué lo tenía que desear?
Me levanto y me pongo lo primero que veo. Cojo las llaves y salgo de mi piso. Enciendo el motor del coche, coloco el retrovisor correctamente y entonces veo mi reflejo. He decepcionado a mi familia: a mi madre. Suspiro.

Me alegro de que la policía de mi pueblo a penas haga su trabajo porque ya me he saltado tres semáforos. Aparco en línea amarilla ya que no estoy para perder tiempo buscando aparcamiento. Pongo la alarma al coche y voy corriendo al portal. Cuando voy a tocar el portero me doy cuenta que la puerta está abierta, así que entro. Toco el timbre cuatro veces seguidas y cuando voy a por la quinta escucho un ruido, y segundos después la puerta se abre. Si no estuviera agobiada y enfadada, estaría apunto de sufrir un delirio por la belleza de este hombre, y es que maldita sea aún con la marca de cuando duermes y su pelo despeinado está hermoso. Se frota los ojos y hace una mueca de dolor.

- Maldita resaca. - Murmura con la voz ronca. - ¿Qué pasa?

- ¡Tú sabías! - Digo apuntándolo, lo aparto con un pequeño empujón y camino hacia la sala mientras hago gestos raros con las manos para intentar relajarme.

- ¿Qué?

- ¡Sabías lo importante que era! ¡El significado que tenía para mí! - Camino de un lado para otro. - La he decepcionado. - Susurro.

- Maggie...¿Estás bien? - Lo miro a los ojos y sé que aún no sabe a lo que me estoy refiriendo.

- Mi virginidad, tú y yo. - Digo lentamente. Dylan abre los ojos, levanta sus brazos para decirme algo pero luego niega.

- Maggie, espera. - Dice tras unos minutos de silencio.

- Se lo prometí Dylan y yo... - Cierro los ojos y respiro profundamente. - La he fallado. - Miro hacia arriba porque las lágrimas amenazan por salir. - Y tú... Tú lo sabías. - Lo acuso.

- Maggie no follamos. - Dice rápidamente, lo miro y confío en él: sé que no está mintiendo. - Solo fue dedos. - Suspira. - Yo... Lo siento... - Pasa su mano por su cara y vuelva a suspirar. - Joder. - Aprieta sus puños. - Quizás fue mi culpa, no pensé que estabas tan bebida...

- No sé qué hacer... -Limpio mis lágrimas. - ¿La he fallado? - Él mantiene mi mirada con la suya.

- ¿Tanto te arrepientes?

¿Me arrepiento?

- No.

>> ¿Los otros lo saben? - Pregunto tras varios minutos en silencio, niega.

- No se enteraron, fue en el lago. - Dice más tarde.

Dylan, ven. Métete conmigo. - Le ruego poniendo voz de niña inocente, los tres se para, susurran algo y Dylan le da la madera que sujetaba a ellos.- ¡Bien! - Aplaudo, se acerca a la orilla y se quita la camisa, aunque no lo vea me puedo imaginar como los músculos de su espalda y brazos se tensan mientras se la quitan. Bota su camisa al lado de mi ropa.

- ¿Estás desnuda? - Susurra aunque logro escucharlo, nado y puedo apreciarlo mejor. Juro que estoy mojada y no por el agua. Sus jodidos abdominales.

- Ven y compruébalo. - Pregunto divertida.

- Maggie. - Gruñe y niega. 

- ¿Preferías desnudarme tú? - Escucho como toma una profunda respiración.

- ¿Has bebido? - ¿Por qué me conoces tanto Dylan? 

- Desnúdate, no miro. - Me volteo, tarda unos segundos pero escucho ruidos y supongo que se estará desnudando, se zambulle por lo que me doy la vuelta y lo encuentro en frente mío. El pelo le gotea, algunas gotas se desplazan por su cara y una roza sus labios, que envidia me da.

La escena del lago se recrea en mi mente por primera vez y segurísimo que ahora mismo estoy roja. ¡Fui yo quién no paraba de seducir como cual desesperada! ¡Qué vergüenza! Le pedí que se desnudará, deseaba verlo desnudo y tenerlo cerca, sabiendo que es lo mejor amigo.

Jurado, no vuelvo a beber más.

Bueno sabemos que esa promesa nunca se cumple así que juro no beber más si está él a mi lado.

Entonces vuelvo a acordarme como yo me acorté la poca distancia que nos separaba. Como mis manos se enredaban en su cabello para sentir lo más cerca. Me muerdo mi labio justo como él lo hacía. Mi cuerpo pedía más, pedía acortar aún más con la distancia. Entonces él lo hizo. El placer debido a sus dedos. Mis piernas temblando. Mis pezones duros. Mi intimidad estaba tan húmeda. Estaba tan caliente.

- Maggie, ¿todo bien? - Abro los ojos rápidamente, mi respiración está alterada y Dylan me mira confuso. Ahora es cuando me doy cuenta que me ha abierto sin camiseta.

- Dylan... - Susurro lentamente, mi mirada sigue en sus Abdominales y brazos. Niego con la cabeza. No puedo volver a desearlo.

Pueden pegarme, llamarme bipolar o idiota o cualquier otro insulto que se os venga a la mente. ¿Qué hago besando a mi mejor amigo cuando según yo estaba enfadada? Mis manos vuelven a enredarse en su pelo y lo tiro suavemente cuando muerde mi labio. Maldita sea, sus labios me están devorando. Enredo mis piernas alrededor suya sintiendo su ereción contra mí, él también está igual de caliente. Nos separamos por unos segundos para coger aire y entonces Le miro a los ojos, sus pupilas están tan dilatadas. Él vuelve a besarme pero sin la pasión y las ganas que tenía el anterior beso.

- ¿Qué ocurre? - Jadeo. Él muerde su labio y me baja, sientiendo una sensación de vacío en mi cuerpo, quiero estar cerca de él.

- Maggie, recuerda el motivo de por qué viniste. - Me da la espalda y pasa su mano por su cabello. ¿Cómo quiere que me acuerde de eso teniendo tales vista? - No puedo hacerlo, no te mereces que hagas eso conmigo. Maggie somos amigos, mejores amigos. Debes de perderla con alguien que te quiera, que te ame como algo más, no como amigos. - No sé porqué pero ahora mismo algo de mí se está rompiendo haciéndome sentir como una puta mierda, quizás sea por qué mi mejor amigo, con el cuál pretendía perder mi virginidad, me ha mandando a la friendzone de la manera más directa posible.

¿Qué opinan de la obra? ¿Mereció la pena la espera para este capítulo? No sé cuando volveré a actualizar, estoy teniendo problemas personales más el estrés de los estudios. Pero jurado que no me he olvidado de wattpad así que solo os pido que tengáis paciencia.

¡Adiós virginidad!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora