Capítulo trece.

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- ¿Por esto llevas desaparecido? - Digo cogiendo el sujetador rojo del suelo y tirándoselo. - Y yo sintiéndome como una estúpida pensando que por mí culpa te estabas alejando. ¡Y mientras tanto tú follando! - Le grito.

- Shh... - Susurra mientras me haces señas para que baje la voz.

- ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Por qué! - Le empujo. - Todos hemos estado preocupados, ¿tan difícil era avisar?

- Maggie, déjame explicarte. - Acaricia mi hombro pero me alejo, ya que si me habla con esa voz tan suave y teniéndolo tan cerca sé que mi enfado se irá rápido.

- No quiero saber con quien has follado. - Ambos nos quedamos en silencio mirando al suelo. - Eres un egoísta. - Levanta la mirada para mirarme. - Llevas todo este mes diciendo que no folle con cualquiera pero que tampoco folle contigo, que nadie me merece porque soy buenísima. ¿Y tú?

- No te mereces que te acuestes conmigo ni con ningún gilipollas de por ahí. - Hace una mueca.

- Me tienes harta Dylan. Eres la persona en la que más confío ¿y me vienes con esta? ¿Por qué no me dices que me ves como una amiga y nos dejamos de crear ilusiones? ¡Venga ya Dylan! ¿No eres tan hombre? - Hago una pausa para bajar la voz, ya que en verdad no quiero que baje su ligue por las escaleras. - Es cierto que no merezco que pierda mi virginidad contigo, más cuando no tienes los huevos de ser directo conmigo.

- Maggie, en serio, sabes que si pasa algo entre nosotros perderemos nuestra relación.

- Ya se ha perdido. - Digo con un nudo en la garganta. - No quiero seguir a tu lado, me has fallado.

- ¿Por no acostarme contigo? ¿En serio? - Pregunta alzando un poco la voz.

- No, por no ser sincero conmigo. ¿Cuáles son tus intenciones, Dylan? Un día sí, otro que no, al otro sí, pero aún así no me dejas con ninguno mientras que ¡tú llevas una semana desparecido por estar con otras! - Dylan me mira fijamente intento descifrar su mirada pero está vacía, mantenemos nuestras miradas fijas por minutos aguantando el nudo en la garganta.

- ¿Está todo bien? - Escucho una voz femenina detrás mía, Dylan la mira asintiendo pero yo paso de voltearme.

- Sí, sube, lo siento si te hemos despertado. - Dice Dylan mientras le muestra una sonrisa.

- Sube con ella, nuestra conversación se ha terminado. Adiós. - Cierro la puerta antes de que Dylan diga algo, aunque dudo que me impidiera irme.

Respiro hondo un par de veces evitando que las lágrimas caigan. Toco el botón del ascensor y entro cuando las puertas se abren. Solo venía a ver si estaba bien y se ve que sí. Quizás los celos se apoderaron de mí y me dejé llevar, pero realmente pensé que la había cagado con él y que por mis hormonas excitadas lo estaba alejando. Aunque él también ayudaba a que estas hormonas cada vez estuvieran más alborotadas, creo que no son imaginaciones mías cuando digo que también me seguía el rollo. No sé si hubiera llegado la ocasión de perder mi virginidad con él - aunque es con la única persona que me siento preparada -, porque él tiene razón con que nuestra amistad se puede perder por esto. ¿Pero era necesario rechazarme más de una vez diciendo que soy demasiada buena para él, para después provocarme?

La fría brisa me hace tiritar, llamo a un taxi pero me dicen que no hay ninguno disponible. Maldigo a todos, ya que la casa de Dylan y la mía está a media hora caminando y encima hace muchísimo frío.

Vuelvo a pensar sobre el tema de Dylan. ¿Quién será la chica? ¿Cuánto llevarán? ¿O es sólo un rollo de una noche? ¿Cómo se sentirá tener a una persona con estos derechos? Elimino el último pensamiento, ya que pensar en sexo solo me trae más que problema. Primero pienso en descumplir mi promesa, después pierdo mi dignidad al gritar que me folle y por último, pierdo a Dylan. Porque sí, paso de hablarle y de volver a su casa preocupada por él para saber que él está tan agusto.

- Guapa. - Escucho una voz grave detrás mío, me volteo. Veo a un hombre de unos cincuenta años gordo y bajo con la camisa desabrochada mojada sonriéndome.

El corazón se me sube a la garganta y comienzo a acelerar mi paso, saco el móvil  y marco el número de Dylan   pero me salta el contestador. Seguro que se está follando a la chica. Y sí, sé que dije que no me hablaría pero este es un caso de urgencia. Le escribo diciendo que hay un hombre detrás persiguiéndome y también se lo escribo a las chicas, pero nadie responde.

- ¿A donde vas? - Vuelve a hablar y esta vez escucho sus pasos más cerca.

- Déjeme. - Digo y voy casi trotando. Busco con la mirada a alguien cerca pero las calles están completamente vacías, miro la hora y son las cuatro en punto. Maldita sea.

Siento un jalón de mi brazo y antes de que pueda gritar, me tapa la boca. Me obliga a girar la calle metiéndonos en un parque completamente oscuro. Intento escaparme, pero no lo consigo.

- Tranquila preciosa, será rápido si te portas bien. - Susurra en mi oído para morder mi lóbulo, siento unas ganas de vomitar cuando hace eso.

Sigo forcejeando hasta que siento como su mano se mete por mis bragas y acaricia mi clítoris, me quedo quieta, en shock, ya que realmente me va a violar. Intento gritar, pero mis lágrimas y su mano me lo impiden.
Me aprieta a él sintiendo su pene desnudo, ya que ya se ha quitado el pantalón. Me siento mareada, voy a vomitar. Esto me va a doler. Me tambaleo cuando siento que me voy a desmayar pero al notar el dolor en mi clítoris, por su caricia  me vuelve a la realidad. Mi vista está nublada.

- Por favor... - Susurro casi inaudible, ya que todo esto está pasando muy rápido.

Aparta mis bragas para un lado y siento como su pene está en mis labios de abajo, vuelvo a sentir otra arcada.

- ¿Pero qué hacéis? ¡Váyanse a un hotel hombre! - Escucho la voz de un hombre, miro a esa dirección y lo veo sacando al perro.

El señor se aleja corriendo dejándome ahí y acabo desmayándome escuchando los ladridos del perro.

¡Adiós virginidad!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora