Capítulo XV. El Club de las Almas Perdidas

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                       «Nota mental: jamás volver a hacer caso a Max.»

    Hollie no esperó encontrarse en el jardín de los Bellamy, invadiendo la propiedad —puesto que solo había estado allí una vez y no había sido invitada—, viendo cómo Max intentaba abrir la puerta atrancada del cobertizo en busca de, según él, una colchoneta hinchable.

    Si bien su juicio sobre el chico había cambiado considerablemente des del ataque del Demonio la pasada noche, todavía mantenía firmemente una cosa: Max estaba como una cabra, y aquella locura les acarrearía a todos una innumerable lista de problemas.

    Y ella no estaba dispuesta a ir a la cárcel por ello.

    —Hollie —llamó el chico—, pásame una rama.

    —¿Para qué quieres una rama? —Arrugó la nariz, confundida. Max le dedicó una mirada desdeñosa, como si la respuesta fuera obvia.

    —Para abrir la puerta.

    —La rama se romperá.

    —Pues entonces tiramos la puerta abajo.

    —Podrías romperla, y entonces deberías pagarla.

    —No creas. No sería la primera vez que rompo algo aquí. Después lo arreglo y listo.

    Mientras tanto, Serena había optado por acercarse a la puerta de los Bellamy. Dubitativa, se removió incómoda. La última vez que había estado allí, las cosas entre ella y Lucas habían acabado de una manera peor de la que hubiera querido. Sin embargo, la situación había cambiado drásticamente desde entonces; Lucas ya no la consideraba el enemigo, sino una aliada. ¿Podía considerar aquello un avance en su extraña relación? Ambos habían llegado a la conclusión de que lo que les pasaba no era normal, ¿no era aquella razón suficiente como para convertirse en aliados?

    En la ventana de su derecha, una sombra pasó, e instintivamente, Serena se apartó lo más posible para ocultarse. Sus sentidos se agudizaron por inercia, escuchando el interior. Una mujer cantaba mientras barría la sala contigua a la pared en la que estaba apoyada. Supuso que se trataba de la madre de Lucas, aunque también podría haberse tratado de una señora de la limpieza que tuvieran contratada.

    Si Serena se detenía a pensarlo, sabía poco o nada sobre la familia Bellamy. La vergüenza la inundó cuando se dio cuenta de que no conocía nada más de Lucas además de lo que había descubierto por los pensamientos de Max o por sus propias conjeturas. No sabía el nombre de ninguno de sus padres, si tenía más familiares o incluso mascota. ¿Cómo era posible que le hubiera gustado un chico durante un periodo de tiempo considerable y, sin embargo, no supiera nada de él? Ni siquiera podía decir que conocía su color favorito.

    Se sentía estúpida.

    —Serena —llamó Hollie en un susurro urgente, sacándola de sus pensamientos—. Dile algo al loco este. Quiere poner una colchoneta debajo de la ventana.

Plumas de Ceniza ║Seres Etéreos Libro I  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora