—¡¿Alguien puede explicarme qué mierdas acaba de pasar?!
El grito de Max resonó por todo el coche y Lucas tuvo que hacer un gran uso de su fuerza de voluntad para no cogerle la cabeza y girarla en dirección a la carretera. ¿Quería matarlos a todos o qué? Para su suerte, Hollie le propinó semejante puñetazo en el brazo que Max no tuvo más remedio que centrarse en la carretera, soltando un quejido de perro malherido.
—Por mucho que quiera saber tanto cómo tú qué era esa cosa, Maxi -habló Lucas-, ahora no es un buen momento, ¿no crees?
—Lucas tiene razón —concordó Hollie, mirando a través del retrovisor cada pocos segundos—. ¿Serena?
La pelirroja se había mantenido en silencio desde que había entrado al coche. Lucas estaba sorprendido por ello, pues no creía que ella fuera del tipo de personas de quedarse callada en aquellas circunstancias —aunque el término persona para Serena podía ser descartado definitivamente—; al girarse para mirarla de reojo, un nudo se instaló en su garganta.
Serena estaba sudando. No como lo haría alguien después de haber vivido una experiencia tan extraña a causa del miedo. Sudaba con el rostro compungido en un silencioso gemido. Un gemido de dolor.
Hollie pareció darse cuenta por fin de que algo no iba bien, y alzándose desde el asiento del copiloto para mirar qué ocurría, vio el estado de su mejor amiga.
—Serena, ¿qué te ocurre? —preguntó, intentando alejar el nerviosismo de su voz, en un vano intento por mantener la calma.
Serena masculló algo entre dientes antes de doblarse de dolor y llevar sus antebrazos hasta su pecho, apretándolos contra sí con fuerza.
—¿Qué? —Lucas se inclinó hacia ella, intentando escuchar más de cerca.
Se sorprendió consigo mismo por el gesto. ¿Dónde quedaba su enemistad con Serena? Quizá, y solo quizá, las palabras de la abuela Corally habían hecho un verdadero eco en el interior de su mente. Serena se había lanzado sin dudarlo contra aquella cortina de humo, dándoles tiempo al resto para escapar. Lo menos que podía hacer después de eso era darle el beneficio de la duda e intentar hacer bien las cosas. Por mucho que le costara conseguirlo.
—Sangre de Demonio... —consiguió escuchar a duras penas.
—¿Qué ha dicho? —inquirió Hollie, inclinándose todavía más por encima de su asiento. Lucas parpadeó, completamente confundido.
—Sangre de Demonio —respondió. Hollie soltó una exclamación ahogada antes de darle otro puñetazo a Max.
—¡Acelera, joder! Mierda, esto es malo. —La preocupación que Hollie desbordaba no hacia sino aumentar la confusión de ambos chicos.
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Plumas de Ceniza ║Seres Etéreos Libro I ©
FantasiaPlumas de Ceniza ║ ❝Y en el fuego encontramos nuestra falsa eternidad; borraba el tiempo con sus chispas, destruía la memoria con sus llamas y atribuía el temor del final en sus ascuas.❞ Muchos fueron los libros que intentaron comprender la creació...