Capitulo 16

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Abrí sin demora, ignorando mi inminente deseo de huir.

El vidrio esparcido en el piso tronaba bajo mis pies, aumentando la ansiedad que consumía mi valentía a grandes bocados, detuve mis pasos tentada en regresar a la puerta - ¿Cómo demonios pretendía ayudarlo si me temblaba hasta el cabello?­-, respire hondamente con los ojos cerrados mitigando la parálisis momentánea que pareció adueñarse de mi cuerpo.

Di un paso y luego otro, acercándome al único espacio iluminado de la casa.

Me adentre en la cocina sintiendo el fuerte y acelerado palpitar de mi corazón al ver la fuerte y deplorable imagen frente a mí.

El nivel de desastre era impresionante, la hermosa vajilla que antes descansaba en los cajones cuyas puertas apenas se sostenían de una de las bisagras, se hallaba destrozada por todo el piso acompañando a pequeñas gotitas rojas que formaban un camino hasta ese rincón donde yacía su cuerpo.

Temor, ansiedad, desesperación... No encontré la palabra adecuada que lograra describir la horripilante sensación que arraso con el poco valor que había reunido antes de entrar.

La distancia que nos separaba apenas si alcanzaba los dos metros, pero en este instante sentía que había un extenso abismo entre los dos.

—¡Jhon!—grite con desespero al ver la aguja ingresando en la vena de su antebrazo.

No me moví presa de los espantosos recuerdos que anegaron mi cerebro sin piedad, casi parecía un deja vu. Quería ayudarlo, deseaba arrancar la jeringa de sus manos, pero no pude.

La mesura con la que empujo el líquido dentro de su piel, no fue más que una burla a mi estático cuerpo, el único musculo que funcionaba era el de mis parpados cuyo movimiento despistaba las lágrimas que emergían de mis ojos, el resto parecía estar colgado, no entendía como es que seguía respirando cuando no alcanzaba siquiera a inhalar por el fuerte dolor que aplastaba mi pecho, fue desesperante advertir como el temor destrozaba todo mi control, inmovilizandome.

Su cabeza cayó hacia atrás como peso muerto, golpeando estrepitosamente la pared.

El horrible sonido helo mi sangre, impulsándome a salir del profundo hoyo que insistía en tragarme.

Me acerque con parsimonia, temiendo su reacción, no tenía idea de que era lo que estaba recorriendo sus venas, suspire aliviada al sentir el pequeño golpeteo en mis dedos que se encontraban alrededor de su muñeca.

—¿Jhon? —musite bajito sin estar segura de querer ser escuchada.

Pero si me escucho.

Se levantó con tanta rapidez que caí sobre mi trasero, olvidando por un momento la enorme cantidad de astillas que cubrían el piso hasta que se clavaron en las palmas de mis manos, contraje mi rostro al experimentar el agudo dolor que trepo por mis brazos.

Pero fue más doloroso ver la oscura e iracunda mirada que se posó sobre mí.

—Pero mira quien ha venido a visitarme.— dijo con una sonrisa torcida—¿Has venido a burlarte de mí?

Lo mire asustada, arrepintiéndome de haber entrado.

—He venido a... ayudarte. —solté con voz firme ocultando el desagradable revuelo que había en mi estómago.

Su sonrisa se ensancho al ver lo atemorizada que estaba - ¿cómo no iba a estarlo?-, era la viva imagen de mi padre... esa noche, esos ojos desorbitados, tan rojos como un tomate, a punto de salirse de sus cuencas, las venas de su cuello estaban completamente llenas y parecía que iban a explotar en cualquier momento, y los labios tan agrietados y secos que habían pequeñas heridas con sangre ya seca sobre ellos, su arrollador encanto había sido totalmente opacado.

Oscuros Secretos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora