Capítulo 15

340 27 23
                                    

El miedo impulsa a los humanos a actuar de forma errática, o a simplemente no hacer nada, yo ya había hecho ambas cosas.

Ahora estaba paralizada, con miedo de intentarlo y volver a fracasar, ¿pero acaso no era peor pasar la vida entera soportando los ¿Y si hubiese... Qué habría pasado si..  ¿Qué tan distinto sería si...  Tal vez debí haber intentado esto... ?

 El mundo no estaba hecho para los cobardes, y ya estaba cansada de ser una...

***

Parpadee con rapidez intentando acostumbrarme a la luz que bañaba mis ojos, mi nariz se arrugo intentando aliviar la comezón que causaba el intenso olor a desinfectante.

Observe con calma el cuarto de hospital, sintiendo que había pasado una eternidad desde la última vez que estuve en uno.

Reconocí el molesto pitido de la máquina, sonando al ritmo de mis pausados latidos, la aguja insertada en mis venas era una vieja amiga al igual que la transparente bata que parecía de papel.

Suspire pesadamente, imaginando lo que me había ocurrido, como para terminar aquí.

Recorrí el pequeño espacio detallando la sombría decoración hasta que lo vi, ahí en un pequeño mueble junto a la cama, estaba el. Se veía tan pacífico, me entraron ganas de acostarme a su lado, sin importar lo incomodo que se veía.

Sus espesas pestañas caían con gracia, formando una media luna en esos perfectos pómulos. Mis labios se curvaron al ver la pequeña arruga que adornaba la comisura de su boca.

¿Cuánto tiempo llevaría aquí?

Jhon había cambiado su ropa, iba totalmente vestido de negro, las prendas que llevaba entallaban su cuerpo a la perfección, tenía el cabello más desordenado que de costumbre, casi pude imaginarlo pasándose las manos con frenesí.

Encorve mis dedos, conteniendo la frustración que tenía al no poder deslizarlos por esas hebras tan oscuras como el ala de un cuervo.

—¿No piensas dejar de mirarme?— dijo con los ojos aún cerrados, ladeando sus labios, causando un leve hormigueo en mi estómago—Sé que soy irresistible nena, pero si sigues viéndome así... vas a desgastarme.

Sonreí, sintiendo cómo una exquisita calidez embargaba mi pecho.

—¿No sientes que te falta el aire?—pregunté con inocencia—Este cuarto es muy pequeño para los tres.—moví la mano abanicando mi rostro con dramatismo.

Me miro confundido, posando esas lindas orbes azules sobre mí.

—Es increíble lo mucho que ha crecido.—dije aguantando la risa, al ver su cara consternada- Oh, ¡míralo! Está en casi toda la habitación.—levante mis brazos señalando en muchas direcciones, dándole énfasis a mis palabras.

—¿De qué hablas?—dijo preocupado—¿te sientes bien?

Se aproximó a la cama, posando la palma de su mano en mi frente.

Lance una escandalosa carcajada, al verlo tan perdido.

— Estoy hablando de tu ego... tarado.—sobe mi estómago adolorido sin dejar de reírme—Oye... incluso ha devorado tu pequeño cerebro.

Su rostro serio agudizó mi ataque de risa, las lágrimas no tardaron en brotar.

—Puedo mostrarte algo que podrías devorar...—susurro en mi oreja, provocando que me atragantara con mi saliva—, y te aseguro que "pequeño" no lo define en absoluto.

La puerta se abrió, y comencé a toser con desesperación.

¡Mierda! Me había ganado en mi propio juego.

Oscuros Secretos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora