Regla 12. Oh, no.

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*flashback*
Oh, no.

A ese hombre lo conocía... Sí, ese... El que corría junto con un compañero, ¿Pero quién era?

Saliendo de la puerta trasera de un local era un hombre alto, con aspecto de mafioso y estaba a punto de sacarse el arma.

Oh... No.

Tomando impulso, corrió hacia el hombre, el cual tenía intenciones de disparar a los otros dos que corrían pero entre que ella interpuso su cuerpo entre la bala y Eliot... Esa bala hizo que ella cayese al suelo.

Al ver lo que hizo, se volvió a meter en el local y ella, con la poca fuerza que tenía, se volvió a meter en los contenedores suspirando y sollozando ante el dolor.

Eliot Spencer y el hacker Alec Hardison se giraron al oír el disparo, pero no divisaron a nadie y a nada, así que siguieron corriendo hasta llegar al edificio donde tenían el piso franco para trabajar libremente en una estafa de su jefe.

Ella, se apretaba la herida mientras buscaba con la mirada desesperadamente una forma de salvarse... Escuchó pasos mientras lloraba y sollozaba intentando no hacer mucho ruido.

Al ver a un lado, un desconocido le tendía la mano con tanta paciencia...

*fin del flahsback*

Y justo cuando iba a tomar esa mano para que pudiera ayudarla... Se despertó.

Mathew estaba a su lado y la acurrucaba como si fuese una bebé. Ella suspiró de cierto alivio al notar que era un sueño pero la inquietud siguió vigente durante varios minutos en los cuales le fue imposible retomar el sueño.

Así que se dedicó a observar a Mathew. Recordó que se había ido a un prostíbulo y creyó por un momento que nunca se había ido sino que lo había soñado.

Pero la idea fue descartada al ver que tenía uñas enterradas en el cuello. Ella frunció el ceño ya que esas heridas eran muy profundas y a él no le gustaba que le hicieran daño y mucho menos... Que le dejaran marcas tan visibles porque no podía permitir dañar su imagen de perfección.

—¿Qué ocurre? —preguntó Mathew con los ojos cerrados. Ella se exaltó un poco ante el susto.  Mathewabrió los ojos y la miró—. ¿Qué hora es? —miró el despertador—. ¡Las ocho y once!

Mathew era tan meticuloso que tenía que sentarse a desayunar a las ocho y quince... Y claro, ahora iba muy tarde. Medio desnudo, salió corriendo de la habitación pero fue interrumpido por Eliot.

Al parecer le estaba echando la bronca por algo, así que ella se levantó escondiéndose para escuchar a hurtadillas.

—Maldita sea,Mathew . ¿Asesinaste a una prostituta?
—¡Ella me pegó en la cara! ¡Sabes lo mucho que odio que me peguen!
—¿Y era necesario asfixiarla con tus propias manos?

 Mathewasintió como si fuese lo más normal del mundo y siguió caminando. Ella se quedó helada en su sitio pensando en cómo había sido capaz de matar a alguien por tremenda tontería...

Eliot fijó su mirada en ella, haciendo que diera un saltito ya que creía que nadie la había visto. Cuando Eliot se iba a dar la vuelta, ella lo llamó.

Corriendo por el pasillo, tomó su muñeca y lo llevó a la habitación.

—¿Qué te ocurre conmigo? —preguntó ella mirando a Eliot. Este, desvío la mirada a su hombro desnudo... Ese hombro con esa inconfundible cicatriz de herida de bala.
—¿Cómo te lo has hecho? —preguntó Eliot sin apartar la vista del hombro.
—No me acuerdo... Pero me dijeron mis padres que fue cuando era pequeña e iba corriendo y en la esquina de una mesa, me dejé el hombro. ¿Por qué?

Dominante....."el placer de causar dolor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora