El molesto ruido del reloj hacía eco en toda la habitación contribuyendo a un creciente nerviosismo. A medida que el reloj se acercaba a la hora, sabía que pasaría... Maldita sea, sabía que pasaría.
Su corazón se detuvo al escuchar como los pasos y el compás del reloj se unían en una tenebrosa armonía.
Ella miró a la puerta suplicante, rezando que ocurriera algo en la cabeza de Mathew para que no abriera esa puerta. De pronto, ocurrió.
Todos los relojes de la casa se conjuntaron en una melodía digna de una película de terror. Oficialmente era medianoche y la bestia ya venía.
La puerta se abrió con parsimonia y ella reaccionó intentando hacerse la dormida como cuando era pequeña y cuando no quería hacer algo... Fingía dormir y todo se resolvía.
Escuchó los pasos deMathew acercarse a ella, tan despacio, tan desesperante, tan jodidamente temible.
Sintió su respiración cerca de ella. Se lo imaginó inclinándose hacia ella con los ojos cerrados para susurrar algo que no olvidaría en su vida:
—Sé que estás despierta.
Sintió como se alejó así que no le quedó de otra que abrir los ojos. Mathew la miró con bastante maldad y una sonrisa muy falsa.
—¿Acaso me tienes miedo, pequeña? —sonrió. Ella asintió tímidamente ante las repentinas ganas de llorar que la invadieron—. Pues cuando me hablaste de aquella manera, no lo parecía.
Ella bajó la mirada incapaz de mantenerla. Mathew se quitó la camiseta e hizo sonar sus dedos en un pútrido acto de preparación.
Ella, retrocedió en la cama por instinto, queriendo que se arrepintiera, queriendo que entendiera que no valía la pena.
—Muñeca —susurró—. ¿Puedes volver a repetir lo que me dijiste?
—No, Mathew...
—Repítelo, quiero volver a oírlo.
Ella negó con la cabeza y un golpe fue asestado con fuerza en su mejilla.
—Ten las agallas de repetir lo que me dijiste.
—No,Mathew yo... —susurró ella colocando una mano en su mejilla, la cual ardía y dolía demasiado.
—¿No vas a complacerme? —la abofeteó—. ¡Tu único deber en esta casa es complacerme! ¿Ni eso sabes hacer bien? ¡Buena para nada!
Mathewla tomó con agresividad del cuello, asfixiándola... Ella, inconscientemente, recordó la noche anterior, cuando la estaban asfixiando.
—Por favor... —musitó con un último respiro... Y Mathewla soltó dejando que el aire pasara a sus pulmones. Mathew la tomó del pelo y la miró fijamente.
—Dime lo que quiero oír.
Ella, al permanecer en silencio, se fijó en como Mathew suspiraba y cerraba los ojos para asestar una fuerte puñalada en su rostro. Ella sollozó cubriéndose el rostro, en un inocente intento de protegerse.
—Que ricura —suspiróMathew —. ¿Todavía crees que puedes protegerte de mí?
Y Mathew empezaba a quitarle la ropa, y ella luchó, pataleó, gritó, lo mordió, pero Mathewestaba descontrolado y cada pieza de ropa fue quitada con éxito.
Cuando Mathew ya intentaba quitarle las bragas, ella con sus dos manos, agarró las de él, para que no siguiera.Mathew , quitó la mirada de las bragas para clavarla en su rostro.
—Suéltame —advirtió. Esa advertencia fue tan amenazadora que hasta ella aflojó el agarre, pero aún así, no la soltó.
Pero Mathew, con un poco de fuerza, pudo librarse y procedió a quitar las bragas con rapidez. Por un momento, Mathewse quitó de encima de ella, sin duda para buscar el lubricante, y ella, se levantó tan rápido como pudo de la cama y corrió hacia la puerta.
Cuando ya estaba a punto de abrirla, temblando y llena de pánico. Mathew la estampó en la puerta.
—¿A dónde crees que vas? —le susurró al oído. Ella gimió echándose a llorar.Mathew , aprovechó al tenerla ahí, atarle las muñecas a la espalda y así evitar que se moviera tanto.
Cuando la levantó para llevarla a la cama, fue casi imposible porque pataleaba y gritaba evitándolo, así que como no tiene nada de paciencia, la tiró al suelo y ahí mismo se colocó encima de ella.
—No, Mathew... No lo hagas. Lo siento si fui impertinente, no volverá a pasar, pero por favor... No lo hagas.
—Oh, ¿la pequeña está asustada? Pues esto te asustará más. Ahora si sabrás lo que es ser violada de verdad y no las tonterías que te inventas, buena para nada.
—No me lo inventé —susurró—. Te lo juro... Solo podía pensar en ti, Mathew.
—Vaya, me conmueves, que pena que no sienta nada y será igual o más doloroso lo que voy a hacerte, nena.
—Por favor —susurró ella mirándolo a los ojos, cuando escuchó el cierre, se echó a llorar.
Era imposible moverse porque Mathew la tenía atrapada entre sus piernas, entre su peso. Sus manos estaban atrapadas en su espalda y sabía que ya... Iba a pasar y Mathew sería una bestia.
Mathew le quitó el pelo de la cara para verla mejor. Estaba lastimada, tenía el ojo izquierdo a reventar de lo morado que estaba, el labio inferior lo tenía roto por una esquina casi imperceptible, la mejilla también la tenía morada, en la frente tenía un rasguño, en el cuello seguía teniendo las marcas que hizo ella misma o como dijo... Otro sujeto.
Mathew, suspiró y la miró fijamente.
—Hago esto por tu bien —susurró—. Quiero que seas perfecta y lo serás, estoy seguro. Además, si es verdad que alguien abusó de ti, pues profanó tu cuerpo. Es decir, el cuerpo que me pertenece, ha sido profanado y yo tengo que volver a apropiarme de él y volverlo a hacer puro, solo mío, ¿Entiendes? Ahora, no llores tanto y abre las piernas para mi, muñeca, ahora sí verás quién es tu dueño.
—
Demien estaba sentado en su escritorio, intentaba concentrarse en los papeles pero no podía... Maldita sea, no podía. Resulta que a solo meses de estar en el hospital psiquiátrico, Mathew se la llevó... Y eso significó algo que Mathewle quitó, que le pertenecía a él: su virginidad.
Solo de pensarlo, le daban escalofríos. Esa virginidad, estaba guardada solo para él, no para que Mathew se la quitara a la fuerza. Él debió ser el primer hombre en estar en ella, no Mathew.
Escuchó unos inconfundibles pasos andar a través del pasillo que dirigía a su despacho. Se levantó de la silla y miró atentamente la puerta esperando que apareciera.
—Eliot Spencer —dijo sorprendido Demien—. Qué grata sorpresa.
—Vengo a cobrar algo que te llevaste anoche.
Demien frunció el ceño muy confundido.
—¿Por qué a ella? —preguntó Eliot—. ¿Acaso tu mujer no es capaz de complacerte?
—No te entiendo, Eliot... ¿Estamos hablando de la misma persona?
—Lo sabes perfectamente, conmigo no tienes que fingir. Has tenido los huevos de ir a casa de Mathewy abusar de su chica, de nuestra chica.
—Espera... ¿Han... Han violado a Alexya?
Eliot frunció el ceño, no se esperaba eso. ¿Acaso no había sido Demien? ¿Y si Mathew tenía razón y ella se lo imaginó todo?
—¿Pe... Pero quién? —susurró Demien—. ¿Quién le haría eso a mi pequeña?
—¿Tu pequeña?
—Era mía antes de que me la quitara Mathew—dijo perdiendo los nervios.
—¿Me lo puedes explicar?
—Era mi novia, Eliot. Era mi novia —repitió—. Me hice pasar por un profesor en la universidad donde estaba ella estudiando derecho. No pude llevar a cabo mi estafa porque me pasó algo con esa chica, Eliot... No podía dejar de verla. Y cuando tuve que irme de la universidad, creía que nunca la volvería a ver... Hasta que le dispararon por tu culpa.
Eliot frunció el ceño, ya todo empezaba a encajar y raramente su corazón se aceleró.
—Ella cuidaba de tu padre y le tenía muchísimo cariño... Tu padre mencionó que estaba un poco preocupado por ti, por tu trabajo, y ella se ofreció a protegerte. Eliot, aquel día que saliste de aquel bar por la puerta trasera con Hardison... Hubieras muerto si ella no hubiera recibido la bala por ti.
Ahora si lo entendía todo... Pero, ¿Por qué ella no recordaba nada?
—Yo la encontré en el contenedor de la basura, llorando y llena de sangre, así que me la llevé a casa. Ahí la cuidé hasta que se recuperó. Empezamos una relación a escondidas de mi esposa... Tara es maravillosa pero yo estaba completamente enamorado de mi pequeña. Hasta que pasó aquello... Fui un cobarde... Pero...
—¿Pero qué?
—Mi trabajo está antes que el corazón.
Demien se sentó en el escritorio mirando hacia la nada.
—Esa noche la iba a hacer mía —dijo suspirando—. Por primera vez para ella. Íbamos de camino al hotel cuando nos emboscaron... Eran los guardias gilipollas de Mathew. Logré escapar pero fue en cuestión de minutos cuando tuvimos un accidente. Yo no podía quedarme ahí, la policía sabría quién soy, así que la dejé a ella en el sitio del conductor cuando estaba inconsciente, me llevé sus documentos y fui a la oficina de Hardison. Con una buena suma de dinero, eliminó todo su pasado y la puso como una joven huérfana, que estaba enferma mentalmente, por lo que la metieron al hospital psiquiátrico. Para mi buena y mala suerte, con el accidente, había perdido la memoria por lo que no podía recordarme y justo cuando trazaba un plan para sacarla de ahí... Mathew se la llevó.
Demien suspiró mirando sus manos.
—¿Cómo puedo creerte? —preguntó Eliot.
—Hombre de poca fe —sonrió Demien caminando hasta su pared, donde tenía cuadros vanguardistas, pero al darles la vuelta, era ella. Dormida, sonriendo, desprevenida, leyendo... Vaya...
—¿Y has sido tú el que ha abusado de ella?
—No, Eliot, te lo prometo. Anoche estuve aquí con Tara.
—¿Y qué hacías con ella?
—Ya sabes... Cosas de adultos.
Eliot miró su reloj y suspiró.
—Mathew no me deja entrar en casa... Está torturando a Alexya ahora mismo. Así que voy a proponerte algo.
Demien asintió.
—Si es verdad lo que me dices, y mira que te estoy dando un voto de confianza, te la traeré... Esta misma noche.
La sonrisa de felicidad de Demien fue indescriptible.
—Mathew es un psicópata, Demien. Debe de estarle haciendo mucho daño ahora mismo y yo ya no quiero que sufra, si es verdad que me salvó la vida... Quiero lo mejor para ella y Mathewes todo lo contrario a ello, así que te la traeré para que la cuides tu.
Eliot pudo ver como los ojos de Demien se cristalizaron, pero él era todo un caballero, así que mantuvo la postura.
—Le diré a Mathew que se ha escapado y le daré pistas falsas a cambio de que tú la cuides y no le hagas daño nunca más, ¿Me has oído?
—Sí, sí... Estoy sin palabras, Eliot. Al fin y al cabo, eres un hombre de bien.
—La maldad de otro hombre no te hace bueno —dijo mirándolo fijamente—. ¿Dónde te la llevo?
—Tengo este apartamento en el centro. Creo que Mathewno la buscará ahí —dijo apuntando la dirección—. Por cierto... ¿Por qué Mathewmaltrata a sus empleados de esa manera? El pobre Liam vino hacia mí pidiendo ayuda...
Liam...
Mathew golpeó a Liam...
Liam no dejó la fiesta en ningún momento pero tampoco se le vio...
El traje de policía, Eliot lo había tirado a la basura...
Liam tiene acceso a las cámaras.
Tenía un motivo para hacerlo.
—Gracias Demien —dijo Eliot—. Creo que acabo de descubrir quién abusó de la pequeña Alexya.
—¿Quién? Me encantaría encargarme de esa sabandija yo mismo.
—Liam.
Eliot se dio la vuelta mientras escuchaba a Demien cargar el arma, a Mathew no le diría nada porque le convenía que él siguiera pensando que ella se lo había imaginado todo.
—
Mathew le cubría la boca mientras la embestía con tremenda fuerza. Había sangre, lágrimas y dolor por todos lados. Mathew la miraba fijamente mientras la penetraba con tal fuerza, que ella creía que su objetivo era partirla por la mitad.
Hasta que por fin, se corrió. Ella gimió suspirando mientras Mathew se levantaba y empezaba a vestirse.
—Es que ni de eso eres capaz... No puede ni complacerme —dijo dándole una patada. ¿La iba a dejar aquí atada?
Al parecer sí. Cuando lo vio marcharse, empezó a llorar pero esperó hasta oír el coche para empezar a gritar.
—¡Eliot! —gritó. Y este, acababa de entrar en la casa al escuchar el coche marcharse. Corrió hasta la habitación, y la encontró desnuda en el suelo, con las manos en la espalda.
Corrió a ayudarla. La cubrió con su chaqueta y le desató las manos. Ella lo abrazó como instinto.
—Sácame de aquí, Eliot. Quiero irme, ahora si no quiero estar conMathew .
Eliot asintió buscando ropa en el armario de ella. En cambio, ella se sentó en la cama mirando la chaqueta de Eliot, y tocándola con cuidado con mucho cariño.
—Te llevaré a un lugar donde te amarán y te cuidarán. Pero tienes que confiar en mi palabra —sonrió Eliot acariciándole la lastimada mejilla—. Yo iré a verte pero principalmente estarás con alguien te que dará todo el amor y todo lo que necesites.
Ella asintió. Vaya... Un poquito de amor sonaba como el paraíso cuando vivías con Mathew.
—Gracias Eliot.
Al meter toda la ropa necesaria en un bolso de deporte de Mathew, ambos corrieron hasta el coche de Eliot. Era un chevy del 89, al que Eliot quería muchísimo, con todo su corazón.
Ella no podía creerse lo que estaba haciendo... Estaba huyendo de Mathew
—Eliot... Tengo mucho miedo —dijo mirando la casa de Mathewquedarse cada vez más atrás y más atrás...
—Te prometo que no va a encontrarte —dijo mirándola—. Te lo prometo.
Ella asintió mirando a la ventana, a la preciosa luna llena, la cual parecía iluminarles el camino. Pensó que Mathew estaría mirando la misma luna...
Lo que no sabía era que tenía a Mathew saltando encima de él ahora mismo.
Parece que estamos mirando la luna, pero es una luna distinta.
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Dominante....."el placer de causar dolor"
РазноеSi la concepción de la vida de un psicópata es hacer daño, lo hará, y mucho. Mathew Ivanovich sólo está cegado por su obsesión con las muñecas, la perfección, el orden y la obediencia. En cambio ella sólo tiene demasiado miedo como para huir. ...