Mathew, al oír la puerta, como si se tratara de navidad, corrió como loco hasta casi chocarse con Eliot.
Este, miró de manera extraña a Mathew, ya que en la cocina podía oír sollozos. Asomó la cabeza y pudo ver como una de las empleadas estaba sentada en una silla, con la cabeza apoyada en la mesa y llorado desconsoladamente. Su uniforme estaba desgarrado y en las partes blancas podía ver sangre. Estaba despeinada y lo que podía ver de su pálida piel, estaba lastimada.—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó Eliot.
—Me la follé y era virgen. Me enteré cuando acabé. Ahora lo importante, ¿Qué habéis encontrado de ella?Eliot miró a la empleada una vez más y fue hacia ella ignorando totalmente a Mathew . Ahí, se sentó a su lado y le habló con dulzura.
—Hey, preciosa. ¿Quieres irte de aquí?
La chica asintió incapaz de levantar la cabeza.
—Primero tienes que mirarme —dijo Eliot tomando su mano. Ella lo hizo. Tenía el rostro lastimado y le recordó a la pequeña Alexya, la primera vez que estuvo con Mathew . O que Mathewestuvo con ella.
Se levantó y la guió hacia donde las chicas guardaban sus ropas.
—¡No! ¡Hey! ¿Qué haces? Es una de mis chicas —bramó Mathew.
—¡Estás enfermo! —gritó Eliot llevándosela de ahí.Eliot la esperó hasta que se terminó de vestirse mientras que Mathew estaba sentado en las escaleras muy nervioso.
Cuando salieron se levantó. Mathew tomó del brazo a Eliot y lo miró fijamente.
—No puedes llevártela —advirtió.
—Observarme —lo retó Eliot marchándose.
—Vuelve aquí ahora mismo, imbécil.Eliot bufó y se marchó con la chica. Mathew tomó un busto de Sócrates que tenía cerca de la entrada y lo tiró a lo lejos.
—¿El no me ayuda? ¡Pues bien! La buscaré yo mismo.
Entre tanto desastre, Mathew no se había percatado de algo fundamental, que probablemente era lo necesario para encontrarla. Pero estaba tan cegado por su rabia que era incapaz de recordar lo que había hecho hace cinco minutos por la rabia interior que lo estaba matando.
¿Por qué se había ido? ¿Es que acaso no le gustaba cómo la trataba? ¿Acaso a ella no le gustaba? Necesitaba encontrarla. Ella ya se volvió algo esencial en su vida y no se imaginaba llegar a su casa y no verla en su cama porque eso no es vida, es la muerte para él.
Se sentó en la cama. Ante jarrones rotos, cuadros destrozados, cortinas desgarradas y papeles hechos añicos. Negó con la cabeza ante la idea de dejarla ir... Ay, muñeca. Cuando Mathew Ivanovich se obsesionaba, ninguna alma viviente era capaz de detenerlo porque ahí sería la muerte de ellos.
Rebuscando entre escombros, pudo ver que se había llevado algo de ropa. Pero si iba a un rumbo incierto, ¿cómo es posible que llevara ropa? Mathew frunció el ceño sentado ante el armario. De pronto, se levantó. El detalle. Sí... La iba a encontrar.
Al ver que le faltaba una bolsa de deporte, sonrió. Ay, pobre ingenua. Mathew se levantó tomando su teléfono y mientras le gritaba a todas las empleadas que empezaran a limpiar todo el desastre y que a partir de las 2 de la madrugada no quería a nadie... Traería a su muñeca y le daría una noche muy agitada, entre gritos, sangre, dolor y casi la muerte.
Eliot irrumpió en el departamento de Demien mientras gritaba buscándola. Ella se levantó corriendo muy asustada.
—¡ Mathew viene en camino!
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Dominante....."el placer de causar dolor"
RandomSi la concepción de la vida de un psicópata es hacer daño, lo hará, y mucho. Mathew Ivanovich sólo está cegado por su obsesión con las muñecas, la perfección, el orden y la obediencia. En cambio ella sólo tiene demasiado miedo como para huir. ...