• a m a r •

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El amarse a sí mismo antes que a nadie .

Escucho esa frase todos los días.

Solo cinco años le bastaron para valorar incluso si alguien compartía su comida con ella.

Se veía a ella misma.

Miraba sus ojos e intentaba leer sus pupilas.

Posaba su mano en su pecho para conectar ambos corazones.

Miraba su piel y se besaba.

Amabas se besaban.

Lloraban, gritaban, reían, amaban, todo juntas.

No era más que un cuerpo protegiendo su alma, protegiendo de todos.

Aquellos que la patearon, quienes la golpearon, aquellos que grabaron en su corazón que su enfermedad merecía la muerte.

Grabaron en su piel lo que era ser más débil que los demás.

Grabaron en su memoria todos aquellos recuerdos imborrables.

Incluso si cierra sus ojos frente las velas puede sentir sus pulmones siendo asfixiados por agua que impedía que ella respiraba.

Quería borrar eso.

Y la enfermedad era quien se encargaba de eso.

Le producía dolores más fuertes que los de unos simples golpes para hacer que la Castañita olvidará por minutos esos días y ahora se ocupará de su leucemia.

Quería que disfrutara su vida.

Sin haberse dado cuenta ambas sabían los planes de las otras.

Amar y sanar.

Amar aunque su cuerpo doliera.

Sanar sus heridas aunque ella sufrirá.

Ambas pertenecían a un mismo cuerpo.

Cuerpo que amaban y adoraban como si fuese su casa, cuerpo del cual cubrían sus cuerpos desnudos.

Donde cubrían su alma.

Se estaban amando a si mismas.

Estaban logrando sus metas.

Amar su cuerpo aunque este estuviera marcado y lleno de Cicatrices.

Su piel era como un lienzo.

Miles de colores y marcas por la guerra.

Guerra entre la salud y la enfermedad, guerra entre la Castañita y la leucemia.

Pero todo eso paro, ahora ambas se amaban y estaban preparadas para el siguiente paso.

Seguirse amando para siempre.

• Leucemia •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora