9. Capítulo

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Alguien toca mi puerta mientras termino de vestirme. Oigo que lo hace con cuidado por si estoy dormida.

—Adelante.

La melena rubia de Kayla se asoma por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

—No sabía si estabas dormida, vengo a despedirme.

—¿Te vas ya? —es demasiado pronto.

—Si, Wade va a llevarme hasta el aeropuerto. Mi vuelo sale en dos horas.

—Esta bien. Pues pásatelo genial vayas donde vayas.

No me había dado cuenta de que no tengo ni idea de a donde se va hasta que he dicho esto. No ha llegado a decírmelo aunque realmente tampoco lo veo algo necesario.

—Me voy a Nueva York. A ver a mis padres. Necesito estar con ellos un par de días para desconectar.

Creía que Kayla no tenía ninguna relación con sus padres porque no venían a la boda. Nunca me he atrevido a preguntar por ellos por si habían muerto o había tenido problemas y ya no se hablaba. Pero aun así no hago preguntas porque es un tema que no me incumbe.

—Una buena ciudad para desconectar. Allí sabes de sobra al igual que yo que te pierdes con el primer rascacielos que ves.

Nueva York tiene algo especial. Siempre lo ha tenido. Por eso es la ciudad favorita de muchos. Porque la primera vez que la conoces te quedas tan alucinado a cada paso que andas que es como estar viviendo un sueño donde todo es perfecto. Y porque es al único lugar al que quieres volver una y otra vez a pesar de todos los lugares que te queden por visitar en el mundo. Por eso es especial. Porque no hay persona que no vuelva. Porque Nueva York es de volver y de vivir.

—Lo se. Ahora que no nos oyen, tenemos suerte de ser de allí.

—La tenemos —sonreímos y después se acerca a mi y me abraza.

Cada vez que tengo contacto con Kayla me siento fatal. Porque recuerdo a Wade y a los sentimientos que siento hacia el que todavía no puedo interpretar. Y ella no tiene la culpa, lo se, ni siquiera se si la tengo yo, en cosas como estas solo manda el corazón.

Después de abrazarme se va y oigo como ella y Wade se van de casa cuando dan un portazo.



Después de un par de horas, Wade todavía no ha vuelto y yo estoy sola en casa haciendo cosas de la boda. Hasta ahora solo estoy preparando listas posibles de todo lo que creo que puede gustarles. Así para cuando ella vuelva, elijan lo que más les guste y sea más rápido.

El timbre suena de repente así que se con certeza que no trata de Wade, porque el tiene llaves.

Abro la puerta con cuidado para ver de quien se trata y cuando veo ese cabello pelirrojo se de quien es. Jake. Bueno, y también le delata el sombrero grande que traía ayer, solo que hoy lo lleva en la mano.

—¿Qué te trae por aquí? ¿Otra tubería rota? —río.

—No que yo sepa —sonríe —. Vengo a proponerte algo, ayer me quedé con mal sabor de boca.

—No te comprendo.

Ayer estuvimos muy bien hablando y le perdone unas mil veces lo de el primer día. No se porque aún se siente mal, creo que le dejé claro que esta mas que superado.

—Pues que me quedé con las ganas de proponerte una cita —le miro extrañada —. Bueno igual una cita cita no, solo salir a tomar algo a la ciudad. Si quieres, claro.

No me lo esperaba. Siempre me sorprenden los vaqueros, la facilidad que tienen de decir todo, no le ha costado nada pedirme una cita, en Nueva York y en el resto de sitios en los que he estado, tardan horas en pedírtelo y le dan mil vueltas para hacerlo. Pero esta claro que esto no es Nueva York.

Mi vaquero (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora