Mi corazón estaba acelerado, no sabía si era debido a lo que había sucedido o por el hecho de estar en la casa de Black los dos solos.
Observé su casa por completo, era simple y nada lujosa como pensaba. Siempre creí que tenía millones de personas que hacían todo por él, que vivía entre candelabros, cuadros y sillones que costaban más de mil dólares, pero estaba equivocada. Solo había los muebles necesarios y sencillos, no había cuadro carísimos de artistas reconocidos.
- Bienvenida a mi humilde hogar.- Escuché la puerta cerrarse y eso me alteró más.
- ¿Qué hacemos aquí?, Pensé que me llevarías a casa.- Traté de disimular mis nervios. Había estado a solas con él en varios ocasiones pero ninguna cómo está. Estar a solas con un chico en su casa me ponía en realidad nerviosa y deseaba irme lo antes posible.
- Eso no será posible, la policía está rondando por todas partes en busca de jóvenes en motocicleta, lo mejor será que te quedes aquí hasta mañana. - Mi corazón se aceleró más. - Y no tienes porqué estar nerviosa, no te haré nada.- Se acercó a mí hasta que quedó a escasos centímetros. - A menos que tú quieras.- Sonrió. Volvió a su posición inicial y estaba por irse cuando mi voz lo detuvo.
- Tal vez deberías llamar a tu amiguita, debe estar muy preocupada por ti y tú aquí perdiendo tu tiempo con algo tan insignificante.- No supe ni porque lo había dicho. ¿ Qué me estaba pasando?, No puedo estar celosa, claro que no, es decir, me atrae físicamente pero no conozco nada de él, ni siquiera su nombre. Me giré para ver su reacción y como siempre había vuelto su semblante serio.
- En primer lugar tu no eres insignificante, no para mí. Desde ahora eres y serás mi prioridad. Te protegeré sin importar qué, incluso si eso significa mi propia destrucción.- Suspiró. Volvió a retomar su camino. - Por cierto, Eva es lesbiana.- Gritó antes de entrar a la otra habitación.
Me sentía estúpida, no sabía si era por haberle hecho una escena de celos como si él fuera algo mío o porque lo cele con una lesbiana. Que estúpida estoy.
Me senté en el sofá y no podía dejar de observar todo. - Iré a bañarme, puedes unirte cuando quieras. - Habló haciendo que me sobresalte un poco. Miré hacía donde estaba él, y cómo era de esperarse se reía de mí.
Ignoré su comentario y volví a mi detallada observación de su casa. Para lidiar con mi aburrimiento decidí explorar un poco el lugar, tal vez así logrará averiguar algo más acerca de él.
Me acerqué a lo primero que llamó mi atención, en todo el lugar solo existían un portaretrato. Lo agarré y observé detalladamente a las dos personas que se encontraban ahí.
Una mujer castaña sostenía en sus brazos a una pequeña niña de aproximadamente tres años. Ambas se veían felices. La señora tenía el mismo color de ojos que Black y al igual que la pequeña, por lo que creo ellas deben ser su madre y su hermana, ¿Pero por qué no hay una fotografía de su padre?. Dejé el portaretrato en su lugar y empecé a buscar, por ahí en otro rincón había una foto de su padre.
- No encontrarás una fotografía de él, no tengo.- Escuché hablar atrás de mí, me asusté al escucharlo. - Si buscas una fotografía de mi padre no la hallarás, no la tengo y tampoco quiero tener una. - Hablo caminando hasta quedar frente a mí. Su pelo estaba completamente mojado y solo traía puesto un pantalón.
Estaba por preguntarle porque no tenía una fotografía de su padre cuando una herida en su pecho captó mi atención. Me acerqué más a él y con mi dedo índice roce levemente su herida haciendo que él hiciera una mueca de dolor. Ahora entiendo porque se quejó cuando me alzó, se había lastimado cuando Gus lo empujó.
- No te preocupes, mis heridas se curan solas, siempre ha sido así.
- Permíteme esta vez ser quién te ayude a curarte. - Dije sin pensarlo.
- Eso me encantaría.- Sonrió.- Pero no te preocupes, solo es algo insignificante.
Mi cerebro volvió a funcionar normal y me dí cuenta de la tontería que había dicho, me aleje de él y desvíe mi mirada.- Oh, claro. - Sentía vergüenza, no puedo creer que haya sido capas de decir semejante estupidez.
- Espérame un momento aquí. - Corrió hacía donde yo creía era su habitación y no tardó ni dos minutos. Traía puesto una sudadera roja. - Sígueme, quiero enseñarte algo. - Salimos por la puerta trasera.
Caminamos hasta llegar a un árbol, en un ágil movimiento él subió , con una mano se sostuvo de una rama y con la otra me ofreció su ayuda, no dudé ni un momento y la tomé.
Cuando pensé que habíamos llegado me equivoque, él comenzó a caminar sobre la rama y luego salto al techo de su casa. Caminé por la rama pero cuando me tocó saltar me detuve, ¿Y si no lo lograba?, Es decir la distancia no es mucha pero sé que a veces puedo ser torpe y tal vez me resbalé.
- Salta, no tengas miedo.
- ¿Y si me resbaló y me caigo?.- Me agarre más fuerte de la rama que estaba por encima de mi cabeza.
- Confía en mí, nunca dejaré que nada te suceda. - Extendió sus brazos, dió un largo suspiró y sin pensarlo más salte y caí directamente en sus brazos quedando a escasos centímetros de sus labios. Mi corazón se aceleró ante su cercanía. - Si cada vez que tengas miedo te tendré así de cerca creo que te pondré en peligro más seguido. - Se ríe. Me suelta y empieza a caminar pero agarrando mi mano.
Nos sentamos en la cima del techo. Se veía absolutamente todas las casas, las luces, no era la mejor de las vistas pero era muy bonita.
Era el lugar perfecto para venir cuando necesitas despejar tu mente de todos los problemas.
-¿Por qué no tienes una fotografía de tu padre?.- Fue la primera pregunta que vino a mi mente.
- Digamos que mi relación con mi padre no es buena.- Dijo seriamente, decidí no preguntar más.
- Creo que no debí preguntar. Por cierto ¿Tu madre no se enojara que yo esté aquí contigo?.- Ví como se tensó por completo.
- Créeme que ese es el menor de los problemas. Mi madre falleció cuando tenía nueve años.- Ahora es justo cuando entendí porque era que se enojaba cuando le decía niñito de mamá. Tal vez debería dejar de hablar.
- Lo siento.
-Tranquila, ya no me afecta.- Colocó su mano encima de la mía.- Creo que te debía esto.- Me pasó una pequeña caja y enseguida la abrí. Adentro había un teléfono.- Lamento haber arrojado tu teléfono a la piscina esa vez. - Nuestras miradas estaban conectadas.
- Si me lo debías pero no era necesario.
- Para mí si, no quiero arrebatarte cosas, quiero darte más porque creo que mereces todo.- Tomó mi rostro entre sus manos y acarició mis mejillas con sus pulgares.- Ahora utiliza el teléfono para llamar a tus hermanos o a la persona con quién vivas y dile que no podrás llegar a casa porque esta noche estarás conmigo y serás solo para mí.
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Ice
Teen FictionBlake Shepard no es la típica nerd, no es la popular, no es millonaria ni nada por el estilo. Solo es una chica común y corriente de diecisiete años con amor hacía el básquetbol, amigas que carecen de tornillos que la mayoría de veces le hacen pasar...