Devastada, vacía, sin esperanzas, al borde del abismo. Son las palabras perfectas para describir cómo me siento, quizás no siento nada. Todo rastro de esperanza se fue creando un vacío enorme en mí pecho cuando la palabra Nathan y muerto fueron usadas en la misma oración.
Una parte de mí se negaba a creerlo, sentía que él estaba bien pero solo era yo tratando de hacerme sentir mejor, tratando de amortiguar un golpe que me había tomado muy desprevenida, quizás no tanto.
No sabía hasta que punto era capaz de llegar Gus hasta que me confesó que fue quién me empujó de las escaleras, haría lo que fuera por lograr su objetivo, entonces creo que sí ha sido capaz de asesinar a su primo, ¿Y todo para que?, ¿Para demostrar qué consigue lo qué quiere?, ¿Para joderme la vida ? O ¿Por simple gusto?.
Sea lo que sea ya no importa, nada me importa. Tal vez sea un poco exagerado llorar tanto por un chico, pero conocía a ese chico hace más de medio año. Él me volvía loca, en ocasiones sacaba lo peor de mí y no sé como, en que momento ni cuando, pero logró meterse debajo de mí piel hasta llegar a lo más profundo de mí ser, de mí corazón y de mí alma. Y ahora simplemente ya no está, y sin él no existe esperanza para mí, cualquier probabilidad de salir de esta maldita situación se fue junto con él, él tenía las respuestas, él era llave para salir de este horrible lugar.
No sé cuánto tiempo llevó así, tirada en el piso abrazando la chaqueta con sangre y llorando, he perdido la noción del tiempo, no he dormido ni un solo momento, tengo la mirada pérdida y cualquier persona que me viera pensaría que la razón ya me ha abandonado, y creo que así es.
La puerta es abierta y ni siquiera tengo que mirar para saber quién es, después de todo es él único que viene a joderme la existencia, a recordarme que no tengo escapatoria.
- ¿ Qué tal, bombón? - Me incorporó quedando sentada, mantengo la mirada en la pared, no quiero mirarlo porque sé que las ganas de lanzarme sobre él y arrancarle sus ojos, aparecerán. Se para a unos cuantos centímetros de mí - Te he dejado llorar tranquila por más de doce horas tal y como me lo pediste, ¿Estás lista para oír como fue qué tú amado pasó al otro mundo?.
El momento en el que Gus me lanzó la chaqueta y aquellas palabras salieron como navajas de su boca, me quedé en silencio y entonces solo le pedí doce horas, doce horas en la que no venga, doce horas de paz y que a la vez me fueron un infierno. Debí pedirle más tiempo.
No le respondo nada, solo me dedicó a mirar la pared como si fuera lo más interesante en este momento. - No has tocado tu comida - Dice mientras empuja con la punta de su zapato la bandeja de metal que contenía una sopa de pollo junto a una milanesa. Claro que no comería nada de lo que me dieran, podrían echarle droga o cualquier cosa, no pienso arriesgarme. Le doy una corta mirada a la bandeja y luego la vuelvo a clavar en un punto imaginario en la pared - Como quieras. Supongo que aún piensas que lo que te dije es una broma, pero no es así. -Se pone de cuclillas frente a mí y levanta mí mentón para que lo miré - No pienses que soy un asesino, yo no lo maté, solo mandé a alguien para que lo hiciera por mí. Fue muy fácil, es lo que me dijeron. ¿Recuerdas el lugar de carreras dónde te hice ir?, allí fue exactamente dónde lo asesinaron, el primer disparo fue en el pecho y el segundo en medio de las cejas - Soltó mí mentón y comenzó a caminar por la habitación.
Miré la chaqueta y justo en el lado izquierdo tenía un orificio, todo lo que me decía era verdad, cada palabra era cierta. Sentí las lágrimas amenazando con salir, dí una respiración profunda para tranquilizarme, no pienso demostrarle que me lástima, no pienso mostrarme débil.
En este momento mí cabeza está hecha un caos, tengo todos los pensamientos al igual que mis sentimientos revueltos, pero estoy segura de una sola cosa; no quiero casarme con este sujeto, no pienso vivir amargada o con temor que en cualquier momento haga algo que le disguste y me mate. No. No quiero esa vida para mí, en este preciso momento me prometo salir de esta situación al igual que acabar con Agustín Stimest, aunque para hacerlo tenga que acabar conmigo misma, no importa pero lograré mí objetivo. Juro destruirlo.
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Ice
Teen FictionBlake Shepard no es la típica nerd, no es la popular, no es millonaria ni nada por el estilo. Solo es una chica común y corriente de diecisiete años con amor hacía el básquetbol, amigas que carecen de tornillos que la mayoría de veces le hacen pasar...