Capítulo 42

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Abrí lo más rápido posible la puerta del departamento, tenía la sensación de que alguien me estaba siguiendo o tan solo estaba un poco paranoica.

Tiré las bolsas sobre la mesa, Michelle y Jess seguían en el sofá,  ignoré sus miradas llenas de curiosidad y corrí hacía mí cuarto, eché llave a la puerta y me lancé sobre mí cama. Mis lágrimas no tardaron en salir.

Ese hombre tenía a mí hermano, era lo más obvio, Liam había desaparecido y él dice que tiene algo valioso para mí, todo encaja a la perfección. Esto no puede estar pasando, ¿Por qué a mí?, ¿Por qué solo me sucede cosas malas?.

Escuché golpes en la puerta, lo ignoré, no tenía ganas de hablar, no quiero contarles de lo que me acabo de enterar, no quiero involucrar a nadie más. Después de unos minutos los golpes en la puerta cesaron.

Entre lágrimas y sollozos mis ojos se fueron cerrando hasta que quede completamente dormida.

Las paredes naranjas, portaretratos por todas las paredes, cada uno de ellos con un momento que ha marcado mí vida.

Reconocía a la perfección este lugar, es la casa donde crecí. Caminé cautelosamente observando cada una de las fotografías hasta que escuché un par de sollozos, mí cuerpo se estremeció y comencé a buscar al causante de tales ruidos.

Mí madre se encontraba sentada mientras observaba una fotografía, gotas de sangre salían por sus ojos. Aún asustada empecé a acercarme, al notar mi presencia sus ojos se volvieron negros y me señaló.

— Por tu culpa Jordan murió y por tu culpa ahora Liam también morirá. — Mi cuerpo no respondía, estaba completamente estática. Acercó a su pecho el portaretrato. — Por ti ella murió. — Señaló un cuerpo que yacía sobre el piso, no lograba reconocerlo lo único que pude notar era que pertenecía a una mujer.

Mi cuerpo comenzó a temblar, mis piernas no respondían y entonces caí de rodillas, busqué un poco de equilibrio y puse mis manos. Unas fotografías estaban en el suelo, con mi mano quité el polvo que las cubría, fue entonces cuando sentí mi corazón acelerarse, eran muy similares, ¿Cómo nunca lo noté?, ¿Cómo no pude percatarme que tenían los ojos iguales?. He dejado pasar tantas cosas en alto y recién ahora me doy cuenta de todo.

Abrí los ojos de golpe, lo primero que visualice fue una silueta que me observaba y como mi primer reflejo le lancé un golpe.

— ¡Auch!.— Busqué el interruptor de la luz, cuando todo quedo completamente visible pude notar de quién se trataba. Parecía un deja Vu.

Nathan se acariciaba la mejilla, mi corazón se disparó, me sentía triste, molesta y a la vez confundida. ¿Cómo entro?, ¿Qué hace aquí?, ¿Qué quiere de mí?.

— Esto me trae recuerdos. — Al escucharlo mi piel se erizó. Me sentía nerviosa, me levanté de la cama y caminé hasta llegar al rincón de la habitación, no quería estar cerca de él.

Él solo me observaba. — ¿Qué quieres?, ¿ Cómo entraste?. Mejor no me lo digas y solo vete. — Señale la puerta. Trataba de sonar fuerte, como si su presencia no me afectará, como si las lágrimas no estuvieran retenidas en mis ojos, como si él ya no me importará.

— Tienes que venir conmigo. — Sentenció, empezó a caminar hacia mí pero levanté mi mano indicándole que se quede quieto, y por primera vez hizo lo que le pedí.

¿Quién se aparece en la madrugada en tu cuarto y te dice que tienes que ir con él?, la respuesta es: un demente.

Una risa exagerada y lleno de enojo salió de mis labios, no podía creer que esto realmente esté pasando. — Primero admites que quieres a Tatiana y ahora apareces en mi habitación a las... — Miró el pequeño reloj digital en mi mesita de noche. — Tres de la mañana y me dices que debo ir contigo. No sé que tratas de hacer ni a que estás jugando pero no pienso seguirte, no iré contigo a ningún lado. Las personas mentirosas y yo no solemos llevarnos bien. — Crucé mis brazos sobre mí pecho.

— No te he mentido, si admito que quiero a Tatiana, la quiero como a una amiga, quizás como a una hermana y siempre será así. Sé que te he ocultado varias cosas, pero algunas han sido por tu bien, jamás lo he hecho por maldad, todo este tiempo he tratado de protegerte y en este instante lo estoy tratando de hacer. — Me quedé en completo silencio.

No sabía que decir, mí mente estaba confundida. Una parte de mí se alegraba porque me había buscado, había venido por mí pero mí lado más coherente quería echarlo a patadas y gritarle que me deje en paz, que no importará lo que me diga que no le iba a creer.

Me quedé estática por un par de segundos y entonces solo pude pronunciar cinco palabras. — Vete de aquí, por favor. — Nathan se quedó en silencio y solo me observaba fijamente, acción que me puso más nerviosa. Él no tenía ni la más mínima intención de retirarse.

De manera rápida me acerqué a él, si tenía que sacarlo a empujones lo haría. Justo cuando estaba por empujarlo Michelle apareció en mí cuarto. — Por una vez en tu vida hazme caso y escúchalo. — Sentí como la furia se adueñaba de mí cuerpo, ahora entendía todo, ella fue quien lo ayudo entrar.

Se supone que ella es mí amiga y tiene que apoyarme a mí, no a él. Miré a Michelle de manera furiosa pero a ella no parecía afectarle en nada. Sabía que si no hacía caso a lo que me estaba pidiendo está discusión se pondría larga y quizás nunca acabaría. Me senté en mí cama de malas ganas y le hizo una señal a Nathan para que comience a hablar, mientras más rápido hablará más pronto todo esto iba a terminar.

— Marcos te está buscando, ya sabe que estás aquí y no se rendirá hasta dar con tu paradero...

— Espera un momento. — Lo detuve, no tenía ni idea de quién me estaba hablando. — ¿Se supone qué debo saber quién es Marcos?.

— El señor que tu padre te presento en Liverpool. Él es Marcos. — Mí corazón se aceleró ante tal mención, ¿Cómo sabía él acerca de eso?. — Te está buscando y no se detendrá. Él tiene a tu hermano, está haciendo cualquier cosa para hallarte.

— ¿Por qué me quiere?.

— Porque le perteneces. — Mí ceño se frunció de inmediato, ¿Pertenecerle?, Yo no soy ningún objeto ni nada. Nathan pareció entender mí mirada y siguió hablando. — Tu padre te dio a Marcos  a cambio de cancelar una deuda que tenía con él.

Todo en mí estaba hecho un caos, poco a poco trataba de procesar la información. Levanté mí vista y lo miré directo a los ojos.— ¿Cómo sabes todo eso?. — Noté su nerviosismo, su mirada paso a Michelle y se detuvo en ella unos minutos. El sueño que había tenido hace unos minutos volvió a mí mente y entonces recordé las dos fotografías que había visto antes de despertar,  aún sin estar segura de mí teoría dije lo que pensaba. — Él... él es tu padre.

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