EL PROMETIDO DE MI HERMANA (con Siwon)

Capitulo 54

SIWON

Solo aquí tengo paz, este lugar me recuerda tanto a ella, a todos los momentos que juntos pasamos, momentos y recuerdos que jamás volverán a repetirse. Acaricie con mi mano cada uno de los muebles de este departamento, todo me hacía verla a ella, por ultimo acaricie la manta de la cama, se sentía suave, suave como su piel. Tome asiento sobre el piso de la habitación con su violín en mis manos, se trataba del instrumento que yo le había obsequiado. Aquí era el lugar donde ella solía guardarlo, tal vez ya no recordaba donde estaba o mejor dicho tal vez no le interesaba saber dónde estaba.

Estire mi mano alcanzando de mi mesa de luz un cuaderno de notas, arranca una hoja y con mi bolígrafo comencé a escribir.

"(TN) _____:

Esta es la carta que jamás voy a entregarte, no tengo el valor de hacerlo y tampoco mereces pasar por algo así. Pedirte perdón sería algo tan tonto de mi parte, sé que jamás lo harás y en parte sé que no lo merezco. No me olvides... por favor no lo hagas, recuérdame como aquel amor que una vez vivimos, el amor más infinito que sentí y sé que jamás volverá a sucederme. Debes saber que por mi parte jamás he de olvidarme de ti, voy a recordar cada palabra tuya, cada beso, caricia y sonrisa que fueron dedicadas para mí. El aroma dulce de tu piel vivirá siempre conmigo. Si lo nuestro hoy termino agradezco a la vida por cada noche que te hice mía y te tuve entre mis brazos escuchando de tus hermosos labios todos esos "Te amo"

Habría deseado tanto conocerte antes, antes de ser este ser mediocre que tu conociste, también quisiera que fueras lo único que me atase a este mundo pero lamentablemente no es así. Por esta vida que me fue dada hoy me toca despedirme de ti y decirte adiós, sabiendo que en mi corazón siempre vivirás solo tú... mi único amor (TN) _____.

Siwon"

Doble el papel y lo deje en medio de aquel cuaderno, para después dejarlo sobre mi escritorio. Si bien no me sentía bien, al menos había podido descargar un poco esa agonía con la cual estaba viviendo.

Volví a abordar mi coche y conduje hacia otro sitio. Sonreí mirando el lugar al que había llegado, todo me resultaba tan familiar, jamás debí haber salido de aquí.

Aparque mi lujoso coche al costado de la carretera, las personas de por allí miraban asombrados el auto que me pertenecía. Me detuve en la vereda mirando la casa que estaba frente a mí, pequeña y humilde, mi hogar. Me acerque hacia la puerta y di unos golpes. La puerta se abrió luego de unos breves segundos, el hombre que se asomó por la puerta me miro con cierto asombro, parpadeo un par de veces tratando de distinguirme.

— Siwon...—sonrió cálidamente—

— Hola papa...

Jung Tae era mi padre, el hombre que me crio, me educo y me brindo todo su cariño desde que era un niño.

Cunado cumplí 10 años mi madre me conto una historia, nuestra historia. Mi madre había conocido Choi Ki Ho cuando era una adolescente, jamás fue consciente de que era un hombre casado. Cuando ella supo que estaba embarazada de mí y tras informárselo el simplemente le dio la espalda, fue en ese momento que ella supo que él era un hombre casado. Al marcharse dejo en claro que el jamás dejaría a su esposa ni mucho menos renunciaría a su gran fortuna por una humilde chica. Mi madre estaba completamente sola en el mundo, no tenía familia pero sin embargo dio lo mejor de sí misma para salir adelante sola con un hijo a cuestas. Mama conocido a mi padre Jung Tae en un restaurante donde trabajaba de mesera, él era un simple obrero que trabajaba en construcciones, solía ir a comer allí a la hora del almuerzo. Él se enamoró perdidamente de  ella, al igual que ella de él, en ese entonces yo ya tenía 2 años, mamá solía dejarme en una guardería. Un tiempo después mamá y papá se casaron y fuimos una familia. Jamás supe que él no era mi verdadero padre, lo supe a los diez años cuando él y mamá me hablaron con calma y me contaron la historia de cómo vine yo al mundo y de cómo ellos se habían conocido, recuerdo que ese día abrace con fuerza a mi padre y llore, odiaba la idea de saber que él no era mi verdadero padre, pero el dejó en claro que aquella verdad jamás cambiaria las cosas entre nosotros y que yo siempre seria su hijo, y así fue, yo continúe siendo su hijo del que él siempre estaba orgulloso y el mi padre, el hombre al que más admiraba.