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Yoongi casi no pudo dormir en toda la noche. Por su cabeza, lo único que pasaba era el rostro de Jimin, su cabello rosado, sus mejillas que se teñían de ese mismo color cuando estaba avergonzado; en su sonrisa, que era una de las sonrisas más bellas que había conocido en toda la vida. Yoongi había peleado consigo más de una vez preguntándose cómo alguien podía ser así de precioso, pero la respuesta siempre terminaba en que había venido del cielo; donde todo parecía ser perfecto y hermoso.

Esa mañana, cuando se despertó y vio a Namjoon y Seokjin juntos, se sintió abandonado por no tener a su espíritu protector junto con él. Seokjin le miró con preocupación, e insistió en preguntar qué había ocurrido.

—No quiero ser molesto, pero no puedo evitar pensar que quizá tu hayas discutido con Jimin... ¿Es por eso que él no está aquí? ¿Qué puede pasar si no regresa?

—No estoy seguro, Jin-ah —se revolvió el cabello, dándole un trago profundo a su café, y se relamió los labios esparciendo el sabor por su boca. El mayor de los dos le dio un masaje en la espalda tratando de tranquilizarlo.

—Da lo mejor de ti y encuéntralo, ¿bien?

—Lo intentaré.

—Namjoon, vamos —llamó a su espíritu, éste estaba escondido en una de las esquinas de la pared y al escuchar su nombre dio un pequeño salto en el lugar alterándose, pero rápidamente siguió a su humano—. ¿No irás a trabajar?

—Prefiero quedarme, gracias.

—Como quieras, volveré a la tarde. Si no tienes ganas de cocinar, ve a comprarte un ramen en la tienda de aquí a la vuelta —Min asintió con la cabeza, aún con su cabeza en otro lado. Seokjin se marchó de la casa junto a Namjoon, dejando al chico rubio solo en el departamento.

Intentó de calmarse, pero es que toda la noche y toda la mañana se la había pasado pensando en Jimin pero nada venía a su cabeza, no existía lugar, ni imagen que apareciera para decirle dónde se encontraba, y eso conseguía impacientarlo. ¿Por qué no podía descubrir dónde se encontraba Jimin? ¿Por qué el truco no estaba funcionando?

Lavó su taza sintiendo que si aplicaba un poco más de fuerza en esta, podría romperla. Pero sería imposible para él controlarlo, porque la preocupación comenzaba a convertirse en furia en su interior. Las preguntas de su cabeza subían de tono y se transformaban en un grito desesperado. ¿¡Por qué no conseguía dar con el paradero de Jimin!?

La última esperanza que le quedaba era buscarlo por la ciudad, ¿pero cuál sería el punto? El pelirrosa le había indicado que debía cerrar sus ojos y pensar en él. Pero maldita sea, lo ha intentado no una, ni dos, ni tres, lo ha intentado mil quinientas veces, y sin embargo; nada parece ocurrir.

Lo intentó otra vez, pensó que esa sería la última, cerró sus ojos y pensó en Jimin, pero otra vez más, no aparecía nada en su cabeza. Se hartó de esta situación en un instante, y tomando su mochila y sus llaves, salió del lugar directo hacia la cafetería. ¿Para trabajar? No. Necesitaba hablar con alguien que parecía tener un poco más de experiencia que él. Porque era la única persona que conocía a excepción de Seokjin que tenía un espíritu como él, y por más de que Hoseok fuese un hijo de puta que abandonó al suyo, tenía que hablar con él.

Ir en el subte sin Jimin lo hizo sentir nostálgico, era increíble pero se había acostumbrado tanto a hacer su rutina diaria con él que no tenerlo a su lado lo hacía sentir solitario.

Mierda, pensó. Te necesito, Jimin. De verdad te necesito.

En ese instante, una imagen apareció en su cabeza por dos milisegundos, sólo consiguió distinguir árboles, pero no vio a Jimin. ¿Era una pista de su paradero? ¿Lo había logrado? ¿Pero en qué parque se encontraba?

Como todas las noches [PJM+MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora