Yoongi se vio parado en la puerta de la casa de Seulgi después de una larga y muy bonita noche. Ninguno de los dos estaba seguro de cómo deberían despedirse, por el contrario ambos decidían quedarse quietos en el lugar con cierta vergüenza.
—Bueno, será mejor que...
—Deberías ir... —dijeron al unísono, generándoles aún más sonrojos. Seulgi se rió y decidió continuar ella primero—. Sí, deberías regresar a tu casa. Ya es tarde.
—Tú asegúrate de descansar bien, ¿eh? —le contestó, observando la ventana y viendo la sombra de una cabeza que parecía espiarlos—. Lamento haber elegido mal el lugar... La próxima vez prometo llevarte a algún sitio mejor...
—¿Próxima vez? —sonrió Seulgi, acomodándose el cabello detrás de su oreja—. De acuerdo, entonces. Lo esperaré con ansias.
—Bien... —murmuró, caminando hacia atrás y comenzando a saludarla con su mano—. Adiós...
Pero Seulgi no parecía conforme, por el contrario pareció fruncir el ceño con diversión y detenerlo tomándolo del brazo. Yoongi no comprendió, pero cuando sonriendo Seulgi le tomó el rostro y le dio un suave y corto beso en los labios fue que pudo comprender hacia dónde iba. Así, sin más, Seulgi mantuvo aquella sonrisa y se metió dentro de su casa, dejando a Yoongi aún más confundido que antes y con el rostro excesivamente rojo.
En el camino a su casa, en lo único en que podía pensar era en lo bonita que había sido toda esa noche y en cuánto ansiaba volver a ver a Seulgi. Se sentía como un tonto, pero de cierta manera, aquella sensación era agradable. Le gustaba todo lo que Seulgi estaba generándole.
Entonces un suspiro salió de sus labios cuando cerró la puerta detrás de él y se vio dentro del apartamento nuevamente. Su corazón le latía demasiado. ¿Aún estaba nervioso? Ni él podía comprenderse. Casi no notó que la luz del comedor estaba encendida y se preguntó por qué motivo era así. ¿Por qué no la apagarían al irse del comedor?
Y fue esa pequeña lamparita que lo hizo volver a la tierra y recordar todo lo que había sucedido antes de irse a aquella cita. Comenzó a preocuparse, corriendo hacia su habitación y prendiendo la luz para buscar aquel cabello rosado de siempre, pero allí no había nadie. Yoongi no parecía querer asumir lo que estaba pasando y corrió hacia su armario, con la esperanza de que estuviese allí escondido, pero tampoco fue así.
Sin embargo, siguió sin darse por vencido, y caminó hacia el baño buscándolo en la ducha, pero sorpresa: nada. Corrió hacia la pieza de su compañero y sin tocar la puerta ingresó y prendió la luz, generando que Seokjin se despertara quejándose.
—¿Qué te ocurre, Yoongi? —Pero Yoongi no lo escuchó. Sólo miró a su alrededor, probando suerte en el armario de su compañero también—. ¿Siquiera eres consciente de qué hora es? ¿Qué estás haciendo?
Cuando el último escondite en el que podría haber una mínima posibilidad de que Jimin se encontrase también fue despejado, Yoongi cerró la puerta del armario lentamente, como quien ha perdido toda alegría y/o energía del cuerpo. Se giró a ver a su amigo que, aún confundido, le miraba ahora con cierta preocupación.
—Algodón... Algodón se ha ido —salió finalmente de sus labios, y con esas palabras Seokjin entendió todo, saltando de su cama y acercándose a su amigo.
—¿Cómo? ¿Ya... Ya se ha ido? ¿Él también? ¿Pero por qué? ¿Qué pasó?
Yoongi se agarró el rostro, dejando que las lágrimas comenzaran a recorrerle el rostro. Por su cabeza, lo único que pasaban eran los momentos compartidos con Jimin, todas las sonrisas que él le había sacado, su sonrisa... Pero lo que más presente estaba era el comienzo de todo. Aquel día en que se había despertado con él sobre su pecho y que luego ese mínimo suceso se les volvería rutina a los dos. Y todas las noches, dormirían juntos y acompañados. Porque estar con Jimin siempre le había hecho sentir seguro, le había hecho sentir tranquilo. Sentir que tenía alguien que le ayudaba lo había relajado tanto, al punto en que ni siquiera se había preparado mentalmente para el día en que ya no estuviera con él.
Antes de conocerlo, él era tan diferente... Testarudo, arisco y frío con la gente que le quería. Ni siquiera tenía una relación cercana con Seokjin, aún viviendo en el mismo lugar. Jimin le había enseñado tantas cosas, a conocerse, a aceptarse, a aprender a quererse y también a querer, lo que le permitió conocer gente nueva y...
De pronto, a su cabeza le vino la imagen de Seulgi y todo pareció cobrar sentido.
—Él cumplió mi deseo... —susurró más para sí, pero Seokjin pudo escucharlo.
—¿Lo cumplió? ¿Pero cuál era?
—Ya no estoy solo... —expresó, y con esa frase su llanto pareció empeorar—. Conocí a Seulgi, mejoré mi relación con Hoseok, mejoré mi relación contigo... Seokjin, nosotros antes ni siquiera...
Seokjin se mordió los labios y lo abrazó sin dejarlo terminar.
—¿Sabes...? —contestó, luego de unos minutos en silencio—. Si hay algo que entendí desde que Uvita se fue... Fue que realmente deberíamos dejar de pensar que hicimos las cosas por ellos. No creo que a Jimin o a Namjoon les guste escucharnos decir que somos lo que somos hoy gracias a ellos. Ellos nos ayudaron a entendernos mejor, pero que hoy tengas la oportunidad de salir con alguien que te hace bien, que hayas mejorado tus amistades... Eso es todo mérito tuyo.
Con las palabras del mayor, Yoongi se rompía en un llanto más y más grande, pero lo escuchaba. Lo escuchaba desde el corazón porque sabía que tenía razón.
—Es difícil seguir con tu vida después de haberlos conocido —continuó—. Es más que lógico que estés pensando que no sabes, o no puedes, continuar tu vida si él no está contigo, pero a mí me ha servido agarrarme de la fuerza del hecho de que yo logré todo lo que tengo ahora. Ellos nos ayudaron e impulsaron, pero estamos donde estamos porque nosotros pudimos lograrlo. Estoy seguro que Jimin querría que pienses así.
Él asintió con su cabeza, dándole toda la razón, mientras se limpiaba el rostro. —Sí, lo sé. Lo sé... Pero siento que no pude agradecerle lo suficiente por haber estado todo este tiempo conmigo. Por haberme escuchado y por haberme hecho tan, pero tan feliz...
Seokjin con esas palabras pareció ponerse nostálgico recordando a Uvita y sintió cómo sus ojos de a poco también se iban aguando.
—No tengo ninguna duda de que ellos han de estar viéndonos desde arriba.
—Algodón debe estar insultándome por estar llorando por él...
—Y Uvita ha de estar gritándome que deje de llorar mientras él llora también...
Y los dos sueltan una risa con muchísimos sentimientos encontrados, pero el que más sobresalió de todos ellos fue la felicidad que sentían en su corazón y que siempre duraría, por el simple hecho de haber podido conocer a sus espíritus protectores.
Jimin siempre viviría en el corazón de Yoongi y Yoongi siempre viviría en el corazón de Jimin. Y ninguno de los dos tenía ninguna duda que, en algún momento, en algún lugar, ellos se volverían a encontrar.
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NO, NO ES EL FINAL. O sea, sí, algo, pero el próximo capítulo sí es el último y vamos a ver la perspectiva de Jimin T_T Nos veremos en el próximo corazones de melocotón, gracias por el apoyo<3
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Como todas las noches [PJM+MYG]
FantasyLos espíritus sólo son enviados a la tierra cuando los humanos necesitan de éstos. Cada espíritu está conectado a un ser humano determinado, y cuando éste necesite ayuda, su espíritu será enviado a la tierra. Park Jimin es el espíritu encargado de M...