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-¿Mal día?- Preguntó mi vecina. Esa del segundo que era una metiche total.

-Ahá.

-¿Qué pasó?

Me recargué en la pared del ascensor.

-Me encontré a mi ex y mi mejor amiga y yo peleamos.

-Oh. Seguro que él era un imbécil. Y llama a tu amiga. Las amistades son muy bonitas como para romperlas.

Le sonreí forzadamente y en cuando llegó a su piso, pulsé el botón del cuarto como si mi vida fuese en ello.

Tenía ganas de solo dormir y no despertar nunca.

En vez de eso, llamaría a Nala. Si total, ya no me quedaba dignidad.

Se me fue cuando decidí guardar el número de Hyeonji.

En cuanto llegué a mi piso, me senté en el sofá y pulsé la llamada rápida, donde tenía a mi único contacto.

Así de sola estaba.

-Hola, soy Nala. En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje- Suspiré. Colgué, por que Nala ni siquiera sabía abrir un mensaje de voz.

Mañana me quedaría todo el bendito día tumbada en la cama, comiendo nutella y helado.

Andrés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora