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—¿Sabes?— Hice un sonido de asentimiento para que siguiese mientras le daba a la cisterna —No me molesta que tengas la regla— Fruncí el ceño. Era obvio que no le iba a molestar, ella también la tenía.

—No te entiendo.

Yuna se acercó a la puerta y por un momento pensé que iba a abrir. Pero cerró con pestillo.

Se giró a verme.

Agradecí el que el baño fuese mediánamente grande.

—Nala me ha dicho que también eres lesbiana— Yuna dio un paso. Yo retrocedí otro.

—Ahá...

—Y también que el día que nos conocimos le dijiste que una pelirroja del baño estaba buena.

Tragué saliva.

—N-no sabía que eras tú.

—¿Te hice pensar que me había ido?

—Sí.

—Jihye... Dime algo, ¿Has tenido tu primer beso?

Asentí.

—¿Qu-qué estás haciendo?

Yuna dio más pasos en mi dirección, y yo retrocedí hasta chocar con la pared.

—Es una pena... Yo nunca tuve mi primer beso. ¿Me enseñarías?

Abrí los ojos como platos. Si Nala hubiese estado allí, se habría burlado diciéndome que al fin abría los ojos.

—Yuna, Nala está aquí...

—La mandé a comprar más chocolate.

Tragué saliva. Puso sus manos a los lados de mi cabeza, y acercó su cara.

—Yu-yuna.

—¿Sí?

—Invades mi espacio personal.

Ella soltó una carcajada antes de separarse y tomarme de la mano.

Quitó el pestillo y abrió la puerta.

—Bien, sigamos viendo la serie.

Suspiré aliviada. Yuna conectó su portátil a la televisión de mi habitación y puso el play. Las dos nos acurrucamos en la cama, bajo las sábanas.

—No pienso besarte, me pegarás el resfriado— Yuna soltó una carcajada, a la vez que la intro de Hwarang comenzaba a sonar.

Andrés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora