Capitulo 8.

616 54 2
                                    

Ladies, lamento tanto la tardanza de actualización (/¬¬) pero estaba tan metida con las otras historias y abandoné esta momentáneamente, (mántenme o algo) pero bueaaano, les dejo este capitulo que en lo personal es de mis favoritos.

Disfrútenlo <3

xoxo

__________________________

Después de mi completamente inapropiada fantasía cerca del rio, en la cual decidí culpar al inusual caluroso clima, decidí que intentaría arreglar las cosas con Russell. En parte porque conocía a Mamá y no me dejaría en paz si termino con él, pero principalmente era porque quería distraerme de nuestro nuevo huésped.

Así que en un intento de arreglar mi fracasada relación, invité a Russell a mi casa a ver un maratón de películas, al principio se sorprendió pero cuando escuchó que no habría nadie en casa rápidamente aceptó.

-Es genial.- dijo una vez que la película empezó.- Fue una buena idea. - Me encogí de hombros. Pasó un brazo alrededor de mis hombros y acercó más a él.- Y estamos solos.- me separé de él.

-Ni si quiera lo pienses, Russell. Ya hemos hablado sobre eso.-

-Está bien.- dijo de mala gana y resistí las ganas de golpearlo.

-¿Sabes que es posible que dos personas se sienten en una habitación solo para disfrutar una película sin la necesidad de tener relaciones?

-No para mi.- murmuró volviendo la atención a la película.

Me acomodé en el sillón e intenté poner atención en la película, casi empezaba a arrepentirme de haberlo invitado. Aunque estaba contenta de haberle ocultado que los planes de alguien se habían cancelado, así que no estábamos solos. Cuando llegué a casa después de la escuela, Mamá me contó que el Prof. Carlton también se quedaría en casa el viernes por la noche. En cuanto me lo dijo, quise avisarle a Russell que no podría venir, pero después recordé que de todos modos no había pasado nada.

La mano de Russell descansó en mi rodilla, con su atención todavía en la película, a pesar del sentimiento de desagrado no intenté apartarla. Me quedé donde estaba tratando de evitar pensar cómo sería si él fuera alguien más, esa persona que de hecho, estaba arriba en el cuarto de huéspedes.

Sería una larga noche.

#

-¿No me puedo quedar?- preguntó Russell por millonésima vez.- No hay nadie de todos modos.

Casi le digo que sí porque no había intentado hacer nada, pero no quise hacerlo. Tenía el presentimiento de que era solo una actuación y en cuanto le dijera que podía quedarse, lo dejaría. Me estremecí solo de pensarlo.

-No, Mamá me mataría.- respondí.- Te veo el viernes.- rodó los ojos.

-Terminarás como prefecta si sigues actuando como la chica modelo.- le golpeé el brazo.

-Terminaré por echarte si no te vas tu solo en los próximos dos segundos.- me sonrió abiertamente.

-Te veo el lunes Al.

Después de besar mi mejilla, se fue sin decir nada más. Me tomó un minuto recuperarme del shock por el hecho de que se fue tan fácilmente sin siquiera dejarme cerrar la puerta.

-¿Intentó algo contigo?

Brinqué al escuchar esa ridículamente hermosa voz detrás de mí. No pude evitar darme cuenta de que había una nota de irritación, pero quise asegurarme de que no lo imaginé.

-Eso no te incumbe.- solté dándome la vuelta para entrar a la cocina. Venía detrás de mí.

-Tus padres me pidieron que lo vigilara, creen que te está forzando a hacer cosas que tu no quieres.- definitivamente era enojo. Me serví un vaso de agua.

-Entiendo que eres mi profesor y que se supone que debes ver los alumnos y todo, pero esta cerca de empezar a molestarme.- ni se inmutó por mi comentario.

-Simplemente es preocupación.

-Estupideces.- permaneció en silencio un momento observándome terminar mi vaso de agua.

-Parece que tu vocabulario se ha vuelto muy colorido.- declaró seriamente.- ¿Es la influencia de tu novio?

-No es tu jodido problema.- repliqué y sus labios se torcieron.

-¿Qué es lo que hace? ¿Se sienta y te enseña cómo arruinar tu vocabulario?

Apreté mi vaso, no confiaba en poder hablar. Sabía que si seguía molestándome, el día de mi capitulo perdido del ensayo se repetiría. Podría tratar de tranquilizarme pero después saltaría sobre él, no es que no me gustara esa idea, solamente no quería dejarlo ganar. Otra vez.

Su mirada me hizo comprender que ya sabía lo que estaba haciendo.

-O tal vez te hizo prometerle algo.- había un brillo en sus ojos.- ¿Te orilló a hacerlo? ¿Lo hizo?

Dejé cuidadosamente mi vaso en el fregadero.

-¿Cuál es tu maldito problema?- apretó la quijada,

-Russell Carter.- hubiera dejado caer el vaso de seguir sosteniéndolo.

-¿Qué?

-Me escuchaste perfectamente- dijo con los dientes apretados.- Se pasea por la escuela como si fuera de su propiedad y coquetea con cualquier chica que lo voltea a ver.- se veía sumamente molesto.- Después juega con tu mente y te hace sentir mal por no abrirle las piernas como lo haría cualquier otra persona.

Solo pude observarlo fijamente.

-Le dijiste que no querías tener sexo con él.- empezó a pasear por la cocina.-Y después te dice que cree que está haciendo algo mal porque lo estas evadiendo, tú dices cosas que lo hacen pensar eso. Jesucristo, sabía que era un pendejo desde la primera vez que lo vi.- se giró hacia mí, si expresión se suavizó ligeramente.-No lo sabes, te sientes mal por eso, ¿no es así? Es por eso que lo trajiste esta noche.

Asentí sin aliento, me sorprendí cuando me di cuenta de que había lágrimas en mis ojos, entré en shock por todo el sentido que tenía. Se paró frente a mí y limpió cuidadosamente las lágrimas que caían por mi mejilla, su pulgar permaneció un momento más. Olvidé todo mi enojo hacia él.

-No te culpes.- dijo lentamente.- No es tu culpa, no lo sabias. Las personas como él lo hacen.- dejé salir un suspiro entrecortado.

-Debí saberlo. Dios, debí terminarlo cuando descubrí lo de la apuesta.- frunció el ceño.

-¿Qué apuesta?- desvié la mirada.

-Lo hicieron apostar de que tendría sexo conmigo para Halloween.- sus ojos destellaron.

-Hablaré con él sobre eso la próxima vez que lo vea.- me recobré rápidamente de mi estado.

-No, no lo harás.

-¿Por qué no?- demandó saber.

-Porque aún es mi novio.- le recordé.- No puedes ir a sacarle la mierda, no lo conoces.

-Lo conozco lo suficiente.- replicó. Me separé de él.

-No te le vas a acercar.

-Entonces termínalo.- se escuchó suplicante.-Antes de que obtenga lo que quiere.

Quise decirle que lo haría, pero no podía. Si terminaba mi relación con Russell no tendría nada para distraerme del hombre semejante a Dios que estaba frente a mí, ¿Después que pasaría conmigo?

Lo miré hacia arriba.-No puedo.

Por una apuesta. (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora