Sofia.

25 1 0
                                    

Corrine se lo tomó con calma conmigo. Me dio a beber agua y se lo agradecí, porque todavía tenía fresco el sabor de la sangre de Derek en mi boca. Tuvo mucho cuidado de no presionarme u ordenarme las cosas, que era exactamente lo que Derek habría hecho de haber estado bajo su cuidado. Me ofreció un conjunto de ropa limpia para cambiarme. Me sentí muy aliviada cuando me trajo unos jeans y una blusa. Era agradable ver algo que me pondría en mi vida anterior. Los vestidos y las faldas que me habían proporcionado en la casa del árbol de Derek eran bonitos y muy femeninos, pero parecía que la única razón para ponérmelos era que los vampiros pudieran acceder fácilmente a mi cuerpo, algo que Lucas ciertamente había aprovechado. Me puse los jeans dándome cuenta de lo irracional de mis pensamientos. Para empezar, no era como si me pusiera jeans para irme a la cama. Aún así, el tacto acogedor y ajustado del tejido sobre mis piernas me proporcionó un atisbo de consuelo. «Al menos no tendré que sentir el tacto de las manos de Lucas sobre las piernas desnudas.» Me estremecí, recordando la forma en que me había tocado. Supe que no iba a ser la última vez. Lo que más me aterrorizaba era lo desvalida que me sentí en aquel momento. No quería volver a sentirme así nunca más. —¿ Te gustaría hablar de lo sucedido? —preguntó Corrine. Me senté en el borde de su cama y ella acercó una otomana para sentarse justo enfrente de mí. Señaló un cuenco con fruta que había en la mesita de noche. —Si estás hambrienta... Negué con la cabeza. —No, gracias. Agradecí de verdad la forma en que me estaba tratando. Se comportaba como la hermana mayor cariñosa que nunca tuve. —¿ Qué ocurrió, Sofía? Te prometo que, cuentes lo que cuentes, no saldrá de esta habitación si tú no quieres. —No lo recuerdo —mentí. Recordaba hasta el detalle más nimio—. Cuando desperté ya tenía los cortes en la espalda y el mechón de pelo de Gwen en la mano. Me dirigí al baño y... —sentí que me ahogaba al recordar el final de Gwen—. No se merecía morir. Sabía que tenía que proteger a las otras chicas de lo que le había ocurrido a Gwen. La amenaza de Lucas aún resonaba en mis oídos. No dudaría en destruirnos a mí y a las demás aprovechando la primera oportunidad que tuviera. —Tienes razón. No lo merecía. ―Los ojos castaños de Corrine me miraron con firmeza―. Sofía, no puedo ayudarte si no eres honesta conmigo. ¿Fue Derek el que te hizo esto? —Ya te dijo que no fue él. —Sí, pero quiero oírlo de tu boca. Me sorprendió el sentimiento de protección que sentía hacia Derek. Casi me sentí insultada porque alguien insinuara que era capaz de hacer eso. —Si Derek lo hizo, tampoco sería un escándalo, ¿verdad? Después de todo, somos sus esclavas. ¿No se le permite hacer lo que le plazca con nosotras? El único motivo por el que esto es tan importante es porque lo hizo otro, y eso es un gran insulto para Derek. Corrine sonrió, casi como si estuviera orgullosa de que hubiera llegado a esa respuesta por mí misma. Me sentí como si estuviera jugando con mi mente. —Da la impresión de que le importas mucho al príncipe. Parecía afligido porque te encontraras en este estado. Permanecí en silencio. Me asustaba lo que ocurriría a continuación. Deseaba ardientemente creer que le importaba a Derek lo suficiente como para elegirme a mí por encima de su hermano, pero si había soportado durante cientos de años ser una criatura a la que odiaba solo para salvar a su familia, ¿por qué me iba a elegir a mí antes que a Lucas? Muy probablemente, Corrine vio que no iba a llegar a ninguna parte con esa línea de interrogatorio, así que intentó un abordaje diferente. —¿ Te parece bien contarme qué te ha parecido todo este tiempo que llevas en La Sombra? Tengo bastante curiosidad por saberlo. No encontré ninguna objeción en hablar de eso, y pronto me descubrí abriéndome a ella. Derramé todas las sensaciones que todavía tenía frescas en la memoria, todos mis miedos y aprensiones, e incluso momentos robados de deleite y maravillas. Le conté cuánto echaba de menos a mi mejor amigo y lo preocupada que estaba por él. No sé por qué lo hice. Quizá solo fuera la necesidad de tener una amiga, una aliada. Lo único que le oculté fue lo que Lucas me había hecho y la amenaza que me había lanzado si le contaba a alguien lo ocurrido. Sin embargo, me hice a mí misma una promesa mientras hablaba con Corrine. Me prometí que Lucas no se iba a librar de las consecuencias de lo que le había hecho a Gwen. «Tarde o temprano, pagarás.»

Sombra de vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora