Tercera Parte: Capítulo 12 | La visita continuó.

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La tarde avanzaba y las ansias por conocer más lugares en aquel fantástico lugar eran inquietantes, Naelani se encontraba en una batalla mental tratando de procesar y acomodar toda esta información recibida en tan poco tiempo.

Se encontraba de alguna manera en el inframundo de estos seres, todos los que estaban a su lado estaban muertos y si bien con su llegada se abría la oportunidad de revivir a los ejércitos que lo acompañarían en su misión, era triste ver cómo había terminado todo, el ahora salvador no podía ocultar la vergüenza por sus actos pasados, esto era en gran parte su culpa y no hallaba la manera de explicarlo.

Bajo su máscara y entre muchos pensamientos poco a poco todas sus dudas se habían disipado, comprendía su situación en ese momento y aun así era demasiado complicado aceptarlo, había tantas cosas que estaban mal con los Olvadias, tantas mentiras represadas, demasiada verdad oculta, tanta que se sentía aún más y más decepcionado de sí mismo, de pertenecer a ellos y de haber obrado tan equívocamente en el pasado.

¿Habría perdón por algo así a su reino?

Seguramente no, Shirisse, Swae y Aishi sirvieron como confidentes y consejeros de todas estas revelaciones de las que el salvador les compartía en su llegada al templo de los Sencyzius, ellos comprendiendo su terrible pasado le sugerían aplicar la justicia de manera que no se confundiera con la piedad, el perdón y la misericordia.

Eso nunca.

La única alternativa de imponer la justicia en Ouckranium era ejecutando los mismos actos recibidos en el pasado, le llamaban «ojo por ojo, diente por diente» pero sin embargo en esta frase no podía esconder cada violenta invasión, cada sangrienta masacre y cada profanación a la vida de cualquiera que hubiese estado inmerso en esa guerra.

Ningún acto pasado tenía justificación, ni validez ahora, esta guerra que estaba por iniciar habría que justificarse con verdaderas razones, con objetivos claros y con ideas ciertas y acertadas, el planeta necesitaba a los cuatro reinos de nuevo conviviendo en paz y armonía, hasta el último día se lucharía por eso, todo lo que había en el pasado debía reconstruirse para tratar de olvidar esos horribles años y comenzar una nueva era de luz.

«Si he de haber una guerra que sea por los fines correctos»

Esta y muchas más razones fueron expuestas por Naelani a sus acompañantes y a todos los presentes durante el discurso de bienvenida al palacio del dios Aaron, los cientos de Sencyzius aplaudían y enaltecían al salvador que asombrado detallaba cada rasgo característico de cada uno y uno de los más destacados fue el diseño de todo en su interior, el fuego como símbolo de aquel reino y los metales estaban plasmados en todas partes y en sus construcciones, de no poseer esa flama en su cuerpo que le impedía quemarse, seguramente moriría incinerado al instante por el clima tan hostil del lugar, ver y sentir todo esto era un verdadero espectáculo.

Naelani retomando la palabra durante el discurso reconoció haber estado dominado mentalmente por Pharoom y que del actuar en el pasado solo quedaba el arrepentimiento, también reiteró el incentivo a todos los presentes en apoyar durante la guerra, una nueva era se acercaba y el nerviosismo se hacía notar, aun no imaginaba como iba a ser su descenso al planeta con 2500 hombres con el objetivo de iniciar una rebelión al oscuro régimen.

Había que estar muy concentrado en la misión y por supuesto trabajar como uno solo, sin más que decir fue aplaudido por todos los fervientes guerreros y seguido de esto recorrió un poco más de la ciudad situada en los alrededores del palacio, aprendiendo de sus costumbres y demás curiosidades en las que notó de los habitantes muchas habilidades, sin duda había sido una tarde de mucho aprendizaje conociendo todos los usos que se lo podían dar al fuego.

Tierra de Oscuridad. [Ouckranium #1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora