4: La Bienvenida

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Night Club era el nombre del local donde Sunshine solía trabajar algunas noches, a pesar que lo que hacía no era más que entregar y recoger bebidas a medio tomar, las propinas que acostumbraba a obtener en aquel lugar eran suficientes para cubrir los gatos de alquiler de la casa donde su madre y su hermana vivían, sin dejar de asistir a la academia de surf por obligarse a encontrar un trabajo de tiempo completo.

Por el día bailaba con las olas y por la noche esquivaba mesas y borrachos, tal vez sería una vida dura para algunos, pero Sunshine agradecía la suerte que se le había entregado al conseguir aquel empleo que no exigía más allá que los trabajos por las noches entre algunos días de semana y fines de semana.

Aquella noche Sunshine había llegado más temprano que otras, ella simplemente deseaba permanecer alejada de la playa y las calles donde pudieran reconocerla. Después del enfrentamiento con aquella extranjera, la morena se sentía frustrada y enojada; Más que por perder, por no haber podido adaptarse a la corriente y las olas de aquel día.

El no haber entendido la playa en donde surfeaba desde niña, era algo que no lograba perdonarse.

De pronto una de las copas húmedas que recogía, resbalo de sus dedos y estrello en el piso con un fuerte sonido.

—Diablos...—Sunshine corrió a agacharse para empezar a recoger cada pedazo con sus manos desnudas, antes que se metiera en aprietos con el gerente del local que no dudaba en ponerla en "Jaque" con cualquier minúsculo error.

Por accidente un vidrio roso uno de sus dedos, dejando un pequeño corte. Esta apresuro a observar la cortada que comenzaba a derramar pequeñas gotas de sangre.

Sunshine se quedó por unos segundos observando caer gota por gota sobre el vidrio roto y sus tacones negros que eran parte de su uniforme. Pensando si tal vez lo que estaba haciendo no era realmente lo que debía hacer y era preferible abandonar aquel sueño de surfear en las ligas profesionales, buscar un trabajo de tiempo completo y terminar de pagar las deudas de su familia.

Un suspiro amenazaba con dejar salir además de gotas de sangre, lagrimas a través de sus ojos, pero resistió con fuerza, cuando de pronto sintió que alguien la jalaba para colocarse de pie.

— ¡Hey! —Grito enojada sin la posibilidad de ver más allá que la espalda y unos mechones rojos de cabello.

Reconoció la silueta.

—J-hope... ¿Qué haces? Suéltame. Estoy trabajando...—forcejó con el brazo, pero no logro aflojar el agarre.

Hoseok se limitó a ignorarla cuando el gerente salió de la puerta de la cocina y se enfrentó ante los dos jóvenes.

— ¿Qué ocurre aquí? —Preguntó el gerente, el cual se notaba que no superaba los 40 años de edad aun. Este lucía un traje elegante y unos lentes que encajaban a la perfección con sus reducidos ojos.

—Señor Warns, yo...—Sunshine fue detenida al instante por la voz de J-hope.

— ¡George! ¿Qué tal?

— ¿J-hope? ¿Eres tú? Demonios, no te veo desde la competencia en Lanikai... ¿Cómo va el surf?

De pronto el gerente abandono su rigidez en el rostro para desplegar una gran sonrisa al ver a Hoseok. Al parecer por lo que se logró escuchar de su conversación, el había ganado una apuesta cuando Hoseok obtuvo la victoria en una de las competencias de Honolulu de hace algunos años.

Ciertamente, la vida en isla era muy reducida, era inevitable no reconocer rostros a un par de pasos, eso también la hacía un poco peligrosa.

— ¿Sigues en las competencias?

◖G L A S S Y◗ ✗BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora