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El golpe de las olas sobre la arena era tan fuerte, que provocaba suficiente ruido para ocultar el silencio incomodo entre aquellos conocidos que se encontraban sentados en la terraza de aquella posada.
Zico permanecía viendo las olas con tranquilidad, mientras balanceaba su lata de cerveza helada entre sus labios. Por el contrario, Nam continuaba con la mirada fija sobre la lata que tenía entre sus manos.
—No sé si es una coincidencia... Pero en verdad—Nam frunció el ceño y volteó para enfocar la vista sobre Zico—Esta mierda apesta.
Término por fingir una sonrisa mientras pasaba una mano por su cara.
—Si estás sugiriendo que yo te seguí, estas en un gran error—Respondió Nam con seriedad y Zico volteo a verlo—Cuando me fui... realmente me aleje de todo. Igual el resto.
Zico río en silencio mientras sus hombros se tambaleaban.
—Supongo que tienes razón... habrías llegado con policías y una orden, en vez de estar tan tranquilo jugando con mi hijo.
Nam apretó las manos sobre su lata.
—No sabes las ganas que tengo de hacer eso... Pero no lo hare. Solo por respeto a mi hermana que en algún momento confió en ti.
Zico suspiro.
—No me gusta tener cabos sueltos persiguiéndome... regrese porque se suponía que ya P.O los había resuelto todos—Zico lo observo—Así que en parte, también tu puedes estar tranquilo.
—Yo siempre he estado tranquilo, no tuve que ver con nada de eso.
—Tal vez no directamente. Pero sabes bien que el resto sí.
Nam elevo la mirada mientras su lengua recorría sus delgados labios.
—El Tablero ya no existe... Desde que se destruyó en el accidente, junto a mi hermana. Toda la información se borró, estamos a salvos y tú también estarías igual si no hubieras querido seguir con otros negocios a parte de las apuestas.
Zico bufó exasperado.
—No sé si suenas preocupado por mí o en verdad solo me quieres lanzar en la cara lo que ocurrió con tu hermana.
Nam regreso la vista hacia Zico mientras dejaba la lata a un lado de la silla y se levantaba con fuerza para retirarse.
—RM... No tuve nada que ver con su accidente. Yo no la mate.
Nam se paralizó mientras apretaba los ojos para evitar que sus ojos enrojecieran.
—Ella tomo esa decisión por si sola... para protegernos.
Nam volteo y lo miro con odio.
—Entonces aprovecha la oportunidad que te dio—Espero por unos segundos mientras miraba por una ventana hacia el interior de la casa, viendo como Hoku brincaba sobre los muebles, jugando junto a Moon, en tanto Mihani y su madre reían a gusto— No arruines lo que ya tienes. Si quieres cuidarlo, solo deja las cosas como están y permanece alejado de nosotros y todo lo que alguna vez estuvo relacionado a esos negocios.
