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Después de lo que había ocurrido por la tarde, Min YoonGi o Suga como normalmente lo conocían los que cerraban negocios con el pelinegro, regresó directo a su taller, el realmente tenía varios trabajos acumulados desde un tiempo para acá, pero los había dejado amontonar... ¿La razón? Ni el mismo la tenía muy en claro, o tal vez sí, pero no deseaba admitirla.
—Demonios...—Exclamo este cuando la llave que estaba usando no era de mucha utilidad para cilindro que intentaba regular.
—Hey kihyun, pásame la llave para este alternador, esta no sirve para nada...—Suga lanzo hacia un lado del piso, mientras permanecía acostado debajo de aquella camioneta que intentaba reparar desde hace un tiempo.
Suga había comenzado como todos, sin nada entre las manos, solo con un único y simple deseo, poder tener suficiente dinero como para saldar todas sus cuentas.
Su familia era de bajos recursos, por ello desde pequeño siempre se metía en problemas intentando vender cosas que encontraba en las chatarreras aledañas a las zonas bajas donde solía pasarla.
Debía admitirlo, a veces tenia suerte y engañaba a unos cuantos tontos que no tenían idea de lo que era de calidad o no. Suga no se sentía orgulloso de lo que hacía, pero al menos no estaba haciendo algo completamente ilegal, bueno, no hasta aquella vez...
Suga se quitó un poco de aceite que había caído en su rostro.
—Diablos... kihyun ¿Qué paso con la llave? — Grito una vez más a su compañero de trabajo, era un chico al cual le llevaba un año, a pesar de eso, sus puntos de vistas se asemejaban, asi que se llevaban dentro de lo normal.
Cuando comenzó con el taller necesitaba de alguien en quien pudiera confiar, le había mencionado a NamJoon pero este simplemente para ese momento solo estaba interesado en Surfear al igual que Kim SeokJin y Hoseok.
Cuando kihyun apareció, fue un descanso para Suga.
—Demonios kihyun— Este se rodó sobre la tabla y salió por debajo del carro, dispuesto a reclamarle a su supuesto apoyo
Cuando este salió recordó que le había dado la semana libre al muchacho, por lo mismo que había liberado su agenda y había quedado en que estas dos semanas el taller tendría menos actividad por la celebración que se avecinaba.
El pelinegro chasqueo la lengua y se levantó para limpiar sus manos con un trapo viejo que alcanzo a encontrar entre las herramientas.
Posterior fue hasta el refrigerador del taller que acostumbraba a tener repleto de cerveza o botana para después de un esfuerzo y trabajo.
Abrió la nevera y la encontró vacía, suspiro.
— ¿Algo más puede empeorar esto? —Suspiro este y cerró la puerta de un golpe.
—No hagas eso, romperás la romperás.
Suga hecho un brinco para atrás y volteo con sorpresa. Su mirada se agrando a tal punto que sus pupilas se diferenciaron en sus parpados caídos.
