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Las calles de la ciudad se mantenían solitarias, a comparación de la multitud que se concentraban en las orillas de Waikiki para presenciar las competencias que discurrían aquel festivo día, los autos se mantenían rellenando puestos de aparcaderos y estacionamientos privados, entre uno de estos se desarrollaba el recuentro entre dos conocidos, no tan agradecidos de volverse a ver, al menos no para el pálido que se bajaba de su oscuro auto.
Tres personas esperaban en frente de él, este avanzo de apoco, guardando sus delgas manos entre su chaqueta de cuero sintético, muy obscura para aquel caluroso día.
—Vaya... ha pasado tiempo ¿No es cierto? YoonGi—Se acercó uno de ellos, extendiendo una de sus manos.
Min YoonGi, quien mantenía una vista calmada, sacó una de sus manos y la dirigió a un seguro apretón de manos, sin dar a conocer un incentivo de emoción en su rostro.
—Ha sido un tiempo.
Su contrario sonrió, mientras sacaba un cigarro de sus bolsillos y lo colocaba entre sus delgados labios. Con un golpe suave a la parte inferior de la caja, ascendió otro de los delgados tubos, que termino por ofrecer a Min YoonGi.
Este se negó con su mano.
Sorprendido, su contraparte ahogó una risa sarcástica, mientras guardaba la caja en su pantalón negro entallado y prendía el cigarro, dando una profunda bocanada a este.
—Quien diría... has cambiado YoonGi. Hace algunos años no me habrías rechazado ninguno. —Suspiro este. Hilos de humo blanco salieron entre sus fosas nasales y boca, provocando una pequeña neblina en el oscuro escenario.
—Pero sigo siendo el mismo—Sonrió de forma relajada el pelinegro.
El hombre carcajeo.
—Lo sé... es lo maravilloso eso de mantener una buena amistad ¿No es así? — Su mirada fue fría, pero no casi como la que sostuvo YoonGi—Pensé que me habías olvidado, por esos surfistas amigos tuyos.
—Solo son negocios, el alquiler es barato y ayuda a mantener el perfil bajo... Me imagino que te pasa igual ¿No es así? Con esos otros locales que tienes distribuidos en el centro de la ciudad.
—Por supuesto y por lo mismo estamos aquí hoy... Recuerdas ¿Aquel Favor?
— ¿Qué favor?
—Vamos Min... sabes bien—Jugó con la colilla de cigarro— Sé que tienes un taller en la costa suroeste—Min se mantuvo en silencio, esperando que diera fin a su juego de palabras—Es una buena fachada.
— ¿Quieres dinero? Ya he pagado mi deuda contigo... pero si necesitas más, tengo unos negocios rentables en Miau... Aunque, por las noticias, tengo entendido que te has adueñado de toda la zona de Honolulu...
—Estas bien informado, pero no es lo que piensas... Esas pandillas que han agarrado, no han sido por mí —Confesó este sin mucha importancia— De igual manera, eso no es lo que me interesa...
