6: La Promesa

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La mirada de Sandy seguía perdida entre sus pensamientos...

Aquella chaqueta le había traído tantas dudas sobre el recién conocido compañero de hospedaje... Los comentarios sobre Jungkook de ser un muchacho tranquilo que no buscaba meterse en problemas y que se la pasaba "entrenando" todo el tiempo eran motivos que evitaban que sus dudas se diluyeran, más bien, hacían que tomaran fortaleza en su cabeza.

"Dios, cuídame de las aguas tranquilas... que de las difíciles me cuido yo"

Suspiro mientras salía hacia el porche del hospedaje donde supuestamente aquel muchacho la esperaba.

— ¿Qué haces? —Preguntó la chica curiosa al notar que el muchacho se encontraba viendo por dentro de una cajuela de lo que parecía ser una de esas motos de cuatro ruedas.

Este se levantó y limpio sus manos con un trapo desgastado y cerro la cajuela.

—Nada importante, el motor a veces se atasca...

— ¿Se tranca al hacer los cambios?

Jungkook parpadeo sorprendido.

—Algo así... ¿Cómo supiste?

Sandy sonrió y aparto a Jungkook hacia un lado para volver a abrir la cajuela.

—No sabía que tenían una cuatrimoto. En Sídney solía usar una con el mismo motor, hasta que compre una mejor, esos motores no son confiables. Son antiguos y tienen fallas en los cambios.

—Ya veo... pero no pienso cambiarla. Además, no es UNA cuatrimoto... Es MI cuatrimoto.

Sandy frunció un poco el ceño, ese comentario le pareció incómodo y estúpido. Cerró con fuerza la cajuela.

—Intenta no forzar el croché cuando hagas los cambios... Así no se ahogara el motor.

—Gracias por el consejo— Agradeció Jungkook con un poco de pena al notar que su comentario había molestado a la pelirrubia.

Este tomo un casco extra que tenía en la mesa del garaje y se lo entregó a Sandy, ella lo tomó con fuerza.

—Como sea... Preferiría manejar yo— Esta se colocó el casco y se lo ajusto sin problema—... Pero como no tengo licencia Hawaiana, tendré que confiar en ti.

Jungkook bufo ante ese comentario y se colocó el casco negro que normalmente usaba.

—Vas segura preciosa— Este arranco la moto con el consejo que le había dado Sandy y tuvo un buen inicio.

— Si quieres puedes sostenerte, no quiero que te caigas.

Sandy blanqueo los ojos y se sostuvo a la parrillera posterior.

— ¿Podemos irnos ya? Precioso.

Este rio por lo bajo y arranco de inmediato provocando que Sandy se asustara y poco por la fuerte aceleración del vehículo.

El día era hermoso, tan brillante que cegaba si intentabas ver directamente al cielo y contemplar las gaviotas cortando el viento mientras volaban.

El cielo tan azul y brillante como el mar solo permitía que tus pulmones tuvieran más ganas de aspirar el limpio y ligero aire de la isla.

Sandy estaba admirada por la tranquilidad que se sentía hasta en medio de la autopista en donde no recorrían más allá que unos cuantos autos y camionetas con dirección a la playa. La pelirrubia termino por agarrarse al dorso del muchacho cuando accedieron a la autopista principal, ya que tomo mayor velocidad y no estaba acostumbrada a ir de pasajero.

◖G L A S S Y◗ ✗BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora