Salon de baile

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— Joven William, han pasado seis días y usted pocas veces a salido de la habitación, si no es mucha discreción. ¿Donde va todas las mañanas señor?— intrigado George no pudo contener la curiosidad de saber adónde salía Albert antes de la salida del sol.
— George, no te parece que es mejor que te vallas acostumbrando a llamarme Albert. Así sera menos complicado si te acostumbras antes de infiltrarnos en la Universidad de Edimburgo.
Con respecto a tu pregunta , voy a ver una perra que está en el barco. — respondió Albert con una leve sonrisa.

— Está bien Albert, me suena y siento extraño tratarle así .— Pero usted tiene razón, lo menos que necesitamos es levantar sospechas.
¡Ha dicho que visita una perra!... ¿Y cómo se infiltró ese canino aquí?
— Al parecer es de una joven amiga del marinero asistente de Vincent.
¿¡Sabes que le colocó rosas a toda la caja!? Ja ja ja, muy creativa la joven.
Y dime, ¿porque te sientes extraño llamarme por mi nombre? si tú sabes que eres como un hermano para mi.
Lo que si me gustaría saber es porque casi no hablaste con Vincent, ¿Por Rosemary cierto? — La pregunta de Albert tomó desapercibido a George, creyó que sus sentimientos por Rosemary los sabía esconder muy bien. Nervioso respondió.
— Joven William, quiero decir Albert, yo prefiero no hablar de eso con usted... contigo . Es vergonzoso para mi, y se que no debo.

— No te preocupes George, yo sé lo que sientes por mi hermana.
Lo sé desde hace mucho tiempo.
— Joven, lo siento.
— George, no tienes porque disculparte por amarla, lamento mucho que tú amor por ella no sea correspondido.
— Albert, es algo vergonzoso para mi , se que ella solo me puede ver como un hermano. Yo la amo en silencio desde hace mucho tiempo.
Cuando usted se enamore me comprenderá.
— Para eso falta mucho George, aunque la tía Elroy se está encargando de conseguir una buena "candidata" que esté a mi altura. Como si la posición social me importara.
— Pues es mejor que se prepare, sabe como es su tía y no descansará hasta comprometerlo con alguien.
— Lo sé George, pero no le permitiré que maneje mi vida sentimental.
— Por cierto Joven, por la noche habrá una fiesta en el salón del barco, será la última noche abordo, mañana estaremos llegando al puerto de Londres, Southampton. — Albert guardó silencio por unos segundos.
— ¿Ira a la fiesta? se la ha pasado ordenando papeles de los negocios de Londres y São Paulo. Necesita descansar y distraerse.
— Lo haré George, tampoco puedo desairar a Vincent. Aunque le he pedido que no de mi nombre, que solo me llame por Albert.

En el camarote de las chicas.

— ¡Candy!.. ¿has escuchado que harán una fiesta de disfraces esta noche? Mañana llegaremos a Londres y de ahí tomaremos el tren a Escocia. — Decía Annie mientras se peinaba su hermoso cabello.
— No traje nada de gala para ponerme, vine a trabajar, no me preparé para un evento social mucho menos para una fiesta.

— Tranquila Candy. Tengo un vestido que te encantará y te verás hermosa, además te combina con tus bellos ojos.
—¿ Y tú que te pondrás Annie?
— No te preocupes por mi. Ve y disfruta. Quizás y te encuentre a ese hombre que te dejo volando en el tercer cielo. ¡hum! — exclamó Annie cerrando los ojos sonriendo feliz por su hermana.
— Ha ha ha... humm, Tienes razón... iré.
además podré conversar con Cokie y darle las gracias al veterinario que ayuda a Miena.
— Entonces ven para ayudarte a arreglar. — Annie comenzó hacer maravillas con la bella rubia. Sacando el precioso vestido de una de las maletas, Candy exclamó.
— ¡Oh Annie este vestido es hermoso! — Te verás linda Candy.

En el camarote de Albert.

— Joven William, digo Albert.. ¿Le gustaría que alguien del servicio lo asista?
— No, gracias George... lo haré yo solo, no es necesario que alguien me ayude. Vendrás conmigo ¿ cierto?
— No Joven, disfrute de esta noche con Vincent, no me siento cómodo cerca de él.
— Como tú decidas George, no insistiré. — George se retiró de la habitación dándole privacidad a su amigo.
Nuevamente en la habitación de las chicas, Annie colocaba los pequeños pasadores en la coleta de Candy.

— Lista Candy... ¡te ves hermosa!... toma, ponte este antifaz.
— ¿Antifaz? — sostenido un delicado antifaz verde a juego con el vestido. — Esta bien me lo pondré antes de entrar al salón.
— Diviértete Candy, suerte.... y que te encuentres con ese hombre que tanto llamó tu atención.

— Cuando Candy estaba a punto de entrar al salón, se puso el antifaz.
Aunque su rostro era poco notable, los caballeros no le dejaban admirar la hermosa Dama que había hecho su entrada.
Con un hermoso vestido largo de seda color verde esmeralda y un escote que marcaba sus senos, curvas y parte de la espalda descubierta.
Willam al ver cruzar la puerta a la hermosa joven se quedó sin parpadear.Impresionado con la belleza que sus ojos estaban observando.

La decisión de mi vida.         Albert y Candy Fic ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora